MIAMI.- Roberto Fernández comenzó su jornada este 8 de septiembre cargando en Port Everglades, Broward, unos ocho mil galones, y encaminando luego su camión cisterna a Coral Way y la Avenida 88 para repartir como golosina buena parte de su gasolina.
MIAMI.- Roberto Fernández comenzó su jornada este 8 de septiembre cargando en Port Everglades, Broward, unos ocho mil galones, y encaminando luego su camión cisterna a Coral Way y la Avenida 88 para repartir como golosina buena parte de su gasolina.
Enseguida el sitio fue un oasis en medio de tantas gasolineras desiertas, y en fila india se formaron decenas de conductores llevando sus “animales” a abrevarse hasta saciar la sed de tantos días.
Otros establecimientos en derredor continuaban exhibiendo sus carteles en cero o atando sus expendedoras con cintas amarillas, como aviso de una epidemia de escasez a bordo.
En la madrugada de este viernes el precio no fue problema. A gusto se pagaban $2.79 el galón o incluso 10 centavos más. El asunto era tener por fin con qué moverse para seguir consiguiendo víveres, poner a buen resguardo de Irma a la tropa de casa, y también “guardar pan para mayo”.
Después de descargar tres mil galones de gasolina regular y un millar de la especial, el señor Fernández emprendió rumbo a otros lugares del gran Miami, brindando desde lo anónimo de su trabajo suficiente alivio a tanta angustia.