jueves 21  de  marzo 2024
asesoría legal

Licitaciones públicas y contratos privados, diferencia

El contrato público está financiado con el dinero del contribuyente y para el beneficio del pueblo. Por lo tanto, requiere más transparencia, adherencias estrictas a procedimiento y cumplimiento de la ley
Diario las Américas | RICARDO J. RODRÍGUEZ VACAS, ESQ.
Por RICARDO J. RODRÍGUEZ VACAS, ESQ.

Cuando uno analiza todo cuanto nos rodea comprende que alguien es responsable de esa creación. Pensamos en los contratistas cuando nos impresionamos por la belleza de algunos edificios, casas, calles o puentes. Generalmente existen dos tipos de contratistas, los que contratan con entidades públicas y los que contratan con partes privadas. Los primeros son pagados por el gobierno y construyen carreteras, puentes, infraestructura subterránea o edificios públicos y los segundos pagados por compañías privadas.

Es posible que un contratista haga obras públicas y privadas, pero ambas ramas requieren la aplicación de diferentes procedimientos, reglamentos, y leyes. La columna de hoy será dedicada a los contratistas que trabajan con entidades públicas o gubernamentales y en particular, el proceso de la licitación. La licitación de contratos es un proceso, generalmente competitivo, que busca obtener el mejor servicio, al mejor precio, de un contratista de competencia profesional.

Un contratista no solo tiene que ser alguien o una compañía que ofrezca servicios de construcción, puede ser uno que ofrezca servicios o productos. Igual que en el mundo privado, los contratistas que ofrecen servicios al gobierno pueden abarcar desde actividades artísticas hasta compañías de seguridad. La gran diferencia es que el contrato público está financiado con el dinero del contribuyente y para el beneficio del pueblo. Por lo tanto, requiere más transparencia, adherencias estrictas a procedimiento, y cumplimiento de la ley.

Existen ventajas y desventajas en hacer negocios en el mundo privado y público. Vamos a tomar el ejemplo de un contratista privado y uno público. Si un contratista privado es contratado por un particular para que le construya un chalet en un barrio de Miami. Y tras acordar el precio, firman el contrato, sacan lo permisos y comienzan la obra. Aunque a los contratistas privados se les exige tener sus licencias y cumplir con los requerimientos legales, el proceso es menos burocrático y riguroso. Sin embargo, corren un riesgo mucho mayor que el contratista que trabaja para el sector público. Ese riesgo es el peligro de impago.

La gran ventaja de contratar con una corporación pública es que el pago es más seguro. Imagínese ahora que el dueño del chalet, al final de la obra, le dice al contratista en cuestión que se encuentra en una situación horrible, que está en bancarrota. Entonces nuestro contratista estará desprotegido. Él no recibirá la retribución por el trabajo realizado. El contratista tendrá que asumir los pagos de sus trabajadores y sus proveedores, tendrá que absorber las pérdidas generadas por esta peculiar situación.

Este es el gran riesgo de los contratos privados. En el pasado, especialmente durante tiempos de crisis inmobiliarias, muchos contratistas privados fueron víctimas de los impagos.

Claramente, existen muchos contratistas privados exitosos que se protegen con buenos planes financieros y seguros de obra y contratos pero siempre está la amenaza del dueño que no pueda pagar.

El riesgo es muy diferente cuando un contratista hace trabajos para el Gobierno. Aunque existe la posibilidad de que un gobierno entre en bancarrota, no es común. Por eso, el beneficio de contratar con el Gobierno es que al contratista se le va a pagar. El pueblo, a través de los impuestos, respalda y honra el contrato. Los contratos públicos son más fuertes con relación al pago. La parte negativa es que, muchas veces, el proceso de pago es más burocrático y largo que en el ámbito privado. Aunque, existen leyes para proteger a los contratistas públicos contra los retrasos, como por ejemplo, La Ley en la Florida de Pago Rápido (Prompt Payment Act), muchos gobiernos no pagan con prontitud. Esta demora puede poner a determinados contratistas en situaciones difíciles mientras esperan el pago. Lamentablemente, existen ocasiones cuando el mismo gobierno no honra el espíritu y la letra de la ley.

Antes de llegar al pago final, los contratistas públicos tienen que cumplir muchas etapas que comienzan con la licitación pública. Cada corporación gubernamental, sea federal, estatal, local o de agencia administrativa; se adhiere a requisitos estrictos antes de otorgar un contrato público. De la misma manera, el contratista debe comprender todos los detalles del anuncio de licitación y el contrato correspondiente. Una de las áreas más problemáticas entre los gobiernos y los contratistas ocurre en la fase de la licitación.

Pueden surgir diferentes obstáculos a un contratista como, no tener la licencia apropiada (lean: Contratistas con licencias y sin licencias, Diario Las Américas, 9 de marzo, 2016), rellenar erróneamente la solicitud de licitación; que el gobierno le otorgue la licitación al contratista equivocado, a quien no cumpla con los requisitos y hasta en algunas circunstancias; la corrupción gubernamental y/o del contratista. No obstante, estos problemas iniciales tienen remedio.

Para el contratista que siente que ha perdido injustamente un contrato público y considera que él es el apropiado para recibir dicho compromiso de obra, existe un mecanismo de protesta de licitación, en inglés, "bid protest". Siempre un contratista debe conocer anticipadamente los requisitos para recurrir las decisiones del gobierno, ya que pueden variar de acuerdo con qué agencia, nivel o estructura de gobierno que abarque el contrato.

Diferentes jurisdicciones tienen diferente requisitos. Lo común es que existe un corto margen de tiempo para iniciar una reclamación y se debe actuar rápidamente después de recibir la notificación con el resultado adverso. Generalmente, es proceso comienza administrativamente y termina en litigio en las cortes. Las leyes y procedimientos de licitaciones públicas y contrataciones son muy técnicas. Si un contratista desea participar en las licitaciones debe estar preparado para consultar con un abogado inmediatamente. No actuar a tiempo puede causar que pierda su derecho a reclamar y posiblemente, recibir un contrato que le correspondía legalmente.

Los problemas para los contratistas van a existir desde el comienzo de la obra hasta el final de la misma. Por eso, el comienzo del contrato es crucial. No existe una mejor opción en cuanto a contratar privadamente o públicamente. Ambos caminos tienen sus aspectos positivos y negativos. Lo que es importante para cualquier tipo de contratista es estar bien organizado, correctamente licenciado, legalmente estructurado, y profesionalmente capacitado para enfrentar cualquier obra que se le presente.

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