@pppenaloza
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CARACAS.- El presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, afirma tajantemente: “Estamos abiertamente en una dictadura”, y lo sostiene como coordinador del partido político Primero Justicia y uno de los dirigentes más destacados de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
A pesar de la grave crisis social que enfrenta Venezuela, la calle está tranquila. Demasiado fría. La máxima autoridad del parlamento opina que la desmovilización de los ciudadanos responde más al miedo a la represión que al desánimo colectivo. “Uno de nuestros retos es hacer que la gente venza el miedo”, reconoce Borges, quien parece estar convencido de que el presidente Nicolás Maduro no ganará esta pelea por la democracia en el país.
“Veamos cómo terminan los dictadores, o derrocados o presos, o la gente poniéndole fin a gobiernos de este tipo, nunca tienen un final feliz, y ese va a ser el caso de la dictadura que estamos viviendo hoy”, sentencia el presidente del poder legislativo venezolano.
¿Cómo se puede desarrollar una gestión cuando la Asamblea Nacional está maniatada por el resto de los poderes públicos?
Es verdad que todos estamos sometidos por un Gobierno totalmente fuera de la Constitución. El Gobierno quiere dar una imagen de fuerza, pero al final es un gobierno débil, no tiene pueblo, no tiene autoridad, no tiene rumbo, no tiene liderazgo, no tiene contenido político, y lo único que le queda es la fuerza bruta para tratar de imponer el miedo o negar los derechos constitucionales. Lo que nos toca es hacer la resistencia para imponer el cambio.
El presidente Maduro declaró que buscaría una fórmula para “regularizar” a la AN y encargó de esa tarea al alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez. ¿Avanza el diálogo para normalizar la situación del Parlamento?
El problema del Parlamento no es un problema legal. Es un problema político, un Gobierno que desconoce una AN que fue electa por 14 millones de venezolanos. ¿Qué estamos haciendo nosotros? Lo que nos toca, denunciar fuera de Venezuela, estamos construyendo la fuerza de todos los parlamentos de la región para apoyar a la democracia en Venezuela. Estamos sesionando en la calle, aprobando proyectos como la Ley de Barrios, que le va a dar la propiedad a casi 2 millones de familias venezolanas, que son dueñas de sus casas pero no de la tierra. Creemos en democratizar la propiedad para el pueblo venezolano. También seguimos haciendo las investigaciones de corrupción, el caso del vicepresidente Tareck El Aissami está siendo investigado por la AN. Y seguimos legislando para que apenas haya un cambio, todas esas leyes que hemos hecho nosotros sean una realidad. Falta que el país vuelva a tomar fuerza, a ponerse de pie y seguir luchando en la calle, en la Asamblea, en los medios, para que el destino final sea el voto.
¿Acaso el enfriamiento de la calle no es culpa de la Unidad?
El Gobierno quiere ganar a punta de desmoralizar y meterle miedo al país. Nuestra labor es tener el testimonio y la fuerza para que esa energía no se desinfle, para que la energía del pueblo se vuelva a poner de pie y que las ganas de libertad y de cambio venzan al miedo y la desmoralización.
El proceso de diálogo iniciado a finales de 2016 terminó por desmovilizar a la base opositora. ¿Continúan esas conversaciones con el chavismo?
Cero. Maduro dice por televisión que le da a Jorge Rodríguez el mandato de regularizar lo de la AN. ¿Qué demuestra eso? Que es un tema político, no es legal. Segundo punto, no ha habido ninguna propuesta concreta del Gobierno en ese sentido, no ha habido ni un tocar la puerta ni decir qué proponen. Nunca hubo la reunión que plantearon entre los distintos jefes de fracción de la AN, nunca le dieron importancia a esa reunión. El Gobierno no tiene voluntad porque un Gobierno tan frágil no aguanta una AN a full capacidad, no aguanta unas elecciones, no aguanta al pueblo en la calle. Tenemos que retomar la fuerza y no dejarnos atropellar por la sensación del Gobierno fuerte. El Gobierno es apoyado por una facción muy pequeña de la Fuerza Armada, pero la inmensa mayoría de los oficiales de la FAN está en contra de lo que está pasando.
