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HOMENAJE

Beny Moré canta mejor a los 100 años

Una de las grandes glorias de la música cubana celebra su centenario este sábado 24 de agosto, y su nieto Rolando Moré recuerda su legado con gran cariño y profunda admiración
Por WILMA HERNÁNDEZ

MIAMI.-Descendiente de un mambí de pura cepa y de un príncipe africano, Beny Moré pasó a la historia como una de las grandes glorias de la música de Cuba, con una personalidad arrolladora, que dejaba a su paso un sinfín de admiradores, y un oído musical privilegiado a pesar de no poder leer las partituras.

Nacido bajo el nombre Bartolomé Maximiano Moré Gutiérrez, en Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos, el Bárbaro del Ritmo cumpliría 100 años este sábado 24 de agosto. Y según su nieto Rolando Moré, si viviera en estos tiempos no estaría nada contento con el sonido que impera en la escena musical actual.

“Mi abuelo era muy criollo. Le gustaban todos los géneros musicales, le encantaba el Big Band Jazz, de hecho, él adoptó su nombre del jazzista estadounidense Benny Goodman, que era su ídolo”, dijo Moré.

“A mí no me cabe duda alguna de que a él no le gustaría el reguetón para nada. Algunas cosas en el rap a lo mejor sí. Creo que sí le gustaría en lo que salsa ha evolucionado hoy, como la de Marc Anthony”, agregó.

Rolando Moré, el segundo de 16 nietos, no conoció a su abuelo paterno, quien murió a los 43 años en La Habana, en 1963. Pero desde que tiene uso de razón ha escuchado innumerables anécdotas sobre su carácter, relatos que la familia atesora como parte de un gran legado.

El Beny bautizó a los hijos de muchos de los músicos que lo acompañaban, y por la generosidad que lo caracterizaba ayudaba a quien estuviera a su alcance.

“Mi abuelo era un hombre con defectos, pero muy humano, muy de pueblo y auténtico. Era muy humilde, no vivía con la prepotencia de ser un artista famoso. La gente se lo encontraba en cualquier esquina. Me han contado que él sacaba dinero de su bolsillo para pagar el alquiler de desconocidos en la calle”, contó.

“Tenía más de 100 ahijados: los hijos de los músicos de la Orquesta Aragón, de la Riverside, de la Sonora Matancera, incluyendo los de la tribu que era la Banda Gigante de Beny Moré”, añadió.

Los herederos del Beny

Y también tuvo 11 hijos, frutos de sus múltiples amores, uno de ellos lo vivió con la abuela de Rolando, Noraida, una prima con quien se casó y tuvo dos hijos.

“Tenía adoración con sus hijos, era un padre ejemplar, inclusive, tenía en la casa a hijos de otros matrimonios, sus hijos tenían que estar bajo el mismo techo. Y es algo que le agradezco, porque por eso somos tan unidos hasta hoy. Él siempre nos mantuvo unidos, y eso se ve en las fotos de familia; esa unión, ese amor de hermano nunca falló, aunque sus hijos eran producto de diferentes esposas”, contó.

Tanto quería a sus retoños que cuando presintió que la vida se le escapaba, quiso terminar sus últimas horas junto a ellos.

“En su último concierto, dos días antes de morir en Palmira, vomitaba sangre por la cirrosis que padecía. Él sabía que le quedaba poco, entonces cantaba cuatro canciones, descansaba y regresaba. Las últimas tres canciones que cantó fueron Castellano que bueno baila usted, Dolor y perdón y Mi amor fugaz. Le dijo a Israel Castellano, su chofer y amigo de toda la vida a quien inmortalizó en una canción, que lo llevara para su casa. Él sabía que iba a morir, cayó en coma. Todos sus hijos estaban allí, luego lo transportaron al hospital y murió en la noche”, relató.

Proveniente de una familia matriarcal, el Beny llevaba el apellido de Virginia Moré, su madre, y su figura paterna fue su abuelo materno, coronel del ejército libertador que luchó junto a Antonio Maceo y Carlos Manuel de Céspedes en la Guerra Independentista.

