jueves 28  de  marzo 2024
PERIODISTA Y ESCRITOR SATÍRICO

Esto con Mao no pasaba

Lo tenía todo preparado. Ya había hecho un inmenso pedido de marihuana para celebrarlo, me había vuelto antimonárquico a pesar de Doña Letizia, y tenía previsto comenzar a ingresar mi renta básica universal esta misma semana. Pero ahora todo se ha hundido

Diario las Américas | ITXU DÍAZ
Por ITXU DÍAZ

Desolación. Dolor. Tristeza inalcanzable. Las urnas españolas han vertido bilis fascista. Yo quería una España revolucionaria, con un montón de empresas expropiadas a plena luz del día, un partido único y glorioso, caramelos para todos los niños, y un líder pintoresco como Kim Jong Un perdonándonos a todos la vida que jamás debió perdonarle a su peluquero. Lo tenía todo preparado. Ya había hecho un inmenso pedido de marihuana para celebrarlo, me había vuelto antimonárquico a pesar de Doña Letizia, y tenía previsto comenzar a ingresar mi renta básica universal esta misma semana. Pero ahora todo se ha hundido. Ahora estoy haciendo cola en una tienda de bonsáis para podarme la maldita coleta, que se me mete en la sopa todos los días.

Mi gozo en un pozo. Yo quería ser ministro del Maduro español, meter fascistas en la cárcel como en una canción protesta de Silvio Rodríguez, y poder pagar al contado las mariscadas con el dinero del pueblo, que no es de nadie, salvo de la revolución, o sea del pueblo, que tampoco es de nadie. Que ya se sabe que toda revolución que se precie comienza por disparar el ácido úrico. Soñaba con un cielo rojo y un mar azul, y después de los resultados de las elecciones del 26-J en España, me encuentro más confuso que las hormigas de los adoquines de mayo del 68.

No sé qué será de mí, ahora que habíamos logrado salir de la trinchera universitaria y comenzar a manejar presupuestos oficiales, ese placer que tan bien conocen los grandes partidos, y que no puede describirse con palabras, sólo con números. Todo debía salir bien porque en campaña le pedimos a la gente que votase con el corazón, que al parecer está a la izquierda porque tenemos razón, como la sangre es roja porque idénticos motivos, que fue nuestro gran hallazgo ideológico del último siglo. Y no, al parecer, los españoles han debido de votar con cualquier otra parte del cuerpo.

Yo anhelaba, en fin, una España comunista, enfrentada a esa Europa insolidaria con la misma determinación con la que lo está haciendo Alexis Tsiripas… Oh, wait… Bueno... Da igual. Lo que en realidad pretendía era recuperar la calle para la gente y después echar a la gente de la calle, para confirmar que se van, a mi orden, que no son como la casta, que se queda para toda la vida. Es decir, quería que mis colegas pudieran tomar las instituciones a placer, beber cerveza de litro en los despachos enmoquetados, y controlar los medios de comunicación como en el imperio de un videojuego, que aprietas un botón y expropias un periódico y todos los edificios colindantes.

El drama no puede ser mayor. El triunfo electoral de Mariano Rajoy, implacable en su defensa de las ideas más radicales de la derecha más reaccionaria y, tal vez, maltratador de gatitos en la intimidad, supone un gran golpe a nuestro proyecto bolivariano, tan cuidadosamente diseñado desde las cloacas venezolanas. España ha perdido la ocasión de liderar la revolución europea, de ser el motor rojo de Occidente, de abrazar la prosperidad de todos los trabajadores y los pobres del mundo. España ha perdido la ocasión de ser esa Venezuela próspera y libre que han construido nuestros compañeros desde los tiempos del amado líder Hugo Chávez, bajo el perenne paraguas revolucionario del coma-andante.

Si todo iba a salir bien y las encuestas nos daban la razón. No había ni un ápice de duda de que ganaríamos las elecciones y la revolución se perpetuaría en el poder. No necesitamos hacer ni la más mínima autocrítica porque cualquiera que nos conozca sabe que somos perfectos. Así que no alcanzo a comprender por qué los españoles no han votado en masa a quien garantizaba subir los impuestos, machacar a los ricos, y entregarlos al pueblo, vuelta y vuelta, a la hora de la cena. No entiendo que haya calado mejor el mensaje del PP, o incluso el del PSOE, cuando los únicos socialistas de verdad somos nosotros, que además somos decididamente leninistas. Ni siquiera los votantes han sabido apreciar que nos distanciáramos radicalmente del ultraderechista Felipe González, que tan crítico ha sido con nuestro proyecto.

Dice el camarada Errejón que los españoles se han equivocado al votar y no puedo estar más de acuerdo. Una cosa es que estemos a favor de la libertad y la democracia, y otra muy distinta es que podamos aceptar alegremente que los votantes voten lo que les dé la gana. Hasta ahí podíamos llegar. ¡Esto con Mao no pasaba!

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar