jueves 28  de  marzo 2024
PERIODISTA Y ESCRITOR SATÍRICO

Paulina Vega y los listos

MADRID.- La ganadora, Paulina Vega titubeó ante la pregunta “¿qué pueden aprender las mujeres de los hombres?” y exclamó, entre abucheos de un público integrado por listos: “¡es una pregunta muy difícil!”

Diario las Américas | ITXU DÍAZ
Por ITXU DÍAZ

MADRID.- Vivimos rodeados de listos. Tenemos el listo de gesto avispado, el listo común, y el listo 2.0., que vuelca su innata habilidad mental en las redes sociales, día y noche. Todos ellos han salido a relucir, con sus inmensas y brillantes cabezas, con motivo de la última gala Miss Universo, celebrada en Miami el domingo pasado. Hacía siglos que no se producía semejante concentración de eruditos en un mismo lugar para realizar tan ostentosa exhibición de su inteligencia. Ni Platón, Newton, Einstein, Aristóteles, y Schopenhauer juntos podrían alcanzar la clarividencia de cualquiera de los filósofos del meme, el retuit, y el trending topic.

En la recta final del certamen les hacen una pregunta a las aspirantes. La ganadora, Paulina Vega titubeó ante la pregunta “¿qué pueden aprender las mujeres de los hombres?” y exclamó, entre abucheos de un público integrado por listos: “¡es una pregunta muy difícil!”. Después resultó ganadora, y desde entonces miles de personas se han estado burlando de Paulina Vega en las redes sociales, insinuando que su belleza solo es comparable con su estupidez. Y es que, al parecer, otras finalistas, tal vez no tan guapas, respondieron con más elocuencia, soltando de golpe la lección que habían preparado, la que todo el mundo quería escuchar para no sentirse mal por premiar a una mujer guapa. La anécdota deslumbra, porque muestra lo listos que son los listos y lo tontos que somos los tontos; o sea, todos los demás.

Que se le exija a Miss Universo la capacidad de responder a preguntas con naturalidad, inteligencia y acierto, ante millones de personas, en el instante más trascendental de su vida, es tan normal como que en los certámenes de expertos en matemáticas se pida a los candidatos que exhiban cuerpos esculturales antes de decidir quién es que el que cuenta con mayor habilidad para resolver ecuaciones.

Y todo es porque vivimos estos tiempos tan cínicos, en los que es necesario levantar un gran edificio de excusas alrededor de algo tan simple como un concurso de belleza, para que nadie piense que, en efecto, lo que se premia es algo tan vulgar como la belleza. Que ya todos los listos saben que ser guapo es el primer paso para convertirse en un cerdo fascista. Consideran estos agudos observadores, que reconociendo a la más bella del mundo se atenta contra la igualdad, deidad intocable del gran engaño ideológico posmoderno. Como si cualquier prueba académica, cualquier ascenso en el trabajo, o el fichaje millonario de una estrella del fútbol no fueran, en la misma medida absurda, conjeturables atentados a la igualdad.

No seré yo, en todo caso, quien le lleve la contraria a los listos, y menos aún a los listos con acceso a Internet, arquetipo máximo del pelmazo de nuestro siglo. Así, después de lo ocurrido este año, considero que la organización de Miss Universo debe cambiar las reglas. Urge que en la próxima edición los candidatos al trono universal de la belleza salgan de entre el increíble elenco de listos 2.0., de lumbreras, de inteligencias supremas, y de apóstoles de lo políticamente correcto, que habitan en las redes sociales. Se acabaron estas chicas de insultante belleza, como síntoma indudable de que carecen de cerebro, tan y como han demostrado científicamente los eminentes catedráticos de Twitter.

De integrar yo el jurado de Miss Universo, no tendría la menor duda. Todo mi reconocimiento, mi amor, mi apoyo a los pesados, listos, intensos, y sabelotodos, que imparten doctrina desde el sillón de casa, y a esas candidatas a misses que saben recitar el alfabeto griego del revés y resolver operaciones logarítmicas sin despeinarse. A todos ellos, mi comprensión, mi aplauso, mi admiración, y mi pésame. Y ya el premio, por supuesto, como esto no es más que un certamen de belleza y no un campeonato de Fórmula 1, se lo otorgaré a la preciosa rubia australiana de dulce sonrisa Tegan Martin, a mi airosa, guapa, e hechizante compatriota Desiré Cordero, a la elegante morena holandesa de piel tostada Yasmin Verheijen, o a la belleza evocadora y sencilla de la simpática colombiana Paulina Vega, digna y abrumadora reina de Miss Universo, con o sin las preguntas estúpidas de los listos y el beneplácito de la legión de acomplejados.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar