lunes 25  de  marzo 2024
TURISMO

Egipto, un crucero por el Nilo

Este destino norteafricano ofrece la majestuosidad de las pirámides, el impresionante desierto del Sahara y las bondades de las aguas de uno de los ríos más caudalosos del mundo
Luxor, en el sur de Egipto, es el punto de partida para un crucero por el Nilo hasta Asuán.
Luxor, en el sur de Egipto, es el punto de partida para un crucero por el Nilo hasta Asuán.
Luxor, en el sur de Egipto, es el punto de partida para un crucero por el Nilo hasta Asuán.

Egipto sigue siendo lo que siempre ha sido para los turistas. Un ambiente relajado en alojamiento todo incluido a orillas del mar Rojo. Y allí están también las magníficas e imponentes pirámides. Además, el país ha creado un espacio para viajes más exclusivos, como lo demuestra un crucero por el Nilo.

En este viaje, solo una vez se nota algo parecido a turismo de masas: en Kom Ombo, a orillas del Nilo, donde durante dos horas ocho barcos se detienen al mismo tiempo delante de los templos. Mientras que el Sol del crepúsculo envuelve las antiquísimas construcciones con una cálida luz roja, entre 300 y 400 personas suben por la escalera hacia los monumentos.

Los comerciantes pelean entre sí para atraer a los turistas. La explanada con los templos es lo suficientemente grande para que todos quepan. Y si uno espera un par de minutos, puede sacar fotos desde las mejores perspectivas sin que alguien se interponga en las imágenes. El Sol se pone sobre la otra orilla del Nilo. Todo parece muy cursi, y para muchos visitantes una foto de la puesta del Sol es más importante que las ruinas del santuario, de 2.000 años de antigüedad.

El templo funerario de Hatshepsut.
El templo funerario de Hatshepsut, que tiene 3.500 años de antigüedad, se encuentra en la depresión de Deir el-Bahari.
El templo funerario de Hatshepsut, que tiene 3.500 años de antigüedad, se encuentra en la depresión de Deir el-Bahari.

En el pasado, los cruceros por el Nilo estaban identificados con el turismo de masas. Sin embargo, el sector está sumido en una crisis en Egipto desde la revolución de 2011.

De los aproximadamente 300 barcos que antes de ese año viajaban entre Luxor y Asuán, solo entre 15 y 20 están todavía operativos al comenzar la temporada 2017/18. Y a juzgar por las guías turísticas egipcias, el ambiente actual alrededor de los templos en Luxor y Asuán y las tumbas en Tebas es relajado, a pesar de que un viaje por el Nilo siempre implica una rápida sucesión de varias visitas al día.

DÍA 1, LUXOR: Cada turoperador tiene su propio guía a bordo. La mayoría de los pasajeros van en grupos de tres hasta 30 personas al Valle de los Reyes. “Nosotros lo hacemos de otra forma. Vamos primero a los templos de Karnak, donde estaremos totalmente solos”, promete el guía Gamal Elsheij. Efectivamente, solo hay dos minibuses en el aparcamiento junto al complejo de templos con sus salones columnarios llenos de relieves bien conservados y las innumerables esfinges con cabeza de carnero.

La misma situación se da un poco más tarde junto al templo funerario de Hatshepsut, reina del antiguo Egipto. Ahmed, un hombre mayor con una sonrisa maliciosa, lleva a tres turistas en un trenecito a la depresión de Deir el Bahari y hacia el templo de piedra caliza de 3.500 años de antigüedad, que se asemeja a un edificio de estilo Bauhaus. Los visitantes tienen que subir a pie por una larga rampa hacia las terrazas. Quien se voltee arriba dando la espalda a las estatuas tiene una vista panorámica del vasto valle del Nilo, de un verde irreal.

La entrada a los templos de Karnak, cerca de Luxor, está decorada con dos estatuas de Ramsés.
La entrada a los templos de Karnak, cerca de Luxor, está decorada con dos estatuas de Ramsés.
La entrada a los templos de Karnak, cerca de Luxor, está decorada con dos estatuas de Ramsés.

