jueves 28  de  marzo 2024
CUBANOS

Cuando Tampa dejó atrás a Miami

Esta semana una importante noticia casi pasaba inadvertida: la comisión del condado de Hillsborough (Tampa) votó unánimemente a favor (5-0) de que la ciudad de Ybor City-Tampa sea candidata a instalar el primer consulado de la República de Cuba en el sur de los Estados Unidos

Diario las Américas | JOSÉ LUIS RUMBAUT LÓPEZ
Por JOSÉ LUIS RUMBAUT LÓPEZ

Esta semana una importante noticia casi pasaba inadvertida: la comisión del condado de Hillsborough (Tampa) votó unánimemente a favor (5-0) de que la ciudad de Ybor City-Tampa sea candidata a instalar el primer consulado de la República de Cuba en el sur de los Estados Unidos.

Siempre hay alguien con luz más larga, alguien que marca la diferencia. Son los líderes a los que se refieren en sus canciones Wisin y Yandel, esos dos filósofos sociales que me ha dado por estudiar. Uno de esos líderes, de esas personas de luz larga resulta que es mi amigo, un empresario cubanoamericano que radica en Tampa. Por él me enteré de esto y con él intercambié jugosamente.

Las noticias desde el 17D explican la polarización de los sectores cubanos en dos bandos: los que quieren la normalización y ven en ella cuestiones positivas para los residentes fuera de Cuba y principalmente en el sur de la Florida; y los que se oponen rotundamente a ella marcándolo como un retroceso o incluso como una traición del gobierno norteamericano a la causa que enfrenta a muchos grupos del exilio contra el gobierno de Cuba.

Miami se ha querido pronunciar contraria como si fuera una fuerza unánime. No lo es, hay voces que se levantan a favor de la normalización, pero como sus cabezas políticas y sobre todo la representatividad dentro del congreso apoyan estas ideas, lo que se lee es simplemente una opinión siempre cortante, siempre contraria. Así ha sido con respecto a la posibilidad de tener un consulado para la atención más directa de los millones de cubanos y sus descendientes que viven en la Florida.

A principios de año Tomás Regalado, alcalde de Miami, rechazó esa posibilidad y alegó que traería “tensiones en la comunidad”. La congresista Ileana Ross-Leihtenen fue más allá: “Un consulado cubano es una base para realizar espionaje”. Y es cierto, o tal vez podría serlo. Pero olvidaron los representantes de la comunidad miamense lo que traería de manera positiva tener este consulado más cerca de la gente que lo necesita.

Por su parte, Tampa ha sido otra cosa. Desde un principio la ciudad que tiene la segunda mayor población de cubanos y descendientes en el sur de la Florida ha estado por aprovechar lo positivo del cambio. No es algo improvisado y es anterior al 17D. Al menos desde 2002 se comenzaron acercamientos entre líderes políticos, congresistas y empresarios con autoridades cubanas. En mayo pasado, 38 empresarios visitaron Cuba con ideas de aprovechar el acercamiento.

Bob Rohrhacr, presidente y director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Tampa, lo dice claramente: “analizarán las posturas de las comunidades, si han sido antagónicas o cooperativas”. Y tiene razón, es de esperar que las decisiones de Cuba, que aún no se pronuncia, tengan en cuenta este historial donde sin dudas Tampa tiene la delantera.

 ¿Por qué un consulado?

Mi amigo no es un típico cubano de Tampa. Allí los casi 82 mil cubanoamericanos que residen son en su mayoría descendientes de los tabaqueros que a finales del siglo XIX ayudaron a Jose Martí con los preparativos de la guerra de independencia. Tienen, sin dudas, al decir de Florida Center for Investigative Reporting, una visión más objetiva al estar más distantes de la problemática generada por la Revolución de 1959. Sin embargo, para mi amigo está claro que un consulado en Tampa tendría una importancia capital para los cubanos y para los empresarios en las futuras relaciones económicas con una isla más abierta.

“Hay que hablar de la importancia lógica ya que los políticos de Miami comenten un grave error –dice este cubano con más de 20 años residiendo en Tampa–. Los consulados no existen para el servicio de un país y sus intereses en otro territorio. Existen para el servicio de la comunidad de un país viviendo en otro. Un lugar de conexión de un pueblo emigrado con su país de origen, que facilita la vida y comunicación de los emigrados cubanos en el territorio donde residan con su país natal”.

Y tiene razón. Muchos son los trámites de pasaportes, documentación, certificados de nacimientos, de defunción, títulos de propiedad, de educación y muchos otras gestiones importantes que hoy se dificultan. Si los consulados actuales no rinden estos servicios con calidad, es harina de otro costal y también es cuestión que solo con la presencia y presión de sus conciudadanos se puede mejorar.

Lo que sí será difícil es que esto se arregle en un clima de beligerancia. Es lo que marca la política de Obama y lo que dice la mayoría de los que desde la posición de emigrados defienden el acercamiento y la normalización. No hay defensa tácita del gobierno cubano, sino que se trata de un elemento práctico donde la solución de necesidades se mezcla con los sentimientos y la esperanza de un futuro menos complicado.

Un futuro distinto en que, en realidad, el intercambio entre cubanos rinda más frutos que su enfrentamiento. Momento en que seguro algunos recordaremos por qué Tampa y no Miami.

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