jueves 28  de  marzo 2024
OPINIÓN

Negocios con Cuba

Invertir, dónde y cómo, para obtener la mayor rentabilidad posible con el menor riesgo permisible, es la fórmula ideal que conduce al éxito
Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

De las viejas frases proverbiales escogemos hoy: “No hay peor sordo que el que no quiere oír”. Y es que las noticias apuntan a la visita a Cuba de un grupo de congresistas republicanos, que buscan cómo facilitar la inversión en la isla, mientras el gobernante cubano, Raúl Castro, arremete contra el presidente Donald Trump, al que hace apenas una semana los representantes federales aplaudieron hasta el cansancio en el pleno del Congreso.

Raúl Castro no sólo criticó lo que califica como “irracionalidad” de la agenda del mandatario estadounidense, sino que calificó el plan del muro por construir, en la frontera con México, de agresión “contra toda nuestra región”.

De esta manera, los legisladores Tom Emmer y Jason Lewis, por Minnesota; Roger Marshall, de Kansas; James Comer, de Kentucky, y Jack Bergman, de Michigan, fueron recibidos por altos representantes del régimen cubano, incluyendo al ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, quienes trataron de responder a las preguntas planteadas por los representantes estadounidenses.

¿Garantías? Ninguna, así de claro volvió a ser planteado. Los estatutos que rigen las oportunidades de inversión extranjera en la isla caribeña, o incluso el comercio de productos, plantean, entre líneas, que el aval está dado por los fondos de la banca internacional o el gobierno extranjero que quiera respaldar la aventura de sus nacionales empresarios.

De hecho, el deshielo diplomático entre Cuba y EEUU, iniciado en diciembre de 2014, que condujo al acercamiento empresarial entre ambos países, parece atravesar actualmente un momento de incertidumbre, luego de que la nueva administración Trump se manifestase abiertamente contraria a las políticas de su antecesor, Barack Obama, con el Gobierno de la isla.

Invertir, dónde y cómo, para obtener la mayor rentabilidad posible con el menor riesgo permisible, es la fórmula ideal que conduce al éxito. Ésa es la receta que grandes, medianas y pequeñas empresas aplican a diario, sin que ello tenga en cuenta los derechos fundamentales de salarios o libertades.

En fin de cuentas, la presencia de un régimen dictatorial, que garantice el espíritu feudal que tanto gusta a los grandes inversores, es lo que parece importar a quienes continúan yendo a la isla en busca del éxito prometido, aunque sea extremadamente riesgoso.

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