jueves 21  de  marzo 2024
EEUU

El coqueteo de Donald Trump con las dictaduras

El presidente electo Donald Trump ha intentado invertir en países como Kazajistán y recientemente hizo contacto telefónico con el premier de Pakistán
Por RUI FERREIRA

MIAMI – El día que el dictador cubano falleció, Donald Trump escribió: “Fidel Castro ha muerto”. Horas después fue más incisivo al referirse al exgobernante: “Era un dictador brutal”.

Pero seis meses antes, el empresario inmobiliario estaba, de nuevo, explorando la posibilidad de ingresar a la industria de la isla. Al menos es lo que afirma Miguel Fluxà, el presidente ejecutivo del grupo hotelero español Iberostar.

“Trump hasta hace poco ha estado intentando negociar hoteles que quería tener en Cuba. No hace más de seis meses”, dijo el empresario ibérico a un grupo de periodistas en la celebración del 60 aniversario del grupo, según informaciones recogidas por el diario ABC y otros medios de prensa de la península ibérica.

No es la primera vez que la organización de Trump intenta invertir en la isla en pleno periodo dictatorial. El año 2013 uno de los principales ejecutivos del grupo inmobiliario, Jason Greenblatt, estuvo en Cuba explorando la posibilidad de construir un campo de golf allí. Pero el negocio no prosperó.

Según la revista Newsweek, en 1998 el ahora presidente electo de EEUU intentó explorar la posibilidad de abrir un casino en la isla pese a que el juego de azar es ilegal allí tras la revolución de 1959. En una entrevista en octubre con Jim Defede, de CBS Miami, Trump intentó restarle importancia al asunto.

“No sé exactamente dónde estuvieron. Le puedo decir que Cuba quiere realmente negociar con nosotros. Quieren llegar a algún tipo de acuerdo. Pero yo también he dicho de que no quiero llegar a ningún acuerdo con Cuba, no pienso que sea apropiado”, contestó el magnate.

Presionado por el reportero, Trump insistió en que no quiere meterse empresarialmente en Cuba, pero afirmó desconocer qué fueron a hacer sus colaboradores a La Habana. “Tendré que averiguarlo. Me he enterado de que tuvieron reuniones pero tengo que averiguar que pasó”.

Las relaciones de Trump con regímenes dictatoriales siempre han sido ambivalentes. Prueba de ello es la llamada telefónica que sostuvo el miércoles con el dictador de Kazajistán.

Según una trascripción de la conversación del gobierno de la exrepública soviética, “D. Trump subrayó que bajo el liderazgo de Nursultan Nazarbayev a lo largo de los años de independencia, nuestro país ha logrado un éxito fantástico que se puede llamar de ‘milagro’”. La organización Trump ha confirmado el intercambio pero no ha ofrecido más detalles.

Aparentemente, a juzgar por el comunicado del Gobierno de Kazajistán, el dictador recordó a Trump que el país ha renunciado a su arsenal nuclear y quiere seguir luchando por un mundo libre de armas atómicas, algo que en cierto sentido contradice lo que Trump ha dicho durante la campaña presidencial cuando abogó por ver aumentar el número de países con acceso a un arsenal nuclear. Aun así, “Donald Trump extendió su completa solidaridad con esa postura. No hay tema más importante que el desarme nuclear y la no proliferación debe ser abordada en ese contexto, dijo el presidente electo estadounidense”, según el comunicado kazajo.

Nazarbayev llegó al poder el año 1990 cuando todavía existía la Unión Soviética. Tras la independencia, hace 25 años ha sido continuamente reelecto con más del 90% del electorado en unos comicios donde se ha enfrentado a ‘opositores’ por él escogidos. Aunque la ley establece que un presidente en Kazajistán no puede ejercer más que dos mandatos de 5 años, al considerar a Nazarbayev como el “primer presidente” del país, precisa que los mandatos son eternos.

En los últimos 30 años, las organizaciones de derechos humanos se han quejado constantemente de las violaciones que el dictador ha impuesto a la población. En medio de una profunda campaña de culto a la personalidad, donde se destaca la estatua de oro erigida en la capital Astana y el hecho de su rostro aparece en todos los billetes de banco, a Nazarbayev se le ha acusado de “restricciones a la libertad de expresión, de prensa, de reunión, religión y asociación”, según sucesivos informes anuales del Departamento de Estado sobre derechos humanos, que mencionan los casos de torturas sobre la oposición por parte de la policía.

No es la primera vez que Trump y el dictador kazajo conversan. El magnate inmobiliario ha visitado el país en diversas ocasiones e intentado invertir en proyectos con las facilidades tributarias que Nazarbayev le ha extendido.

El mismo día que conversó con el líder de Kazajistán, el presidente electo llamó telefónicamente al primer ministro de Pakistán, un país que Trump ha criticado en años pasados, particularmente por la supuesta protección que los militares del país dieron al fallecido jefe de Al Qaeda, Osama bin Laden. “Que quede claro: Pakistán no es nuestro amigo. Les regalamos miles de millones de dólares y ¿qué logramos? Traición e irrespeto”, escribió el magnate en su cuenta Twitter el año 2011.

La llamada telefónica ocurrió por iniciativa del primer ministro Nawaz Sharif, quien se encuentra bajo fuego en el ámbito político interno por los matices autoritarios que ha impregnado a su gobernación despertando la ira y las críticas de la oposición. Sharif es, además, el líder del principal partido musulmán del país que Estados Unidos ha acusado constantemente de proteger a los líderes talibanes en la región fronteriza con Afganistán. Trump ha sido un fuerte crítico de los musulmanes y durante la campaña ha prometido prohibir su ingreso a Estados Unidos, aunque gente de su entorno han suavizado la postura tras los comicios presidenciales.

De acuerdo con una transcripción de la conversación difundida por el Gobierno pakistaní, el primer ministro llamó a felicitar a Trump por su elección y éste le contestó que Sharif “tiene muy buena reputación” como político. “Eres un tipo extraordinario. Estás haciendo un trabajo increíble que cada día es más visible en todos los sentidos. Espero verte pronto. Siento que nos conocemos desde hace mucho. Tu país es extraordinario, dispone de grandes oportunidades. Los pakistaníes son uno de los pueblos más inteligentes del mundo y estoy dispuesto a desempeñar todo rol que quieras que haga para encontrar soluciones a grandes problemas”, dijo Trump según informó el Gobierno de Sharif. El equipo del presidente electo ha confirmado la conversación y enfatizó que se discutieron “problemas de importancia”, sin entrar en grandes detalles.

Como es de imaginar, el contacto provocó olas en la diplomacia estadounidense, donde las relaciones con Pakistán se consideran altamente sensibles y la conversación de Trump con Sharif es vista como un fuerte desvío del protocolo. “Un presidente no debe ser tan elogioso hacia un líder extranjero como lo hizo Donald Trump. Nuestra relación con Pakistán es una de las más sensitivas y fáciles relaciones en el mundo. Es una relación extremamente importante”, comentó a CNN David Gergen, quien ha sido asesor de cuatro presidentes de ambos partidos.

El problema más importante es la relación con India, la democracia más importante de Asia y eterno rival de Pakistán. Tanto que hasta la revista conservadora Forbes ha comentado que el presidente electo “no tiene la más mínima idea de los temas que hay entre Estados Unidos, Pakistán e India”.

Para el diario The Indian Express, la conversación telefónica “puede conducir hacia una confusión y el caos si no se sabe cómo interpretar la diplomacia del presidente electo Trump, en el contexto de Pakistán, un aliado controvertido de Estados Unidos complicado en temas como los esfuerzos contra del terrorismo y la proliferación nuclear”, indicó el rotativo. Recuérdese que bajo la administración del primer ministro Sharif, la diplomacia estadounidense ha manifestado preocupación por la exportación de tecnología nuclear hacia Corea del Norte.

Filipinas siempre ha sido un aliado de Estados Unidos, principalmente tras la Segunda Guerra Mundial. Pero desde que el presidente Rodrigo Duterte ha desatado una caza a los consumidores y vendedores de narcóticos, propiciando su ejecución pública sin juicio previo y ofreciendo 800 dólares por cada denuncia, las relaciones entre los dos países comenzaron a enfriarse. La cosa llegó a su clímax cuando el líder autoritario bajo el control de los militares, llamó ‘hijo de puta’ al embajador de Washington por ser homosexual, al presidente Barack Obama por su defensa de los derechos humanos y al papa Francisco por causar atascos del tráfico durante su visita a Manila.

Pues el jueves, Trump también tuvo una conversación telefónica con Duterte y terminó por invitarlo a su toma de posesión. Hablaron durante siete minutos aunque no transpiraron grandes detalles. Lo que se sabe fue desvelado por el asesor presidencial filipino, Christopher Go, quien afirmó que fue el dialogo fue “animado”. Go tiene un apodo: ‘Bong”. Como se sabe en Estados Unidos se llama así a las pipas que se usan para consumir todo tipo de alucinógenos.

“Los primeros 100 días de Duterte como presidente se han caracterizado por una violencia promovida por el Estado que llegó a una escala verdaderamente chocante. Su combate contra aquellos supuestamente involucrados en el narcotráfico ha provocado una masacre en las calles y la destrucción de los derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida y a un juicio justo”, indicó en octubre el director de Amnistía Internacional para el Sudoeste asiático y el Pacífico, Rafendi Djamin, quien estima en unos 5.000 los asesinados a sangre fría en las calles de Filipinas.

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