jueves 28  de  marzo 2024
FÚTBOL

Klinsmann pasó del cielo al infierno

El técnico alemán está viviendo su peor momento al mando de la selección de Estados Unidos

Jurgen Klinsmann vive en un nubarrón. Mejor dicho, el fútbol de Estados Unidos se encuentra en una tormenta y su actual entrenador en un tornado feroz del que no parece salir.

“Está lloviendo un poco. Hay que saber convivir con el lodo también, pero la realidad es que también hemos tenido días de brillo”, dijo el estratega de origen alemán y quien dirige los destinos del balompié del equipo de las barras y las estrellas.

La realidad es que la selección está empantanada. La derrota de México aún resuena y duele. Significó, para Estados Unidos, la defenestración como reyes de la Concacaf. Y no fue una derrota aislada. El equipo ha perdido cuatro de sus últimos seis encuentros en casa y se quedó lejos en la Copa Oro y encima perdió el cupo de la Copa Confraternidad. Ambos eventos fueron para el Tri.

Los resultados son pésimos, pero más preocupante aún es la manera en que ha jugado el equipo. La ofensiva ha sido inexistente –más bien timorata-, se ha regalado la presión del balón, no existe presión, una mezcla que ha dejado al cuadro estadounidense con la confianza hecha trizas y, peor aún, el temor como identidad de juego.

Y todo esto cuando se acerca la primera etapa en la clasificación al Mundial de Rusia 2018, a dónde por cierto Klinsmann había apostado por Estados Unidos como uno de los posibles semifinalistas.

Período convulso

Desde que se hizo cargo de las riendas del fútbol estadounidense, Klinsmann ha generado polémica por la manera en qué hace las cosas. No obstante, su prestigio no sólo como brillante goleador, sino como estratega, le permitió “salirse con la suya”. El rendimiento de la selección, que se vio muy superior a sus rivales en la fase de clasificación de la Concacaf para el Mundial de Brasil, lo reafirmó como el hombre ideal para darle un impulso extra al equipo.

En Brasil se llevó el crédito por el hecho de que Estados Unidos avanzó a octavos de final en un grupo bastante complicado, y donde estaban Alemania y Portugal, aunque no pudo colarse a los cuartos de final.

Pero la separación de Landon Donovan, el histórico atacante estadounidense, del Mundial le trajo sus primeros problemas. Hubo cosas positivas este año en amistosos en Europa, pero en los últimos meses las cosas no han ido bien para Klinsmann, que vio como Estados Unidos finalizó cuarto en la Copa Oro, su peor figuración en 15 años.

El mismo Donovan puso el dedo en la llega al afirmar que si Estados Unidos perdía ante el Tri en la lucha por la Copa Confederaciones, el técnico debía irse, palabras que hicieron eco en varios analistas.

“No está en mi naturaleza entregarme”, respondió Klinsmann. “Con todas las cosas que están pasando, más ganas me dan de cambiarlas y salir hacia adelante”.

Más para resolver

Para completar los resultados y el mal juego, Klinsmann también se ha involucrado en dimes y diretes con jugadores, como el caso más reciente de Fabian Johnson, uno de esos “europeos” a los que el estretaga hechó mano de su árbol genealógico para uniformarlo con Estados Unidos. El técnico mandó de vuelta al Viejo Continente al mediocampista tras poner en entredicho, en forma pública, su esfuerzo.

“Tuve una discusión severa con él y lo mandé a casa. Dijo que no podía seguir más, pero él no estaba lesionado”, dijo Klinsmann, sólo para luego conocer que Johnson sí estaba lastimado del muslo.

¿Cómo afectará en los vestidores la crítica del técnico a uno de sus mejores jugadores? Al menos públicamente no hay impacto, tal como lo reflejan las declaraciones de otras figuras del cuadro.

“Como jugadores nos toca asumir responsabilidad”, dijo Geoff Cameron. “No es su culpa. Son los jugadores los que salen al terreno. Como equipo no estamos produciendo. No estamos jugando de la forma en que deberíamos hacerlo”.

Cameron no se equivoca, el conjunto no lo está haciendo. Pero si siguen sin poder desplegar su mejor talento, ciertamente Klinsmann, el Káiser llamado a colocar en un nivel superior al seleccionado de este país, dejará de ser el hombre fuerte del fútbol de Estados Unidos.

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