viernes 29  de  marzo 2024
CUMBRE DE LAS AMÉRICAS

Nada ha cambiado

A los mandatarios asistentes a la Cumbre les toca denunciar las violaciones de los derechos humanos en Cuba y Venezuela o, como han hecho hasta ahora, mirar hacia el otro lado y aplaudir el momento íntimo de Obama y Castro.

Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

Las vergonzosas imágenes de grupos favorables al régimen de Raúl Castro atacando a opositores cubanos que se manifestaban pacíficamente en un parque de Panamá no dejan espacio a dudas.

El hecho recuerda los oscuros días de las golpizas contra los cubanos que decidieron abandonar la isla durante el puente marítimo del Mariel en 1980, los mítines de repudio contra los miembros de la disidencia durante la década de los años 1990 o, más recientemente, las golpizas contra las Damas de Blanco.

 El presidente Barack Obama y el dictador cubano Raúl Castro pueden darse un apretón de manos o fundirse, si quieren, en un largo abrazo para beneplácito de las cámaras durante la VII Cumbre de las Américas que se celebra en la nación del istmo. Al final, siempre será el encuentro de un demócrata con un tirano, el apretón de manos de dos hombres que representan sistemas diametralmente opuestos, uno representado por la alternancia en el poder, elecciones libres, libertad de expresión, respeto al ciudadano y otro que, básicamente, ha extendido su permanencia en el poder por más de 50 años con una fórmula de control brutal y efectiva basada en la represión.

Por eso las imágenes de las turbas del castrismo golpeando a los que piensan diferente, a sus “enemigos” ideológicos, a los que no tienen derecho a la palabra, a quienes los voceros del régimen tildan de “mercenarios” y han sufrido prisión por el solo  hecho de disentir, no pueden dejar lugar a dudas: el régimen de La Habana hace todo lo posible por vender una imagen de cambio pero en su esencia, sigue siendo represivo.

A los mandatarios asistentes a la Cumbre les toca denunciar las violaciones de los derechos humanos en Cuba y Venezuela o, como han hecho hasta ahora, mirar hacia el otro lado y aplaudir el momento íntimo de Obama y Castro.

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