Más tarde, el autobús lleva a los turistas de regreso al barco, que ahora se dirige a Edfu. La cubierta está casi vacía. Pasamos junto a palmerales y campos verdes. Por la tarde, el ambiente en la orilla es más animado y más ruidoso por el petardeo de los motores que bombean agua hacia los campos.

El viaje a Edfu resultará ser al final el tramo continuo más largo del crucero. El barco está la mayor parte del tiempo atracado en un puerto, junto a otros barcos y de forma paralela a la orilla. Por esto puede ocurrir que hay que pasar por cuatro barcos para llegar a tierra.

DÍA 2, EDFU: Carruajes tirados por caballos se desplazan a toda prisa por la calle. Hay mucho ajetreo. Los conductores solo disponen de alrededor de una hora por la mañana para pescar a los turistas. A todos los llevan al Templo de Horus y después de vuelta al barco.

El bazar de souvenires está instalado junto a la salida del templo. Los turistas tienen que pasar junto a los vendedores. “¡Alabastro!”, grita Hany Sayed Ahmed. Sin embargo, muchas veces los turistas contestan con una mirada al suelo. El negocio va mal. Ahmed ya ha tenido que combinar varios empleos.

Sin embargo, los turoperadores internacionales son optimistas en lo que a Egipto se refiere y prevén que el turismo en el país norteafricano vuelva a pisar fuerte en el invierno 2017/18 y también el próximo verano, gracias sobre todo al bajo nivel de los precios.

“No quiero que todos los turistas vuelvan”, dice en cambio el guía Gamas Elsheij. “Había demasiados. Ya no podíamos atenderlos bien. El mantenimiento de los barcos y los hoteles era malo y nosotros servíamos comida de mala calidad porque eran demasiados”. Ahora es diferente. Es necesario pelear por cada turista. Gamal desea que solo vuelva un 40 o 50 por ciento. “Sería suficiente para vivir para todos nosotros y ellos lo pasarían bien aquí”.

En Asuán los turistas pueden alquilar un velero por unas pocas libras egipcias
En Asuán los turistas pueden alquilar un velero por unas pocas libras egipcias.
En Asuán los turistas pueden alquilar un velero por unas pocas libras egipcias.

DÍA 3, ASUÁN: Para algunos viajeros, aquí termina el crucero, mientras que otros regresan en barco a Luxor. Además de los clásicos en el programa de Asuán -la presa y la isla de Philae con su templo-, merece la pena hacer una excursión hacia un pueblo nubio en una barca o en uno de los veleros que se pueden alquilar por pocas libras egipcias.

El viaje pasa junto a la isla Elefantina y a un sinnúmero de postes de electricidad triangulares de la central hidroeléctrica situada junto a la presa de Asuán, las pirámides modernas de Egipto. En las casas del pueblo, pintadas de blanco brillante o azul cielo, los turistas pueden disfrutar de té, pan con queso salado y shisha, conversar con los habitantes y admirar el cocodrilo que cada familia tiene en cautiverio en la vivienda como espíritu protector.

DÍA 4, ABU SIMBEL: Nos despiertan a las 03:45 de la madrugada. Una columna de autobuses sale en medio de la oscuridad hacia el desierto. En algún momento, el sol alumbra la nada a lo largo de una autopista que va a Sudán. A lo largo y a lo ancho no hay más que arena. De vez en cuando viene de frente un camión.

Después de un viaje de cuatro horas, los autobuses se vuelven a encontrar junto a los templos de Abu Simbel. Sin embargo, pocos minutos más tarde la multitud de turistas ya se ha dispersado. Si uno camina junto al lago dando la vuelta al cerro, puede disfrutar de una imponente vista del enorme Templo de Ramsés II, en cuya fachada están esculpidas cuatro estatuas colosales del gran faraón.

Cómo llegar: en avión a El Cairo y desde allí en tren o autobús a Luxor o Asuán, donde comienzan los cruceros de cuatro o siete días. Muchos turistas visitan previamente la capital egipcia o reservan para después habitaciones en balnearios situados a orillas del mar Rojo. Desde el balneario de Hurghada salen también autobuses a Luxor y Asuán.

FUENTE: dpa

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