SAN JOSÉ.- La Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) continuó con la "mesa de conversación e intercambio" que le ha servido de salvavidas al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, cuyo cuestionamiento por restricciones a las libertades, violación de derechos humanos y fraudes electorales se han incrementado durante los últimos meses.
Este 28 de febrero las partes firmaron un Memorando de Entendimiento con acuerdos que permitirán "acompañamiento" electoral del organismo hemisférico para las elecciones municipales de noviembre próximo, pero no se refiere a nada la farsa electoral que le permitió al caudillo sandinista reelegirse a finales de 2016; es decir, la omisión de la OEA hace un "borrón y cuenta nueva" con el desmantelamiento de la democracia nicaragüense.
En uno de los documentos del acuerdo, suscrito por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y el canciller de Nicaragua, Denis Moncada, convinieron que el organismo desplegará una misión de acompañamiento antes, durante y después del proceso electoral municipal nicaragüense.
Además, acordaron que la OEA brindará apoyo técnico para el fortalecimiento en materia de registro, cedulación y depuración del padrón electoral.
Las partes también convinieron fortalecer jurídicamente la aplicación de la norma sobre el "transfuguismo político", que ocurre cuando un diputado abandona el grupo parlamentario para el cual fue electo.
El cuestionado magistrado presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, acusado de corrupción y fraude, fue erigido, además, como contraparte oficial de la OEA, al firmar con Almagro uno de los tres documentos, sin duda fue una jugada política de Ortega.
Sin embargo, el nuevo documento persistió en omitir las violaciones sistemáticas del gobierno de Ortega a los principios democráticos de la Constitución Política de Nicaragua y la Carta Democrática, y tampoco hay una sola referencia a las cuestionadas elecciones nacionales de 2016, en las que Ortega fue proclamado presidente por un tercer período consecutivo, ahora en compañía de su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
Ortega volvió al poder en 2006, cuando logró controlar desde la oposición al menos dos poderes del Estado (judicial y electoral), instalando en ellos funcionarios afines y magistrados. En esa elección, extraoficialmente se habla que un 8% de los votos que le darían la victoria a la oposición no fueron contados por el tribunal electoral que ya dominaba.
En 2008 y 2012 él y su partido Frente Sandinista cometieron fraudes en elecciones municipales, según denuncias de opositores y organismos internacionales. Los mismo hizo en las elecciones presidenciales de 2011 cuestionadas por la OEA y la Unión Europea, y en 2016, en las cuales eliminó a sus opositores reales y no permitió observación nacional y extranjera independiente.
El Frente Amplio por la Democracia (FAD), uno de los movimientos políticos opositores en Nicaragua, opina que la conformación de una misión de acompañamiento de la OEA, no garantiza el derecho de los nicaragüenses de elegir libremente, con transparencia y de manera competitiva, porque el poder electoral seguirá siendo dominado por Ortega y su partido.
"Los nicaragüenses aún esperamos que el Secretario General de la OEA, presente públicamente el Informe de la OEA sobre la situación electoral en Nicaragua, que diera pie al diálogo bilateral entre la Secretaría Técnica de la OEA y el Gobierno de Nicaragua y aún esperamos que el gobierno cumpla con las recomendaciones de la Misión de Observación de la OEA de 2011", exigió el FAD.
Ortega debió demostrar apertura democrática ante el descrédito internacional de su régimen, pero principalmente porque legisladores norteamericanos podrían aprobar una dura ley que exige a Estados Unidos vetar créditos nicaragüenses ante organismos internacionales, lo cual sería letal para la economía de Nicaragua que debilitaría su gobierno.
"Los acuerdos suscritos han sido tomados por la Secretaría General de la OEA y representantes oficiales del gobierno o el sistema electoral. Nadie ha representado al pueblo nicaragüense. Ni organizaciones de la sociedad civil, ni partidos y fuerzas políticas, ni gremios e iglesias, ni movimientos sociales, medios de comunicación o periodistas", cuestiona el FAD.
"El Frente Amplio por la Democracia (FAD), que integra a fuerzas sociales y políticas que trabajamos para la restauración de la democracia en Nicaragua, reafirma su compromiso con lograr elecciones limpias, transparentes y competitivas: nuevas elecciones nacionales que anulen y sustituyan la farsa y el fraude de noviembre del año pasado y, elecciones municipales verdaderamente libres", añadió.
En Nicaragua muchos se preguntan porqué Almagro no ha sido tan duro con el régimen de Ortega, como lo ha hecho con el chavismo en Venezuela y el castrismo en Cuba.
FUENTE: Especial