martes 26  de  marzo 2024
EEUU

Preocupa escalada de tensión entre Moscú y Washington

El presidente Donald Trump tantea las posibilidades de imponer el orden a su medida, mientras Putin y Kim Jong-un tratan de sacar ventaja con amenazas
Por RUI FERREIRA

MIAMI – El portaviones Carl Vinson tiene dos catapultas en la proa que pueden colocar un avión caza F-18 en el aire cada 30 segundos. En el hangar del primer piso hay 68 que están siendo engrasados a todo momento. En la torre de control están instaladas cuatro ametralladoras automáticas de 20mm que disparan 4.500 balas por minuto. El arsenal es prácticamente inagotable y el nivel de precisión, imbatible.

Pero el portaviones, que sirvió de última morada a Osama bin-Laden, cuando su cuerpo inerte fue arrojado al mar, no navega solo. Lo rodea una pequeña armada de dos destructores, un crucero de misiles y un par de submarinos, lo que hace de la flota una muralla prácticamente inexpugnable. Para comenzar, eso es lo que le espera al dictador norcoreano Kim Jong-un si cruza la raya roja del presidente Donald J. Trump.

“Corea del Norte está buscando problemas. Si China decide ayudar a evitarlo será muy bueno. Si decide no hacerlo resolveremos el problema sin ellos”, dijo Trump en un tuit al amanecer del martes, en el cual develó que ya advirtió al presidente chino, Xi Jinping, el fin de semana pasado en la Florida, de que un acuerdo comercial con Estados Unidos estaría facilitado si el gigante asiático resuelve por sí mismo la crisis con el régimen de Korea del Norte.

Entre manos

Pero Trump tiene también otra crisis entre manos, y en tres frentes. Directamente con Siria, a la cual ha bombardeado la semana pasada, con Corea del Norte, a la cual ha amenazado constantemente, y con Rusia, el poderoso aliado de los dos primeros. Y Moscú tiene una conciencia clara de su fuerza en este triángulo, una crisis que le da la oportunidad al presidente ruso Vladimir Putin de mostrar al mundo su país como una superpotencia.

Si Trump ha enviado al mar de China la fuerza de batalla del Carl Vinson, Putin desplazó parte de la flota del mar Báltico y reforzó su presencia en el Mediterráneo oriental, frente a la costa de Siria, donde dispone de facilidades portuarias.

Trump recibió este martes la primera señal de la firmeza de Putin, cuando éste rehusó recibir, de momento, al secretario de Estado, Rex Tillerson, quien se desplazó de urgencia a Moscú para intentar calmar los ánimos, después que la Casa Blanca ha acusado a Moscú de ser cómplice, precisamente encubridor, del ataque con armas químicas contra la población civil siria a inicios de la semana pasada.

Todavía Tillerson no había desembarcado en Moscú para explicar la línea dura que Washington ha diseñado, a partir de ahora, en sus relaciones con Rusia, cuando el presidente Putin convocó una rueda de prensa para denunciar el plan estadounidense. “Tenemos información de que hay provocadores planificando la siembra de sustancias químicas en las zonas suburbanas de Damasco para culpar a las autoridades sirias”, dijo el mandatario ruso sin aportar más detalles.

“Esto ya lo hemos visto antes en Irak”, recordó Putin, recordando una serie de eventos acaecidos antes de la invasión a Irak el año 2003 y las justificaciones esgrimidas entonces por el presidente George W. Bush, sobre la presunta existencia de armas químicas escondidas en el país árabe. Putin cree, además, que en estos momentos su homólogo estadounidense está usando a Rusia y Siria como excusas para sacar del poder a Bashar Al-Asad.

Washington no lo niega. De hecho, ese ha sido el mensaje que Tillerson trasmitió a su colega ruso, el ministro ruso de asuntos exteriores Sergei Lavrov, quien dijo en un comunicado, antes del encuentro, de que quiere que Estados Unidos participe en una “investigación objetiva” sobre lo que realmente sucedió en Siria. Llegó tarde, el martes el secretario estadounidense de Defensa, Jim Mattins, acusó a Moscú de estar detrás del ataque. “Sabemos por información segura de inteligencia de que Rusia estaba al tanto y participó en el ataque”, afirmó, dejando poco margen para su colega en el Departamento de Estado maniobrar en el encuentro con Lavrov.

¿Flexible?

Trump tampoco ha sido flexible. “No quiero entrar en Siria. Pero cuando veo a gente usar terribles armas químicas tengo que reaccionar. Lo que hicimos debió haber sido hecho hace mucho tiempo bajo la administración de Barack Obama”, dijo el presidente a la cadena FoxNews.

El presidente intentó bajar las protestas de periodistas, redes sociales y la comunidad judía sobre cómo lo que dijo portavoz Sean Spicer, al decir que el tirano alemán Adolfo Hitler nunca “se atrevió a usar armas químicas”.

Esto llevó al exdirector de la CIA, Leon Paneta, a recordar que “cuando eres portavoz de la Casa Blanca no puedes comparar a Hitler con nadie. Nunca funciona. Debe aprender a dar estas ruedas de prensa y no embellecer las cosas. Solo trae problemas y este es uno de los muchos que ha hecho por tratar de embellecer las cosas. Al decir estas cosas estúpidas pones en riesgo lo que el presidente dice o trata de hacer con Rusia. Esto cambia las cosas y no es bueno”, afirmó.

Spice terminó por aparecer en la CNN a pedir disculpas. “He usado una comparación inapropiada. No hay comparación con el Holocausto y pido disculpas por eso”, dijo.

Pero no quiso hablar de Corea del Norte, la otra pata de esta crisis y que tiene a Estados Unidos al borde de una guerra. El dictador Kim lo advirtió el miércoles (martes en Estados Unidos): “Si Estados Unidos nos ataca vamos a tener un conflicto nuclear porque vamos a bombardear Estados Unidos. Nuestra reacción será el infierno y el fuego llegado del cielo sobre los estadounidenses”, dijo en canal de televisión local, citando las palabras del llamado Líder Generoso, en una reunión con los jefes de las tres ramas de las fuerzas armadas, aparentemente para anunciar nuevas políticas.

Según dijeron varias fuentes a DIARIO LAS AMÉRICAS, el martes en la tarde, una guerra con Corea del Norte es un conflicto que terminaría arrastrando a varios países.

“Aunque Trump quiera asumir esto por sí solo, no puede evitar la participación de Japón, China y Taiwán que son parte del escenario. Serán las primeras víctimas de una retaliación norcoreana, excepto China que intentará apenas consolidar sus fronteras y que el conflicto no se extienda. La gran pregunta es, ¿puede Estados Unidos hacerlo solo?”, afirmó un diplomático estadounidense.

Pero, la realidad es “que si el líder norcoreano hace algún movimiento de ataque, su régimen se acaba y él no tiene una vocación suicida, enfatizó por otra parte Paneta.

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