MIAMI.- Con el fin expreso de quebrantarles la voluntad y rendirlos con golpes y torturas, los prisioneros políticos cubanos recluidos en la antigua Isla de Pinos, entre 1959 hasta 1967, padecieron la crueldad con la que el régimen instaurado por Fidel Castro trató siempre a quienes se desmarcaron de su ideología.
Sin embargo, en el decir de Ramiro Gómez, “el presidio político fue una gran victoria”, así lo constató en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, a propósito de la presentación de su libro titulado El presidio político de Isla de Pinos, en el que compendia historias donde se demuestran “que sucedió lo contrario. Que los que se cansaron de darnos golpes y torturarnos fueron ellos [los represores del Gobierno]. Y por eso tuvieron que cerrar el presidio”.
El volumen se presentó el martes 6 de junio en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos (ICCAS) de la Universidad de Miami, editado por el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo. El Volumen recoge alrededor de setenta testimonios de cubanos que durante esos años resistieron las torturas y vejaciones de sus carceleros en el Reclusorio Nacional para Varones de Isla de Pinos, hasta que el régimen optó por cerrarlo.
Gómez, nacido en la oriental provincia de Santiago de Cuba en 1941, confiesa que, al contrario de muchos cubanos, él sólo creyó en la revolución de Fidel Castro los primeros tres meses. Al darse cuenta que de lo que se trataba era de imponer una dictadura comunista. Recuerda que conspiró para intentar derrocar al régimen, por lo que fue encarcelado desde 1961 hasta 1971. En 1980, durante el éxodo de Mariel, se exilió en Estados Unidos, desde donde aún continúa su activismo político.
“Mi pretensión siempre fue hacer un libro de carácter informativo, que narrara lo que pasó en esa prisión política, y aunque sin ser un documento político, sin dudas evidencia los desmanes de la política dictatorial que nos encarceló injustamente por el único delito de querer liberar a nuestra nación”, señaló Gómez, que requirió un año de trabajo para colectar y revisar decenas de testimonios.
Según el periodista Pedro Corzo, autor del prólogo del libro y presidente del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo, “el presidio político nos hizo a todos mejores ciudadanos, mejores personas, a la vez que incrementó nuestro compromiso con la lucha por la democracia y la libertad. Nos hizo mejores activistas. De eso no tenemos dudas. Y este libro, que no es de historias ni leyendas, sino de vivencias, muestra lo que realmente pasó en el presidio”.
Para Ángel D’ Fana, quien cumplió veinte años de prisión política, la compilación pudo haber sido mucho mayor, “con muchas más páginas, o más de un volumen, por la labor que se hizo para recolectar la mayor cantidad de testimonios. No es un libro ideológico, sino de testimonios sobre el presidio político de Isla de Pinos. Ese es su gran valor. Narra lo que hacíamos, cómo vimos sufrir y morir a hermanos nuestros, y también cómo los presos que más preparación tenían, se brindaron para instruir a personas con menos conocimientos, como una especie de comunión”.
Angel D' Fana
Angel D' Fana es el líder de la organización opositora Plantados
WENCESLAO CRUZ
“Fue una etapa que jamás podremos olvidar. Los que más tiempo estuvieron presos allí, pasaron menos de ocho años, desde 1959 hasta 1967. Luego vinieron más presidios, con muchos más años y mucha más crudeza, pero Isla de Pinos fue algo simbólico. Fue la demostración de que a pesar de todo, siempre seguimos plantados. Nunca nos rendimos”, afirmó el conocido líder de la organización Plantados. Y agregó:
“Sucedió algo muy importante, y es que aunque hubo presos que habían pertenecido al depuesto régimen de Batista y otros que habían luchado a favor de la revolución, cuando llegó el trabajo forzado nos unimos todos, los que eran revolucionarios y los que eran los llamados esbirros. Todos teníamos un sólo enemigo: el comunismo”.
Gómez asegura que no se apropia para sí mismo la autoría del libro porque lo considera “un esfuerzo colectivo” de todos los que narraron sus historias para dar por resultado el compendio que refiere las vivencias comunes de los 15.000 reclusos condenados a esa experiencia.
“Ser expreso político no nos da un peso especial. Junto con los padecimientos que vivimos, nos otorga una responsabilidad como ciudadanos. Por eso el libro está dedicado a los que padecen el terror con dignidad, a los que nunca olvidan, a los tenaces.
presidio político de Isla de Pinos
Portada del libro El presidio político de Isla de Pinos
WENCESLAO CRUZ
“Lo que vivimos allí fue algo que luego se repitió, más adelante, luego del cierre del presidio, en otras cárceles como la de Boniato, incluso en el presidio para mujeres que fue quizás mucho más cruel que el de los hombres”.
Las narraciones están presentadas en orden cronológico, según su autor, de manera que el lector pueda apreciar cómo en la medida que transcurría el tiempo la represión y terror aumentaron hasta la implantación del totalitarismo en todo el país.
Lo califica como “un título indispensable para comprender la historia de Cuba”, teniendo en cuenta que para esa época, mientras el mundo se dejaba convencer por la demagogia castrista, los presos políticos cubanos padecían en celdas de castigo y campos de trabajo forzado.
Para Gómez “es muy importante decirle al mundo que desde 1959 en Cuba nada ha cambiado”, y citó el caso reciente de la activista Sirley Avila León, a quien un agente del régimen agredió y le cercenó un brazo con un machete.
Gómez reitera que con hechos como este comenzó el castrismo, “con esa naturaleza criminal como cuando habrían las zanjas a donde caían los que fusilaban sin juicios” y enfatiza “impera el mismo sistema asesino y mafioso que se apoderó de la nación en 1959”.