sábado 23  de  marzo 2024
LÍNEA DE FAIR

El problema está en la duda

Lo de Gordon es una torpeza enorme. No se sabe desde cuándo se produce en su caso, pero viene de ganar los títulos de bateo, hits conectados y bases robadas durante el 2015

Por IVÁN GONZÁLEZ

@ivanGonRom

Más allá de los esfuerzos de las ligas profesionales de los deportes, las sospechas respecto al consumo permanente de sustancias prohibidas se mantienen en el ambiente, entre otras razones por el refinamiento del uso y la producción de esas drogas. Sería sencillo imaginar que los deportistas, en aras de la competencia limpia, simplemente dejaron de consumirlas, pero la necesidad de rendir cada vez más se han combinado.

Por eso no es sorpresa que Dee Gordon haya resultado positivo en una prueba reciente. El camarero de los Marlins de Miami no será el último pelotero, ni mucho menos el último atleta profesional en caer. Quien fuese el campeón de bateo de la campaña pasada en la Liga Nacional es el protagonista del más reciente escándalo, pero las sospechas y sobre todo, uno que otro caso positivo, estarán rondando al mundo del béisbol.

Se sabe que los consumidores de estas sustancias, sobre todo en el béisbol, han refinado las formas para evadir los controles. Ha ocurrido en otros deportes donde las sustancias para el crecimiento están proscritas y sucede en el mundo del béisbol desde que se determinó la prohibición, justo cuando los escándalos al respecto comenzaron a escalar a finales de los años 90.

Lo de Gordon es una torpeza enorme. No se sabe desde cuándo se produce en su caso, pero viene de ganar los títulos de bateo, hits conectados y bases robadas durante el 2015. Que haya sido en esta ocasión que se produjera, solo determina que ha sido durante un período reciente, aunque deja sembradas las sospechas respecto a esa gran campaña del año pasado, que terminó por brindarle al muchacho un contrato de largo término, el cual ronda los 50 millones de dólares.

El problema es la duda, que merma la credibilidad del deporte, aunque sea un episodio individual. Basta recordar el daño que produjo entre los seguidores del béisbol todo lo hecho en el pasado por Barry Bonds, Mark McGwire, Sammy Sosa, Roger Clemens y el resto de los involucrados, para quienes las puertas de la inmortalidad se han cerrado. Alex Rodríguez, uno con cifras brillantes, también está en esa cola. Todos ellos hubiesen completado carreras del mismo calibre, pero sus estadísticas están barnizadas por las sospechas.

Gordon no apeló y por eso está pagando su suspensión, lo que le hará regresar hacia finales de julio. Pudo haber acudido a la apelación pero prefirió reconocer el error, aunque trató de endosarlo al manido recurso del desconocimiento de lo que tomaba. Posiblemente consumía esas sustancias en cantidades pequeñas, un recurso que permite evadir los controles pero que en algún momento de exceso puede irse de las manos.

Lo que resulta casi imposible de creer es el argumento del desconocimiento. En la actualidad los peloteros, como atletas de alta competencia, suelen ser notificados respecto a lo que pueden y no pueden tomar. Tienen que hacerle saber a los médicos de su equipo sobre cualquier medicamento que  consuman, para evitar así momentos como el que vive Gordon.

Pero el problema es la sospecha. Así como quedan las dudas sobre la durabilidad y resistencia de peloteros como Bonds, queda la duda sobre Gordon si consumió o no medicamentos el año pasado, cuando derrotó en la pelea por el título de bateo a Bryce Harper. Una vez más, la credibilidad respecto al béisbol se pone en tela de juicio, lo que volverá a obligar a las autoridades a establecer controles más fuertes, para evitar los daños.

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