“En mi familia las mujeres son las que dominan, no los hombres. Nosotros llevamos el apellido Moré por el lado materno. El papá de mi abuelo se llamó Silvestre Gutiérrez, pero no sé lo que pasó ahí que ella se quedó con su apellido y se lo dio a sus hijos. Al Beny lo crio su abuelo, Serapio Simeón Armenteros. Él era el ídolo de mi abuelo y de mi tío abuelo Chocolate Armenteros, el trompetista. Él sí lleva el apellido de su padre, no reconoció el de mi bisabuela. Pero nosotros los Moré por orgullo nos quedamos con el de ella”, relató.

“Y lo digo con orgullo, el abuelo del Beny Moré era un mambí de verdad y ahí está la foto, que muestra a unos mambises arriba de un caballo blanco con un machete en la mano y la bandera cubana detrás. Esa fue la figura masculina en su vida”, agregó.

Su carácter

Y esa valentía y deseos de defender lo suyo la heredó el Bárbaro del Ritmo, quien no vaciló en enfrentar a un promotor que se negaba a pagarle a su banda. La pelea entre el artista y un dueño de un club es retratada en la película El Benny (2006), que dirige Jorge Luis Sánchez.

“Mi abuelo era muy echado pa´lante, lo mismo daba un abrazo que una paliza si le hacían el mal. Eso es una herencia de los Moré, la capacidad de ser explosivo si lo empujas”, dijo.

“Hay una escena de la película sobre su vida que dirige un primo lejano mío, en la que él discute con un promotor que no quería pagarle, y mi abuelo le entró a cabillazo (golpes) con a una cabilla envuelta en un periódico. Le partió el cráneo, las costillas y el brazo y fue preso en Venezuela. Bola de Nieve lo sacó de la cárcel. Eso pasó de verdad. Y lo más interesante es que yo después conocí al señor y me dijo que quería mucho a mi abuelo, me abrazó y me dio un beso”, relató.

Sobre cómo surge el apelativo de El Bárbaro del Ritmo, contó que una mujer está detrás de esa anécdota.

“Estaba piropeando a una mujer, le dijo: ‘¡Qué bárbara!’ Y ella le respondió: ‘El bárbaro es usted’. Y los músicos que lo escucharon dijeron: ‘El bárbaro del ritmo’”.

Unión a través de la música

La herencia musical ha unido a los descendientes de Beny Moré, a través de varias generaciones, que hoy están esparcidos por el mundo.

“La música siempre ha sido lo que ha mantenido la conexión familiar. Yo tengo familiares en Centroamérica, en América del Sur, en Europa, en EEUU, por todas partes”, dijo Rolando Moré, quien canta y toca varios instrumentos, entre ellos el bongó, aunque escogió dedicarse a la medicina, porque el oficio que consagró a su abuelo es “muy inestable”.

Y como la música siempre encuentra a los suyos, la familia ha mantenido lazos afectivos con la del percusionista Tito Puente y la del trombonista Generoso Jiménez, quien fuera director de orquesta del Beny y a quien nombraba en sus canciones.

“La figura que ocupó el lugar de abuelo en mi vida fue Generoso. Él me hizo jurarle antes de morir que grabaría un disco, porque decía que mi timbre de voz es parecido al de mi abuelo. Somos tres cantantes en la familia: mi tío Cutti, que vive en México, mi tío Bebo y yo”, recordó.

“Ya son más de 70 años de historia familiar, durante los cuales los Moré y los Jiménez hemos sido muy cercanos. Tito Puente Jr. es mi mejor amigo, vive a cinco cuadras de mi casa. Él y yo siempre hemos querido hacer un proyecto juntos. Tal vez lo hagamos cuando yo termine mis prácticas en medicina”, añadió.

Entre los artistas de hoy que se ganarían la admiración de Beny Moré, mencionó a Gilberto Santa Rosa y Oscar D’ León, quien en una ocasión honró al Bárbaro del Ritmo de una manera muy especial.

“Él le hizo un tributo a mi abuelo. Nos mandó a subir al escenario a Generoso y a mí y nos presentó ante más de 5.000 personas. Fue tan bonito que yo le besé la mano y le di las gracias. Hubo otro artista que no mencionaré, que no dejó que yo subiera a Generoso a la tarima porque andaba con un walker, pero él me dijo: ‘súbelo’”.

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