A diferencia de su predecesor en el cargo, Henry Ramos Allup, usted evita el discurso de la confrontación con la FAN y busca tender puentes con los militares. ¿Ese mensaje encontrará receptividad en los cuarteles?
Lo que creo es que no se puede generalizar, no todos los militares están tomados por el Gobierno. La FAN es un espejo del país, si en Venezuela hay 90% que quiere cambio, en la FAN el 90% de los oficiales quiere cambio. Si tú pudieras hacer que libremente se exprese la FAN, a través del voto que es un derecho constitucional, estoy seguro de que la FAN votaría en contra de Maduro y por un cambio que respete a la institución. Cuando nosotros seamos gobierno, vamos a revisar la actuación persona por persona, caso por caso, de quienes han estado metidos en corrupción, droga, crimen organizado, a diferencia de quienes han cumplido con la Constitución y quieren un país democrático. Hay un grupo en la cúpula de la FAN que ha decidido ser parte del Gobierno en contra de la propia institución y de la Constitución venezolana.
¿Cómo se derrota a una narcodictadura?
Sí es posible vencer democráticamente, con la fuerza de la gente, a un régimen que no es democrático.
Este Gobierno tiene el alma corrompida por el narcotráfico, por el terrorismo, por la corrupción. Un Gobierno que no tiene liderazgo, a Chávez lo disolvieron quienes están hoy en el poder y dejaron esa figura en la carraplana, no tienen ningún tipo de gobernabilidad, no tienen plan, lo que les queda es la fuerza bruta. Este Gobierno es tan débil que no aguanta una elección, nosotros ganamos abrumadoramente la mayoría de las gobernaciones y alcaldías, y este es un Gobierno que tiene que entregarse a una elección general. Este Gobierno no aguanta el juicio popular. El hecho de que tengamos elecciones de gobernadores y alcaldes no significa renunciar a que tengamos que ir a unas elecciones generales.¿Cómo lograr que el Gobierno admita esa elección que le puede costar la vida?
Tenemos que lograr la presión internacional que estamos construyendo. Hay un cambio brutal internacionalmente, Estados Unidos tiene una visión clara sobre presionar para un cambio democrático en el país, pero igual está Argentina, Colombia, Brasil, Perú, el Ecuador que puede estar por venir. Venezuela unánimemente en la región es visto como un país enfermo, Venezuela se convirtió en una enfermedad contagiosa que está dañando la estabilidad de los otros países. Esa presión internacional tiene que unirse a una presión interna para que el desenlace sean unas elecciones y que el pueblo decida el futuro del país.
En los últimos tiempos la MUD ha sido más noticia por sus desencuentros que por sus coincidencias. ¿Cómo evitar que las aspiraciones presidenciales y las luchas internas frustren el objetivo común de conquistar el cambio?
Los llamados precandidatos presidenciales tienen que entender que si ellos no son artífices de la unidad, aquí no va a haber entonces oportunidad para que haya un cambio. Si quieren ser gobierno, tiene que ser facilitadores de una unidad real. La Unidad debe testimoniar en la calle que está unida, presentar un cronograma claro de eventos, por ejemplo, ir a primarias para escoger ya a los candidatos a gobernadores, alcaldes y hasta al candidato presidencial. Tiene que convocar a la gente a protestar por lo social, tienen que ponerse de acuerdo quienes quieran ser Presidente en generar, por encima de las apetencias personales, un plan único para lograr mostrar una unidad sólida. Mostrar ideas claras y soluciones claras, que las tenemos, para demostrar fehacientemente que estamos preparados para gobernar y sacar a Venezuela del caos donde está metida.