miércoles 20  de  marzo 2024
VENEZUELA

Las teorías detrás del caos generado con el billete de 100 bolívares

Evitar la fuga del papel moneda por la frontera, frenar la cotización del dólar paralelo o la liquidez lucen insuficientes y hasta  erradas desde la óptica de los economistas
Por ROBERTO DENIZ

CARACAS.- De la sorpresa al caos. Los venezolanos vivieron una semana de desconcierto tras la orden presidencial de retirar de circulación el billete de 100 bolívares, el de más alta denominación en la maltrecha economía venezolana.

“En uso de mis facultades constitucionales y a través del Decreto de Emergencia Económica, he decidido sacar de circulación los billetes de 100 bolívares en las próximas 72 horas y dar un plazo para que quienes poseen billetes los declaren ante la banca pública”, señaló Nicolás Maduro el 11 de diciembre en su programa dominical.

El anuncio sorprendió a propios y extraños. Apenas cuatro días antes el presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, compareció ante los medios de comunicación para confirmar que un “nuevo cono monetario”, que tendrá billetes de entre 500 y 20 mil bolívares, entraría a la economía a partir del 15 de diciembre.

Esos nuevos billetes no llegaron y el país prácticamente quedó sin dinero en efectivo, ya que hasta 48% de las piezas de billetes que se mueven en la economía venezolana corresponde a un café con leche de 100 bolívares. Desde el pasado viernes y durante el fin de semana la situación se desbordó en estados como Zulia, Apure y Bolívar, donde hubo saqueos a centenares de comercios y oficinas bancarias.

El caos forzó a Maduro a corregir: “He decidido prorrogar la vigencia del billete de 100 hasta el 2 de enero de 2017”, dijo el sábado 17 de diciembre, al tiempo que argumentó un sabotaje internacional como causante del retraso de la llegada al país de la nueva familia de billetes.

“¿Quién creen ustedes que está detrás de todo esto? Porque les dimos un golpe noble y tratan de vengarse, así que hemos dispuestos una nueva logística, con este nuevo sabotaje que va a permitir que los nuevos billetes lleguen, pero no van a llegar como yo esperaba y como yo expliqué ayer (viernes)”, reconoció Maduro la noche del sábado.

Paradójicamente, horas antes en un acto por el aniversario de la muerte de Simón Bolívar, el jefe de Estado seguía defendiendo la medida y llegó a bromear al equiparar el billete de 100 bolívares con el actual presidente de la Asamblea Nacional, el diputado opositor Henry Ramos Allup. “Quedó como el billete de 100 bolívares, el próximo billete de 100 lo vamos a sacar con la cara de él (…) Estás fuera de circulación, Ramos Allup, ríndete”, dijo, entre risas.

Una crisis para llorar

La crisis de la economía venezolana no invita a la risa. Por tercer año consecutivo cerrará con una contracción del Producto Interno Bruto (PIB), las estimaciones de inflación apuntan a que, al menos, el alza en los precios oscilará entre 500% y 700%, un desabastecimiento generalizado de productos básicos y una devaluación acelerada del bolívar en el mercado paralelo, entre otros males. Con ese telón de fondo Maduro anunció la retirada del billete de más importancia, el de 100 bolívares.

Desde el inicio economistas y comerciantes advirtieron que la medida causaría una “crisis” en el sistema de pagos, tal y como terminó ocurriendo. En la opinión pública aún surgen preguntas y dudas ante la intempestiva decisión. “La medida no fue consultada ni con el BCV ni con la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban)”, afirma el economista y director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.

Para Oliveros, Maduro tomó la decisión empujado por el “buró político” del Gobierno, entre los que se encontraría el economista español Alfredo Serrano Mancilla, donde hay una interpretación casi militar de la crisis económica que vive Venezuela desde finales de 2013. “Están convencidos de que el problema del dólar paralelo lo genera la distorsión en la frontera (con Colombia), que es una conspiración (…) Es un Gobierno que se ha vuelto muy paranoico, no hay en ese anillo alguien que comprenda los desequilibrios macroeconómicos”, agrega Oliveros.

El argumento oficial para ordenar al retiro del billete de 100 fue que 300 mil millones de bolívares se habían ido por las fronteras venezolanas, especialmente con Colombia, como parte de la “guerra económica” y de un plan para dejar sin papel moneda a la economía venezolana.

“Le da un golpe terrible a las mafias porque las mafias no van a poder reconvertir ese dinero (…) Venezuela le acaba de eliminar un parque de municiones a las mafias fronterizas”, justificó en entrevista con Unión Radio el economista Tony Boza, cercano al círculo de asesores de Maduro.

