lunes 18  de  marzo 2024
Religión

Los 500 años de la Reforma y la globalización

La libertad de pensamiento, de conciencia y religiosa se inician como proceso en desarrollo social, abriéndose pasos a pesar de los crueles castigos, en especial, la hoguera
Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

“Vas a asar un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar”. Estas palabras de John Hus (1370-1415), antes de morir en la hoguera, se cumplieron un siglo después en Martín Lutero cuando clavó las 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, Alemania; así comienza un intenso período de cambio en la Europa cristiana para toda la humanidad.

Lutero es uno de las más influyentes personalidades en la historia, su apego a la verdad y a la justicia lo hicieron rebelarse ante el despotismo de las autoridades eclesiásticas medievales. Su valiente perseverancia hace exaltación a nuevos conceptos de libertad. La libertad de pensamiento, de conciencia y religiosa se inician como proceso en desarrollo social, abriéndose pasos a pesar de los crueles castigos, en especial, la hoguera.

Aunque John Wyclif (1320-1384) y Hus fueron los predecesores de Lutero y tradujeron la Biblia al idioma vernáculo de sus pueblos, inglés y checo, no hubo una proliferación inmediata de esos textos. Sin embargo, Lutero pudo concretar esa revolución intelectual que se expandió por Europa, gracias a la imprenta; por lo que sus conciudadanos conocieron la Biblia en la legua alemana.

Durante el renacimiento, otros sacerdotes eruditos y reformadores hicieron traslación de la Biblia al lenguaje popular de sus naciones. Muchos sufrieron persecución, exilio y muerte. William Tyndale (1495-1536), nueve décimos del Nuevo Testamento Autorizado de la Versión de King James es obra de él. Gáspár Károli (1529-1591), autor de la primera traducción de la Sagrada Escritura al húngaro, Biblia de Vizsoly; y Jakub Wujek (1541-1597), entrega al pueblo polaco en su propia lengua los Sagrados Textos. Asimismo, los españoles exiliados Casiodoro de Reina (1520-1594) y Cipriano de Valera (1532-1602), el primero creó la Biblia del Oso, y Varela, la revisó con una perspectiva calvinista, en 1602, nombrada Biblia del Cántaro o Reina-Varela.

En Suiza hubo dos ciudades que protegieron a pensadores y sacerdotes perseguidos por sus ideas en el Renacimiento. Estas eran Ginebra y Zúrich. Ulrico Zuinglio (1484-1531) fue el líder de la Reforma Protestante en Zúrich y el fundador de la Iglesia Reformada Suiza. Independientemente de Lutero y con características propias, entre su legado está la Biblia de Zürich, en alemán. En Ginebra, el liderazgo recaía sobre Juan Calvino (1509-1564), francés y teólogo, fundador de la Universidad de Ginebra, donde se entrenaron miles de misioneros y se publicó la Biblia de Ginebra, inspirada en la visión de Calvino y en varios idiomas: inglés, francés, escocés, holandés. Uno de esos misioneros fue John Knox (1514-1572), sacerdote escocés, Padre de la Reforma Protestante en Escocia. También trabajó y llevó la Biblia ginebrina en inglés a Inglaterra que fue la transcripción prevaleciente entre los puritanos por cerca de 100 años y la Biblia que los peregrinos del Mayflower llevaron consigo a América.

Esta brillante reforma intelectual y moral enriqueció el bienestar de la humanidad, y la llenaron de esperanza en los valores más apreciados del ser humano. Aquellos reformadores, al llevar las Letras Divinas al lenguaje vernáculo de las naciones, rompieron el enclaustramiento de las ideas cristianas; estas fueron el fundamento principal de la civilización occidental que progresivamente se extendieron por todo el mundo.

El acceso directo a la verdad trascendental reveló los valores del altruismo, la igualdad de los seres humanos en dignidad y derecho, la dignificación de la vida humana y el trato igualitario para minorías, mujeres y pobres, el matrimonio y la familia natural, que todos puedan obtener educación e ilustración y puedan leer la Biblia por sí mismos, la separación de los dominios de Iglesia y Estado, el gobierno limitado y derechos de las minorías, la libertad de pensamiento, conciencia y religión. Del mismo modo, otros elevados conceptos de justicia: el derecho en contra de la tortura, la esclavitud, poner en tela de juicio la tiranía y la opresión, y resistencia al mal con el bien.

El mundo contemporáneo comprendió que esos valores universales podrían hacer un mundo mejor y sus líderes decidieron recopilarlos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros tratados de las Naciones Unidas, especialmente, la Carta Internacional de Derechos Humanos.

“El pensamiento está libre de impuestos”. Gracias a Lutero y demás reformadores se conoció esta predica de justicia, amor ágape, verdad, moderación y libertad. Andar con esos valores y El Nazareno, es ser verdaderamente Cristo céntrico. Por tanto, los cubanos y, en especial, los sacerdotes deben promover intensamente esas ideas y dejar de mirar la paja que está en el ojo ajeno y no ver la viga que está en su propio ojo. De esta forma, habrá un gran despertar en nuestra nación que hará a Cuba libre.

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