martes 26  de  marzo 2024
OPINIÓN

Venezuela y la advertencia de la OEA

Almagro no ha hecho más que dar voz a la gran mayoría de los venezolanos
Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

Ya no hay dudas, o al menos cada vez más países están convencidos de que en Venezuela hay una dictadura.

A nivel internacional, la voz del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha sido fuerte y clara: “No se puede seguir mirando hacia el costado. Hoy, mientras usted lee estas líneas, en un país sudamericano de más de 30 millones de personas hay una dictadura”, escribió de manera tajante en un artículo que reproducen varios medios de comunicación.

Almagro no ha hecho más que dar voz a la gran mayoría de los venezolanos. Y la petición es la misma, según todas las encuestas en el país: una salida electoral, transparente y equitativa, que ha sido suprimida y bloqueada por un Gobierno que no deja votar a sus ciudadanos (suspendió un referéndum revocatorio previsto en la Constitución e hizo lo mismo con las elecciones para gobernadores que debieron realizarse en el 2016).

Pero para que Venezuela vuelva al camino democrático no solo hacen falta buenas intenciones, pues la presión interna de un pueblo cada vez más sometido y de una oposición que con su altibajos se ha enfrentado al Gobierno, debe ser acompañada por una posición firme de los países de la región, que no solo deben velar por sus intereses económicos sino por la unidad de criterio frente a los valores de la democracia, apartados hoy por el régimen de Nicolás Maduro.

Y precisamente para evitar la consolidación de dictaduras y defender la democracia como un derecho de los pueblos, se creó en 2001 la Carta Democrática Interamericana, suscrita por 34 países, entre ellos, Venezuela.

Almagro ha planteado que de no darse en el corto plazo un llamado a elecciones, la apertura de un canal humanitario y la liberación de presos políticos, debe aplicarse el artículo 21 de la Carta Democrática y suspenderse a Venezuela de la OEA.

El objetivo de una medida de tal dureza no es más que procurar que el Gobierno venezolano ante la posibilidad de aislamiento y pérdida de legitimidad, sumado al reclamo de la ciudadanía, se vea presionado a llamar a elecciones. No es garantía de éxito ante una jefatura que no se cansa de burlar decisiones y no acatar recomendaciones y medidas de organismos internacionales, sin embargo, es una obligación moral de los defensores de la democracia y de aquellos países y liderazgos que han suscrito la Carta Democrática.

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