lunes 25  de  marzo 2024
Terremoto en México

Música para aliviar: Coro, mariachis y son para víctimas de México

Distintos grupos han llevado música a los voluntarios que noche y día están brindado apoyo en centros de acopio, puestos de atención médica o de ayuda logística en el barrio de Condesa, famoso por sus bares, restaurantes, parques y calles arboladas

CIUDAD DE MÉXICO.- En el Parque España de Ciudad de México alguien ensaya el Ave María. Entre árboles frondosos, cerca de una calle donde las máquinas sacan escombros del terremoto del martes y hay cintas rojas que dicen "peligro", se escuchan notas musicales.

Andrés Tapia está sentado en el suelo con un teclado sobre las piernas. Ensaya con miembros de su coro para llevar alivio a damnificados y familiares de víctimas del sismo de 7,1 que dejó más de 300 muertos, la mayoría en Ciudad de México, donde hubo 38 edificios colapsados.

"Vamos a ir de lado en lado donde haya gente y a empezar a cantar. La intención es emocionar a la gente un poquito", dice Esteban Layo, uno de los jóvenes coristas que respondió a la convocatoria hecha por Tapia, ex director del coro Kanti, a través de las redes sociales.

Como ellos, otros grupos han llevado música también a los voluntarios que noche y día están brindado apoyo en centros de acopio, puestos de atención médica o de ayuda logística en el barrio de Condesa, famoso por sus bares, restaurantes, parques y calles arboladas.

"Ayer en la noche llegó un grupo de mariachi y nos dijo: '¿Podemos tocar?' Luego vino otro de son cubano. También están dando alegría los médicos de la risa", contó a dpa Carlos Lejtik, un médico de 44 años, que coordina un puesto de atención médica en el Parque España.

Junto a una banca de hierro verde de las que abundan en el parque hay un pequeño atril con partituras. Gabriela Córdova, de 33 años, ensaya su parte con un grupo de chicas que se unirán después al resto del coro de Tapia.

"Algunos estuvimos sacando escombros y nos ha tocado ver el sufrimiento. Nosotros queremos traer un poquito de espíritu. Venimos a captar el sufrimiento y dar el pésame a través de la música", explica el director del coro.

Prepararon tres piezas: el Ave María de Jacques Arcadelt, el Ave Verum de Mozart y Cielito Lindo, una canción muy cercana al corazón de los mexicanos, que se canta mucho en fiestas y estadios de fútbol.

El coro cantó en la calle Álvaro Obregón 286 a familiares de las víctimas que esperaban noticias junto a los escombros y en un altar puesto en la calle Ámsterdam mientras se rezaba el rosario, cerca del sitio donde antes había un edificio. Cantaron para los rescatistas y para los voluntarios y tienen pensado visitar albergues de niños.

"Esto no termina acá. Al contrario, apenas empieza. Este temblor nos ha servido para unirnos y conocer nuevos amigos que tienen la misma intención. Eso da esperanza", dice Tayo.

Las iniciativas para crear generar un ambiente optimista en medio de la emergencia se multiplican. A unos pasos del coro, una joven invita a escribir mensajes positivos en carteles.

"Fuerza México", dice una cartulina blanca que, con otros mensajes, forma una especie de guirnalda en una cinta plástica amarilla que dice "precaución", como las que impiden el paso donde hay edificios en riesgo de caerse o cristales rotos.

En el suelo, hojas escritas en tinta de distintos colores forman un corazón y una cruz. Entre los árboles del parque también se pueden ver mensajes. "México no se cae", dice uno pegado de un tronco. Y otro: "De pie, que tenemos alma".

Los juegos infantiles están vacíos pero la gente trata de volver, lentamente, a las actividades normales. Unos pasean al perro, otros salen a hacer jogging matinal.

La heladería de la esquina ya ha puesto en la acera sus sillas de colores a la espera de clientes, mientras los empleados acomodan los recipientes con helado.

En algunos sitios, como en la calle Ámsterdam, las excavadores están sacando escombros. Es el punto de inflexión: pronto quedará ahí un terreno baldío.

En otros puntos, como en la calle Álvaro Obregón, se ve todavía una montaña de escombros donde trabajan rescatistas en busca de personas sepultadas por el azote de la tierra. Las esperanzas de vida son cada vez menores.

Aún es pronto para que Ciudad de México recupere su ritmo. "Ahorita la gente no sale como acostumbraba. Mire aquí, está desolado", dice Joel Rodríguez, un hombre de 70 años, mientras camina a paso rápido por los senderos del parque.

Para Israel Alvarado, director de la galería Aguafuerte de la colonia Roma, vecina a Condesa, poco a poco la vida retomará su cauce. "En un principio la gente va a estar con un poquito de miedo", dice, pero "luego se tiene que echar a andar".

FUENTE: EFE

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