domingo 24  de  marzo 2024
OPINIÓN

ESURIUNT

Tal vez muchos se preguntaran qué quiere decir el titulo de este articulo. Cuando no entendemos algo, es nuestro deber aclarar nuestra duda, o, a veces, por poca diligencia, dejamos pasar la duda despachándola a los rincones del olvido.

LEOPOLDO LÓPEZ GIL*

El gobierno traidor a la democracia, como sucede con esta tiranía criolla, escogió la ruta del olvido y la ignorancia de todo aquello que ni entiende y mucho menos comprende.

Por supuesto, no se ocupará de lo que no concibe ni razona.

Una muchedumbre hambrienta, acéfala, iracunda y llena de vergüenza por la falta de amor patriótico de los gendarmes que la vigilaran,  cruzó la frontera colombo-venezolana. En su marcha, que nos recordó el Nabuco de Verdi cuando el pueblo de Dios huía de Egipto, lanzó un mensaje. Un recado que no ha sido comprendido y mucho menos atendido

La letanía del tren ejecutivo, la voz de quienes administran la nación tiene ruidos demenciales. La letanía, incoherente e inconexa manifiestan pocas o ninguna intención para entender y resolver las angustias de esa población trashumante.

Muy profundo, en las raíces del castellano, para transmitir el breve y contundente mensaje de los peatones del puente fronterizo y con una sola palabra encontré aquella terrible voz con la que los senadores romanos acompañaban al César, cuando veían a la plebe protestar le decían ¡ESURIUNT! ¡Ellos tienen hambre!

¿Será posible que la separación de los jerarcas de la revolución y el pueblo haya llegado al extremo de no entenderse los unos con los otros? ¿O será que, cuando los gerifaltes reconocen el grito de hambre, ¡Tenemos hambre!, No se atreven comunicarle a su chivus maxcimus, tal vez debo decir burricus plenum, que su gente quiere comida?

Bajo condiciones de respeto y el reconocimiento la humanidad, los países desarrollados han construido la Democracia. Sus bases, las que nos permitieron desarrollarla hoy deambulan  absolutamente desorientados por la falta de orientación de sus gobernantes. Los responsables del desgobierno empeñado en demoler un gran logro colectivo.

Es imprescindible que se piense en la gente. Llegó la hora de sustituir los engaños por realidades y meterse entre la gente para ocuparse de sus asuntos. Atribuir la culpa de todos nuestros males a conspiradores, imperios o mercados, es estúpido. Un examen, desprendido de dogmas ideológicos concluye que la responsabilidad de esta trágica caída económica no tiene más base y fundamento que una banda de ladrones que ha utilizado nuestro patrimonio para enriquecerse y olvidaron a su pueblo.

Sabemos bien que la crisis que hoy vivimos tiene responsables con nombres y apellidos. Hombres y mujeres, que siendo designados para evitar una catástrofe,  se agenciaron para provocarla, acelerarla y estimularla.

Llegó la hora de un gran acuerdo. No se trata de un pacto entre políticos. Es un acuerdo entre todas las partes que estimule el renacer de la patria. No es sembrar esperanza, es sembrar el futuro, abonado con el respeto, la inclusión y el reconocimiento a la capacidad del conocimiento.

Otro gran romano, Lucrecio, dijo: - No puede un cuerpo transmutar su esencia sin que deje de ser lo que antes era.

Asi debemos emprender nuestra ruta de regreso del puente y buscar con la cordialidad y concordia la salida del régimen con un cambio radical para lograr un verdadero gobierno de representación.

* Padre del dirigente y preso político venezolano, Leopoldo López

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