jueves 28  de  marzo 2024
EL JARRÓN CHINO

¿Le vas a Trump o a Ramos?

El hecho de que políticos y periodistas no debemos traspasar esa barrera de la relación profesional para entrar en la personal, no significa que tengamos que ser agresivos, descorteses y maleducados para dejar clara nuestra distancia en la función social de cada uno. Mucho menos si el asambleista, senador, presidente o candidato plantea ideas que van en contra de nuestros principios ideológicos

Por MANUEL AGUILERA

Los periodistas no debemos ser amigos de los políticos. Es una regla de oro que nos permite preservar nuestra ética profesional y una garantía para que nuestra audiencia pueda confiar en nosotros, en nuestras informaciones y opiniones. Se puede discrepar del análisis de un columnista o de un analista televisivo pero lo más importante es que el mensaje transmitido está basado en un manejo de los hechos y los datos de forma honrada.

El hecho de que políticos y periodistas no debemos traspasar esa barrera de la relación profesional para entrar en la personal, no significa que tengamos que ser agresivos, descorteses y maleducados para dejar clara nuestra distancia en la función social de cada uno. Mucho menos si el asambleista, senador, presidente o candidato plantea ideas que van en contra de nuestros principios ideológicos.  Es más, un síntoma de independencia es preguntar con el máximo respeto al personaje entrevistado sin que por supuesto se nos quede ninguna cuestión candente guardada en el cajón. 

Seguro que todos ustedes han podido ver el encontronazo entre el aspirante republicano Donald Trump y el periodista de Univision Jorge Ramos. Tras negarse a darle la palabra para preguntar ante la insistencia del periodista, el magnate optó por ordenar a un guardaespaldas su expulsión de la sala.  La escena es muy desagradable y al menos en mi caso ha hecho viajar mi mente hacia ruedas de prensa de otros países en los que directamente no se puede preguntar o el que lo hace corre riesgo de sufrir presiones, atropellos o hasta quedarse sin trabajo.  Las maneras de Donald Trump son impropias de alguien que pretende convertirse en el presidente de la primera democracia del mundo.  

Pero demostar el comportamiento de Trump no tiene que llevar consigo caer en el corporativismo ciego y ponerse detrás de la estrella de Univision a jalear su actuación y a asegurar que su desempeño fue el adecuado. Jorge Ramos y Univision se han encargado de convertir esta cuestión en un duelo de titanes en el que irremediablemente hay que tomar partido. Blanco o negro: sin escala de grises. La audiencia hispana ha respondido en apoyo a uno de sus comunicadores de referencia y se han batido récords en internet, redes sociales y ratings televisivos. 

Ya que nos obligan, dejaré claro que me parece mucho más simpático y cercano el periodista que el millonario deslenguado pero eso no quita que quiera afirmar que no me parece bien que el anchor estrella de un canal acuda a una rueda de prensa a robar el protagonismo de sus compañeros, a saltarse las normas de orden y cortesía con ellos e ignorar  a gritos al interlocutor que está dando la palabra.  

Ya que nos obligan, tomaré partido: frente a Donald Trump, le voy a Jorge Ramos pero con matices. Tener la razón en un asunto e intentar denunciarlo no amerita de esa puesta en escena. A veces las formas pueden distorsionar el fondo.

 

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