De acuerdo a esa visión, eso explicaba las dificultades que en los últimos meses enfrentaban los venezolanos para conseguir billetes y no la acelerada inflación, que obligaba a cargar cada vez más papel moneda para cualquier compra cotidiana, alertada desde hace meses por los economistas y la comisión de finanzas de la Asamblea Nacional.

“No es posible encontrar alguna lógica sólida en tal argumento. La realidad es que el incremento en el nivel de precios en Venezuela en los últimos dos años supera la velocidad de impresión de papel moneda, por consiguiente el número de piezas monetarias en circulación no alcanza para la realización de las transacciones cotidianas en efectivo del público. Es la aceleración inflacionaria y no la extracción de billetes lo que ha venido generando esta escasez relativa de papel moneda”, escribió el economista venezolano Leonardo Vera Azaf en un artículo de opinión publicado en Infolatam.com.

Luego de la medida de Maduro la cotización del dólar en el mercado paralelo retrocedió bruscamente y cedió parte del terreno que había ganado con el fugaz incremento registrado en noviembre. En cuestión de semanas la cotización del dólar en el mercado “negro” pasó de 1.500 bolívares a más de 4.000 bolívares.

Pero los economistas coinciden en que el efecto logrado la semana pasada se perderá cuando entren los nuevos billetes en circulación y mientras el Gobierno mantenga la política fiscal que disparó la base monetaria alrededor de 250%, entre finales de junio y finales de diciembre, debido al auxilio financiero que le presta el BCV a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), asfixiada por la caída de los ingresos y un tipo de cambio sobrevaluado en 10 bolívares por dólar.

“Esta forma (de bajar el dólar) sólo se le ocurre a un mafioso (…) Si le preguntas a un economista cómo bajas el dólar paralelo, te va a decir: muy sencillo, tienes que aumentar la oferta de dólares y tienes que reducir la liquidez, esa es la vía legal, pero ellos inventaron, declarar una suspensión sobre el billete de 100 en Cúcuta para que los billetes de 100 regresaran fundamentalmente a plazas como San Cristóbal”, explicó a una emisora local el economista de la firma Econométrica, Ángel García Banchs.

Vera Azaf también cree que si el objetivo detrás de la orden de Maduro era frenar el avance del dólar paralelo o la liquidez por la fuerza, los resultados conducirán el fracaso. “Éste desplome de la cotización era esperado pues nadie demanda billetes que no son ya de curso legal. El mercado se ha roto parcialmente, pero estructuralmente todo está dado para que repunte nuevamente”, escribió Vera Azaf.

Estimaciones de Econanlítica –realizadas antes de la medida de Maduro- indican que el próximo año el dólar en el mercado paralelo se cotizará entre 6.500 y 9 mil bolívares, y que con un precio promedio de 40 dólares por barril el Gobierno enfrentará un déficit en el flujo de caja en dólares de 11 mil millones de dólares, lo que anticipa la continuación de la restricción en la asignación de dólares por los mecanismos oficiales y un consecuente recorte de importaciones.

Sembrando desconfianza

La sorpresa ante la medida de Maduro fue tal que algunas voces se atrevieron a asomar la posibilidad de que se tratara de una operación para permitir el lavado de dinero, asociado a operaciones irregulares. Oliveros descarta que esa sea la motivación que provocó la decisión, pero advierte que en el precipitado proceso de recogida de los billetes de 100 la banca “relajó sus normas” para permitir las ingentes cantidades de papel moneda que los venezolanos buscaban depositar.

Vera Azaf se muestra más enfático. “No hay una justificación económica sólida para haber impuesto semejante ultimátum sobre la población, y peligrosa pero muy creíble sería aquella especie que apunta a la creciente influencia que grupos criminales vienen teniendo sobre las decisiones públicas en Venezuela”, señaló en su artículo de opinión. Al igual que Oliveros, coincide en que la abrupta orden de retirar de circulación el billete de 100 y su posterior recogida en el sistema bancario hizo que “todos los mecanismos implantados en el sistema financiero como barreras para prevenir e impedir la circulación de dinero sucio fueron suspendidos”.

En los gremios empresariales también reina el desconcierto. La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) advirtió que “el deterioro de la confianza en el bolívar como mecanismo de intercambio y como moneda de ahorro destruye uno de los pilares fundamentales de nuestra economía y de nuestra sociedad”. Los industriales, además, reclamaron la necesidad de “recuperar la estabilidad macroeconómica y la confianza en su moneda”, para lo cual se requiere un Banco Central “autónomo y dirigido con competencia”.

Desde Fedecámaras, la mayor organización empresarial del país, se insiste en que la versión de la “guerra económica” es una “excusa para justificar errores en los que han incurrido sistemáticamente, así como para el aprovechamiento de lo público”. La organización exhortó al Gobierno a transitar el “camino de la rectificación” y advirtió que “el año que está por iniciar no avizora ninguna mejoría”.

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