lunes 25  de  marzo 2024
RAZONES PARA DESCONFIAR

Diálogo en Venezuela

El derecho constitucional de todos los venezolanos de revocar a su presidente, mediante una consulta popular, no debe ser negociado

Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

Existen muchas razones para desconfiar que el diálogo en Venezuela llegue a buen puerto. Si tenemos en cuenta la trayectoria del chavismo, la cuestionada conducta en múltiples momentos, nos atreveríamos a decir que se trata de una estrategia más para ganar tiempo, al mismo tiempo que cualquier esfuerzo de la comunidad internacional quedaría disuelto en el discurso y los pretextos. Nicolás Maduro gana cada segundo que puede para mutar, mediante un golpe blando o duro, a la Asamblea Nacional para despojarla del poder ganado democráticamente, mientras el resto del mundo contempla con asombro o pasividad la miseria en la que ha caído una de las naciones más ricas del continente.

El derecho constitucional de todos los venezolanos de revocar a su presidente, mediante una consulta popular, no debe ser negociado. Los derechos no son negociables, se ejercen siguiendo las reglas establecidas, y eso es precisamente lo que impulsa la oposición. Los venezolanos tienen en sus manos los elementos necesarios para decidir su futuro.

Solamente hay que recordar que los diálogos ensayados en años anteriores, 2002,  2003 y 2014, sólo sirvieron para fortalecer al Gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. El último dejó un saldo de 40 muertos y centenares de heridos, sin que haya ocurrido un cambio.

Sin dudas, entre los puntos que debe exigir la oposición se encuentra la liberación de todos los presos políticos, la renovación del Tribunal Supremo y el fin de los ataques contra el sector empresarial, que no tiene la culpa de las erróneas políticas gubernamentales ni de la escasez que resiente la mesa, los hospitales y hasta la energía eléctrica en los hogares venezolanos.

El diálogo es necesario pero no para servir al chavismo a perpetuar sus intereses. El diálogo en Venezuela debe ser el vehículo que ayude a los venezolanos a conducir a su nación a la prosperidad, a pesar de las diferencias políticas. Los garantes internacionales sólo son testigos, no protagonistas.

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