ver más
AMÉRICA LATINA

Crece indignación en Nicaragua por "masacre" del Ejército a campesinos

La madrugada del domingo 12 de noviembre seis personas, que al parecer regresaban de una fiesta, fueron asesinadas de varios disparos por el Ejército
Por JOSUÉ BRAVO

Especial

SAN JOSÉ.- El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, se sumó a la ola de críticas contra el Ejército de Nicaragua por la supuesta matanza de seis personas, incluyendo dos menores de edad y una mujer, hace una semana, en la localidad La Cruz de Río Grande, cercana a la costa caribeña.

El prelado Báez, un reconocido crítico del Gobierno de Daniel Ortega, demandó en un tuit el esclarecimiento del crimen.

“Exijamos respuestas al Ejército sobre los nicaragüenses muertos en La Cruz de Río Grande. ¿Por qué les dispararon? ¿Cómo se explica que entre los muertos haya dos niños y una mujer? ¿Por qué los enterraron en una fosa común?”, cuestionó Báez.

“Es algo indignante y doloroso la muerte de seis nicaragüenses en La Cruz de Río Grande. El Ejército de Nicaragua debe esclarecer totalmente este hecho sangriento. Es algo gravísimo. ¡La vida de los seres humanos es sagrada!”, añadió el prelado.

La madrugada del domingo 12 de noviembre seis personas, que al parecer regresaban de una fiesta, fueron asesinadas de varios disparos.

La versión oficial de la Policía Nacional es que las seis personas habían caído en un enfrentamiento con el Ejército y que se trataba de una banda de delincuentes que traficaba marihuana.

El Ejército de Nicaragua no se ha declarado al respecto. Sólo el jefe del Sexto Comando Militar Regional, coronel Marvin Paniagua, a través de medios del Gobierno sandinista, identificó al supuesto líder de la banda, Rafael Dávila Pérez.

“Este delincuente se dedicaba al tráfico, cultivo y comercialización de marihuana, también al abigeato (robo de ganado), robo, asesinatos, extorsiones”, dijo el jefe militar, antes de aclarar que durante “el enfrentamiento” no hubo bajas ni heridos del lado militar.

La patrulla militar, según el parte oficial, decomisó al grupo cuatro fusiles AK, dos escopetas, municiones para ambos tipos de armas y 20 libras de marihuana.

Mientras tanto muchos cuestionan que si esa fue la razón porqué el Ejército actuó y no la Policía Nacional, que es la institución encargada de asumir los casos relacionados con la delincuencia.

De hecho, el Ejército enterró en una fosa común a las víctimas, aunque más tarde circularon fotografías en las redes sociales en las que aparecen los cuerpos de una mujer, de una menor de 16 años y otro de 12 años, lo que provocó el cuestionamiento de la acción.

Las imágenes muestran además los cuerpos de campesinos con aparentes signos de torturas.

La esposa de uno de los fallecidos, Lea Valle Aguirre, reconoció el cadáver de su esposo, Francisco Pérez Dávila, a la prensa local y declaró que dos de las víctimas estaban alzadas en armas contra el régimen de Ortega.

Valle sostuvo que su esposo se unió al grupo liderado por su hermano Rafael cansado de la persecución que les hacían los militares, luego que el comandante Colocho se había unido al grupo de Enrique Aguinaga, conocido como comandante Invisible, este último también asesinado por el Ejército de Nicaragua.

Entretanto, monseñor Abelardo Mata, obispo de la Diócesis de Estelí y vocero de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), señaló que una parte de las personas integraban un grupo liderado por Invisible, quien murió en un aparente choque con tropas del Ejército de Nicaragua en abril del año pasado.

Según declaraciones de Valle al diario La Prensa, sus dos hijos, Francisco Pérez Valle y Yojeisel Pérez Valle, salieron a encontrarse con su padre al que no veían hace tiempo. La ahora viuda narró al rotativo que pudo llegar el lunes al lugar de la matanza y supo por testimonios de vecinos que su hija fue violada, colgada y desnucada.

Valle aseguró que su hijo fue acuchillado en los costados y manos, y recibió dos disparos en el pecho, mientras que su marido tenía agujereada la cabeza, sin su masa encefálica.

El director jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos (CENIDH), Gonzalo Carrión, afirmó que el objetivo del Ejército era matar a las seis personas.

Carrión cuestionó el hecho de “¿por qué los enterraron a todos? “La información que hay es que a todos los enterraron en la zona donde los mataron, esto es similar a lo de otros casos (de los) que hemos recibido denuncias que sea una o dos personas, los matan y los dejan ahí”.

El exdiputado y político opositor Enrique Sáenz recordó que el CENIDH, en el documento denominado Impunidad de las violaciones a los derechos civiles y políticos, anotó lo siguiente:

“El propio Ejército de Nicaragua reconoce la existencia de cincuenta y cinco muertos en los años 2008, 2011, 2012 y 2013 sin dar mayor explicación de las circunstancias en que sucedieron los hechos ni los nombres de los involucrados en los mismos. Simplemente en su Memorias Anuales hablan de delincuentes muertos en “resultados operacionales”.

“Desde la fecha de publicación de ese documento decenas de nicaragüenses más, fueron asesinados en las mismas circunstancias”, añade Sáenz.

Para Sáenz “debemos decirlo con todas sus letras y en altas y claras voces. Lo que perpetró el ejército fue una masacre. Asesinaron con premeditación, alevosía, ventaja y con pretensiones de impunidad a seis nicaragüenses que, delincuentes, o no, tenían derecho a un juicio, a que se presumiera su inocencia mientras no se demostrara lo contrario, y por encima de todo, tenían derecho a su vida. Y si se trataba de alzados en armas por motivos políticos, pues iguales son las razones”.

Mata ha sido uno de los primeros en denunciar la presencia de grupos armados en las montañas del norte de Nicaragua, quienes se han alzado contra el régimen de Ortega. El obispo ha exhortado a escuchar el clamor de los campesinos y prestarle atención al problema.

 NULL

    

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Temas

Deja tu comentario

Te puede interesar