MIAMI.- Agustín López se describe como un periodista y activista por los derechos humanos que, en cumplimiento de “una causa individual que busca una reacción colectiva”, ha sido arrestado 25 veces en los dos últimos años, durante periodos cortos de tiempo, en el contexto de lo que califica “una nueva forma de represión, distinta a los fusilamientos y desapariciones de otras épocas”, que busca “aplastar” a los movimientos opositores en Cuba.
Uno de esos momentos quedó grabado en un video que el mismo López compartió en las redes sociales, que ya alcanza miles de visitas en Youtube. En la acción de los agentes de la Seguridad del Estado se observa cuando el comunicador es arrestado durante una manifestación, obligado a subir a una patrulla y, segundos más tarde, conducido a prisión por diez horas a bordo del vehículo oficial.
Pero más allá de la sucesión de detenciones que ha padecido por la “única y sencilla razón de no estar de acuerdo con la dictadura”, López, un hombre de barba copiosa y complexión delgada que toda la vida ganó el sustento diario como marino, identifica esa práctica como “una novedosa forma de represión que le está dando resultados al régimen”.
El activista estuvo en Miami, y una de sus denuncias acerca del Gobierno castrista gira alrededor de los novedosos métodos, “todos ellos maquiavélicos e indignos”, que está aplicando la dictadura para erradicar a los movimientos o personas, como es el caso particular de López, que expresan un rechazo público en contra de la llamada “revolución”.
“Vamos a aplastarlos”
El término que más menciona López es “aplastar”, y lo pone en boca de varios agentes que al arrestarlo, golpearlo e injuriarlo le han dicho –eso asegura– que el propósito del Gobierno es erradicar de la faz de Cuba, “en donde nadie del pueblo puede alzar la voz”, a grupos que difieren de la filosofía comunista del clan Castro.
Por tanto, según López, movimientos como el de las Damas de Blanco no han podido volver a reunirse como antes, luego de la visita a La Habana del entonces presidente estadounidense Barack Obama. “Ellos le temen mucho a cualquier movimiento civil que salga a protestar a las calles porque puede convertirse en un estallido social general”.
Este periodista independiente, que cifra sus ingresos de las remesas que le envían sus dos hijas radicadas en los Estados Unidos, estima que en la “constancia y la repetición” se basa el nuevo estilo que utiliza el régimen cubano para acallar las voces de la oposición.
Y acota: “La represión la han hecho mutar. Yo todos los domingos tengo un operativo frente de mi casa, no puedo salir, y si salgo voy directo para el calabozo. Me encierran ocho o diez horas para que yo no vaya al desfile de las Damas de Blanco o en alguna fecha especial para el Gobierno. La Policía me dice ‘si sales, sabes que te tenemos que llevar al calabozo’, y así no me dejan hacer mi activismo”.
De tal suerte –subraya con una voz entre ronca y gutural–, “la represión se ha asolapado, y por eso se han ido del país muchos activistas, y también, como consecuencia de ello, cada día son menos los cubanos que se enfrentan al régimen”.
Así las cosas, para este hombre de 69 años de edad muchos opositores están sintiendo el peso de la represión, al punto que algunos, como él mismo dice haberlo vivido en varios momentos, “preferirían que los fusilaran para que todo se acabe y no seguir una lucha frente a un rival diabólico y perverso”.
La otra carta
Pero además de la “táctica de los arrestos cortos y constantes”, el régimen estaría utilizando “otra carta” en su plan para exterminar a la oposición en la isla, y con esa finalidad estaría echando mano del chantaje y la extorsión.
López vuelve a referirse a las Damas de Blanco como un movimiento que “está en la mira del Gobierno”, contra cuyas integrantes se estaría ensayando la modalidad de “comprarlas o chantajearlas”, para evitar que vayan a la cárcel u otras acciones en contra de las vidas de estas mujeres que hacen una oposición pacífica.
“A las Damas de Blanco les están ofreciendo dinero para frenar sus actividades y es probable que algunas se dejen comprar. No es un movimiento de personas cultas políticamente, son ciudadanas normales, de la clase popular, que han salido a defender los derechos que el pueblo no se atreve a defender”, sostiene.
Al respecto agrega que “ese es un sistema muy sucio que las está trabajando moviendo rencores, envidias, perversidades, para sembrar cizaña dentro del movimiento. Sí hay división dentro de ese movimiento, pero no nos podemos asombrar. Eso pasa incluso en el Congreso de Estados Unidos, y en otros lugares”.
“Nos falta valor”
López es claro al afirmar que en comparación con la disidencia venezolana y sus acciones en contra del régimen de Nicolás Maduro, al cubano de hoy le “falta valor” para enfrentar a la dictadura de Raúl Castro y procurar el retorno de la democracia a la isla.
Y va más allá de esa apreciación al aseverar que los cubanos que dejaron la nación insular al principio del “golpe de Estado de Fidel Castro, que otros llaman revolución”, cometieron una “gran equivocación” al no quedarse para luchar cuando todavía el comunismo no había logrado “apoderarse de todo”.
El comunicador tiene por premisa que “yo no abandono mi país por nada del mundo; esos cubanos de antes se equivocaron porque pudieron crear un organismo armado, y quitarle el poder a Fidel Castro”.
Al hacer un símil entre Venezuela y Cuba, asevera que, si bien es cierto que el sistema político establecido en el país sudamericano difiere aún del totalitarismo establecido en la isla caribeña hace 58 años, “los venezolanos están dando la lucha en la calle y los están matando por exigir unas libertades que se han perdido, pero en el caso de los cubanos, a nosotros en estos tiempos nos están reprimiendo, pero no matando aún”.
López cree que el cubano ha aceptado “bajar la cabeza” y “doblegarse” frente a todo lo que viene del Gobierno. “El castrismo se encargó de crear una dependencia de la sociedad con el Estado. Antes no se podía ni hablar en Cuba, pero esos no son los tiempos de ahora; ahora hay comunicaciones, anteriormente te desaparecían y nadie sabía más de ti”.
Considera que el periodismo independiente debe tomar “la bandera de la justicia” en una Cuba que –acorde con sus declaraciones– “ha perdido la dignidad, la educación y los principios”.
“Lo único que pueden hacer para detenerme es encerrarme para siempre o quitarme la vida, porque yo voy a seguir haciendo periodismo. Ellos [oficiales de la Seguridad del Estado] me han quitado dos cámaras y un celular, y no he podido recuperarlas, pero sigo vivo y seguiré luchando aunque sea solo”, concluyó López.