jueves 28  de  marzo 2024
TURISMO

Las islas Quirimbas en el Índico lucen espléndidas

Ibo.- Este archipiélago africano, prácticamente desconocido, descansa a pocas millas de Mozambique y cuenta con hermosas playas dignas de conocer

Ibo.- REDACCIÓN DLA / dpa

Llegamos al muelle de Ibo, el gran islote de coral que forma parte del archipiélago de Quirimbas, territorio de la isla africana de Mozambique, en el océano Índico, un paraíso terrenal que guarda historia, lujo y decadencia.

En total son 36 islas, la mayoría de ellas despobladas, cubiertas de manglares y bañadas por un mar de color turquesa que guarda un extraordinario mundo submarino prácticamente desconocido.

Algunas de las islas lucen hoteles de lujos, que fueron construidos en los últimos 10 años, a donde acuden los sudafricanos adinerados para practicar el submarinismo, comer opíparamente y contemplar el mar.

No obstante, muy pocos visitantes llegan a Ibo. Aquí no abundan los hoteles de lujo pero sí el buen ambiente, la historia y las ruinas que llaman la atención. Una historia que nadie puede contar mejor que el guía Raúl Pereira, un hombre de 50 años con rizos canosos y barba rala.

Desde hace cinco años, Pereira lleva a los turistas por las ruinas de tres antiguas fortalezas portuguesas en las que hoy pasean las cabras.

Él nos cuenta que el primer portugués en llegar a las islas Quirimbas fue Vasco da Gama, en el año 1498. Allí se encontró con árabes que comerciaban con marfil, esclavos y tela de Maluane azul índigo.

Tres décadas después, los portugueses regresaron y despojaron a los árabes de sus negocios, hasta convertir  a Ibo en una ciudad comercial multicultural, donde vivían europeos, chinos, indios y árabes.

Sin embargo, la ciudad perdió fuerza cuando los grandes buques llegaron y no podían fondear en las aguas poco profundas del puerto.

"Cuando los portugueses abandonaron la isla, después de la independencia (1975), la gente robó las tejas de las mansiones", relató Pereira. La lluvia tropical entró en las casas y las raíces de los árboles fueron trepando sobre los muros hasta romperlos.

Hoy, una parte de la vieja ciudad comienza a florecer con la llegada de los inversionistas y la reparación de las que fueron bellas casonas construidas de piedra.

Sin embargo, las Quirimbas aún no son un destino muy conocido para los buceadores ni para quienes disfrutan la soledad. La lejanía parece impedir que figuren entre las más apetecidas.

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