MIAMI.- La década del 80 contrastó culturalmente a una Cuba que se encontraba en un proceso de transición, de enfrentamiento y de revelaciones artísticas que consagraron a la época como una de las más fértiles.
MIAMI.- La década del 80 contrastó culturalmente a una Cuba que se encontraba en un proceso de transición, de enfrentamiento y de revelaciones artísticas que consagraron a la época como una de las más fértiles.
Con ese precepto, y por la necesidad de retomar las piezas de los llamados vanguardistas del momento, la Aluna Art Fundation exhibe hasta agosto en el Sagamore Hotel Miami Beach la muestra Cuban Artists: The Prodigious Decade, bajo la curaduría de Adriana Herrera, Willy Castellanos y Sebastien Laboureau.
“Quisimos hacer un homenaje a un grupo de artistas plásticos que durante la década de los 80, y a partir de la exposición Volumen I en el año 81 y hasta la muestra El objeto esculturado, crearon un movimiento de arte realmente icónico, transformándolo y llevándolo a una dimensión de creatividad y entendimiento con la vida”, explicó Willy Castellanos a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Esos inicios estuvieron marcados por la búsqueda de nuevos derroteros sin perder la esencia de lo que era considerado arte en la época. Artistas como Arturo Cuenca, César Beltrán, Glexis Novoa y Gustavo Acosta, entre otros, imprimieron su sello y delimitaron un antes y un después en la tradición plástica de la isla.
“Actualmente, la obra de esos artistas, que tienen un alto nivel, está cada vez más comprometida con su propia visión del mundo”, dijo.
La muestra es el resultado de un proceso de selección que intenta mirar desenfadadamente cómo la esencia artística cubana, denominada por el crítico Rufo Caballero como la Década prodigiosa, rompió los esquemas para dar paso a un movimiento más centrado en llevar el arte a las calles.
“Reunimos a más de 20 artistas de esa época en Cuba que fueron pioneros y encabezaron el movimiento conocido como El renacimiento, según el término otorgado por el pintor Luis Camnitzer. Algunos de ellos emigraron y otros continúan en la isla. Y logramos que se reunieran y que, además, aportaran obras icónicas y recientes que demuestran que el poder creativo que manifestaron en los años 80 se mantiene”, resaltó Castellanos.
Según la visión de los curadores, fue importante rescatar este periodo para concientizar a la sociedad sobre cómo este proceso marcó la manera en la que hoy se hace el arte y descubrió a una generación que transformó la vieja escuela cubana.
“Es un aporte modesto que intenta retomar el arte cubano. Considero que esto es algo histórico, porque no se había hecho en décadas una exposición que reuniera a los que fueron pioneros del arte contemporáneo cubano. Ellos fundaron la base de lo que dio paso a lo moderno en Cuba”, dijo Adriana Herrera.
La vanguardia
Sobre la relevancia social y cultural de la época, la especialista explicó cuáles fueron los rasgos más notorios y cómo influyeron en la perspectiva que los artistas cubanos tenían sobre su propio país.
“Creo que algunos de los aspectos más distintivos fueron la ruptura y el hecho de que, estos artistas, formados en la revolución, fueron los primeros que comenzaron a hacer un discurso de resistencia, y no precisamente política, sino estética. Ellos destacaron por su capacidad de ampliar el pensamiento, de permitirse coquetear con el pop o desafiar lo institucional. Muchos de ellos se enfrentaron abiertamente y se distanciaron de lo ideológico”, expresó Herrera.
Desde lo micro a lo macro, la nueva vanguardia comenzó a experimentar con su entorno y dotó a las piezas de un sentido más cotidiano, siempre en aras de renovar y mantener lo original.
“Los artistas tomaron la ritualidad espiritual y cotidiana para construir otras posibilidades de relación con el mundo”, agregó.
Lo moderno y lo antiguo
La renovación estética, que estalló en la década del 80, está considerada como experimental, sin dejar de lado la solidez teórica que tomó como base el conocimiento de la propia historia del arte. Estos cimientos impulsaron la creación de obras que trascendieron en el tiempo. En palabras de los propios especialistas, es difícil determinar en esta muestra a qué época pertenecen las pinturas e instalaciones seleccionadas.
“Si nos fijamos en las piezas escogidas, nos percataremos de que es difícil reconocer cuáles son modernas y cuáles no. Lo que ellos produjeron en los 80 también era muy contemporáneo, fue un arte muy fresco y lleno de todas las intenciones iconoclastas que hoy en día sobreviven mucho”, acotó Castellanos.
Por su parte, Herrera asegura que la exhibición pretende ser una ventana a esa Cuba contemporánea y sentar las bases en Miami para que nuevas muestras recreen ese importante momento cultural.
“Es muy difícil abarcar a todos los artistas que en esa época apostaron por el arte, es por eso que esta exposición no pretende ser un censo, sino una selección de piezas que representen la magnitud del trabajo de la época”, puntualizó Navarro.