jueves 28  de  marzo 2024
OPINIÓN

Venezuela, el fin de una república

Venezuela vive días cruciales, estamos a horas de ver el aniquilamiento de la república a través de una Asamblea Constituyente
Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

Los venezolanos no aceptan la Asamblea Nacional Constituyente, la comunidad internacional tampoco y en las leyes no existe una figura que permita el fraude planteado por Nicolás Maduro. Aun así, el régimen venezolano insiste en celebrar una jornada para elegir este domingo 30 de julio, a los encargados de redactar una nueva Constitución y consolidar la dictadura.

Venezuela vive días cruciales, estamos a horas de ver el aniquilamiento de la república a través de una Asamblea Constituyente, que de acuerdo a sus proponentes disolverá el Parlamento, destituirá a la Fiscal General y se erigirá como un suprapoder con capacidad para modificar todo lo que hasta ahora es ley en Venezuela.

El instrumento permitirá destruir la posibilidad de hacer las elecciones regionales de gobernadores y las presidenciales del próximo año, que si fueran libres y justas, perdería Maduro, de acuerdo a lo que dicen todas las encuestas.

Pero la consumación de ese fraude no es el fin del país. Hay un pueblo que seguirá en las calles protestando contra la tiranía, que ya se ha cobrado 112 víctimas en casi cuatro meses de protesta. Pudiéramos estar ante un escenario que acelere el cambio en Venezuela, pues Maduro se pone la soga al cuello al desconocer a más del 70% del país que rechaza la Constituyente y al desechar todos los llamados que se han realizado desde la comunidad internacional, promoviendo así una intensificación de la crisis y un escenario de aislamiento.

Frente a la criminalidad del régimen de Maduro el peso de la comunidad internacional es clave para apoyar la dura lucha del pueblo venezolano. La exigencia es clara: acompañar a los venezolanos y presionar por ek restablecimiento de la democracia y el llamado a elecciones libres y transparentes.

La Constituyente nace como idea para aniquilar a la disidencia y disolver la república; pero puede terminar enterrando políticamente a sus propios creadores. Eso sí, luego de hacer mucho daño a un país que pasa hambre y vive la peor crisis económica de su historia.

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