domingo 21  de  abril 2024
Exilio

Un líder opositor cubano vive en Miami debajo de un puente

Orlando Fundora, un disidente marcado, apresado y condenado por el régimen cubano, lleva siete meses viviendo literalmente debajo del puente Biskayne, a menos de tres millas del Departamento de Vivienda Pública
Diario las Américas | MARIAM NUÑEZ MAS
Por MARIAM NUÑEZ MAS

Orlando Fundora Álvarez, expresidente de la Asociación de Presos Políticos de Cuba, pasó su 72 cumpleaños debajo de un puente. El hecho se torna más grave si se cuenta que ese puente es el Biskayne y está a menos de tres millas del Departamento de Vivienda Pública y Desarrollo Comunitario (PHCD, en sus siglas en inglés) del condado Miami-Dade, y de las oficinas de prominentes políticos que en sus campañas abogan por la defensa de los derechos humanos.

La odisea de Fundora comenzó con una oposición activa al régimen de La Habana y con un proyecto visible en Cuba. La isla oprime sin miramientos a quienes disienten y eso fue lo que hizo Orlando como director del proyecto "Yo demando", una acusación directa a las violaciones de derechos humanos del régimen de los Castro. Fue encerrado durante la "Primavera Negra" de 2003 [oleada represiva donde el Gobierno de Castro arrestó a los principales líderes de la oposición, previamente infiltrada por la Seguridad del Estado cubano] tras un juicio relámpago y notoriamente injusto, como parte del grupo de los 75 presos políticos. En consecuencia fue condenado a 18 años de privación de libertad en el Combinado del Este, en La Habana.

Orlando fue liberado por razones humanitarias, después de varias huelgas de hambre, tres infartos, tres isquemias cerebrales y problemas óseos, renales y prostáticos. Llegó a España en 2011 de la mano de la Cruz Roja Internacional después de que Amnistía Internacional lo declarara prisionero de conciencia. En 2014 llegó a Miami, ciudad en la que esperó encontrar el apoyo que no tuvo en España.

Es aquí, donde ese luchador por los derechos de los cubanos comenzó una odisea mientras transitaba por casas que elevaban el alquiler y albergues en los que no podía permanecer junto con su compañera de todas las batallas, Yolanda Triana. Orlando, un líder opositor marcado, apresado y condenado por el régimen cubano, lleva siete meses viviendo literalmente debajo de un puente en Miami.

La pareja se auxilia de una furgoneta y de poquísimos enseres para sobrevivir el día a día. ¿Cómo han llegado hasta esta situación? Comenzó con la falta de apoyo, de asesoramiento y de solidaridad. Vivir debajo de un puente es lo que nadie se imagina para sí mismo y mucho menos con una operación a corazón abierto y un desfibrilador cardioversor implantable que sobresale en su pecho.

El largo camino a casa

Orlando Fundora lleva tanto tiempo sin casa que ya es prácticamente un desamparado, un olvidado. Su caso sin embargo se sale de los márgenes de lo probable, porque él ha dado los pasos para acceder a una vivienda sencilla. Según la documentación a la que tuvo acceso DIARIO LAS AMÉRICAS, él cumplimentó una aplicación para un "Plan moderado" al que tenía derecho en 2014. Le fue otorgada la vivienda, pero cuando llegó al lugar, el inmueble estaba ubicado en la calle 5th del suroeste del condado, los tres pisos sin ascensor que tenía que subir para llegar a lo que sería su apartamento lo dejaron en estado casi grave otra vez. El corazón no pudo responder a tal esfuerzo. En una reclamación hecha al PHCD, Fundora explicó lo sucedido: “Por problemas de salud no lo puedo coger, debe ser planta baja”. Y volvió al bregar por los albergues, y a pasar por el quirófano hasta llegar a vivir debajo de un puente que lleva al mar.

Una vez estudiado el caso e iniciada una serie de acciones de apoyo a partir de la exclusiva dada por el programa “Hola! Ota-ola”, que se transmite a diario por las plataformas de Facebook de DIARIO LAS AMERICAS y Cubanos por el mundo, se estableció contacto con la portavoz del PHCD, con el Ayuntamiento de Miami-Dade, con concejales y con funcionarios de la Florida. La conclusión es que, para desbrozar su caso, todos tienen que seguir colaborando, tienen que poder comunicarse. Es un caso complejo porque la entrega de viviendas sociales se basa en estrictas regulaciones y procesos y los fondos son federales. El programa al que se presentó Orlando cuenta solo con 1.900 viviendas, un número insuficiente no solo para este caso, sino para las necesidades del Condado.

Uno de los más valientes opositores cubanos se encuentra en un atolladero que podría haberse resuelto con una asesoría acertada, un programa de acompañamiento, una visita a las oficinas del programa público de vivienda o simplemente el apoyo solidario de las tantas entidades privadas o sin ánimo de lucro con capacidad para corresponder a un opositor que no tuvo miedo.

Contada así, esta historia es triste, pero debe tener un final feliz porque involucra la vida de una persona que no dudó en defender en su isla algo que también reclama se le respete aquí: su derecho.

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