jueves 28  de  marzo 2024
EL JARRÓN CHINO

Idealista y desalmado

MIAMI.- Eduardo Garzón, un activista de izquierdas español, apenas cuando se conocían los primeros datos del siniestro, publicaba esto en Twitter: “Maldita sea esta sociedad capitalista donde una compañía aérea antepone el beneficio empresarial a la seguridad de los pasajeros”.

Por MANUEL AGUILERA

MIAMI.- El pasado martes, un Airbus A-320 operado por la compañía alemana Germanwings, se estrelló cerca de la localidad francesa de Barcelonette con un saldo de 150 personas muertas, entre 144 pasajeros y seis tripulantes. El avión de Germanwing, aerolínea low cost perteneciente al grupo de Lufhtansa, contaba con 58.300 horas de vuelo y 46.700 vuelos operados. El vuelo había salido del aeropuerto de El Prat, en Barcelona, a las 10:01 horas del 24 de marzo con destino a Düsseldorf y tan sólo 52 minutos después cayó en medio de los Alpes franceses.

A estas alturas ya se conocen muchos detalles de las causas que provocaron la desgracia. Todo apunta a que uno de los pilotos precipitó deliberadamente el avión contra la superficie tras encerrarse en la cabina aprovechando que su compañero había ido al baño. El presunto responsable de la masacre, Andreas Lubitz, tenía 27 años, sufría problemas psicológicos y había sido tratado repetidamente por sus depresiones.

Para llegar hasta estas conclusiones ha habido un arduo trabajo de los investigadores y un fiscal que además ha sido transparente y responsable con los medios de comunicación.

Sin embargo, no todo el mundo ha actuado en este doloroso asunto de la misma manera. Desde el minuto uno en que se conoció la colisión, algunos periodistas, sobre todo los opinadores “toderos” o “todólogos”, pescadores en redes sociales y hasta políticos, han buscado un protagonismo para el que nadie les había convocado.

Uno de ellos me llamó poderosamente la atención. Se trata de Eduardo Garzón, un activista de izquierdas español, hermano del que será candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno, Alberto Garzón. Apenas cuando se conocían los primeros datos del siniestro, publicaba esto en Twitter: “Maldita sea esta sociedad capitalista donde una compañía aérea antepone el beneficio empresarial a la seguridad de los pasajeros”.

Los hechos que se iban conociendo desmontaron rápidamente tamaña irresponsabilidad y juicio carente de toda base ética por el que animaría a Germanwings a emprender acciones legales contra este “idealista”.

Acorralado por los datos y las críticas de los tuiteros, Garzón lejos de disculparse lanzó un comunicado en el que parecía reivindicar aquel dicho sobre el mal periodismo que rezaba: “No dejes que la realidad te arruine un buen titular”. El solidario ideólogo se defendía así: “¿Qué a esto se le llama politizar? Pues lo haré siempre, y con mucho orgullo. Y espero que todo el mundo haga lo mismo porque nadie se merece morir por culpa de que algunos quieran ahorrar. Y aunque finalmente se descubra que no ha sido éste el caso de hoy, daría igual: nunca es mal momento para criticar lo injusto y perseguir lo justo”.

Ojalá este tipo de desgracias rescataran los mejor de nosotros. Esos resquicios de solidaridad y buenos sentimientos para vivir una vida más plena y compartida. A algunos como Eduardo Garzón, el dolor ajeno sólo le sirvió para reafirmarse en su sectarismo político.

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