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TURISMO

La exclusiva estación suiza de esquí Zermatt tiene teleférico de lujo

El nuevo teleférico lleva a unos 2.000 esquiadores por hora hasta el glaciar. Los dos cables mantienen las cabinas estables y tranquilas. Pueden circular incluso con vientos de 80 kilómetros por hora

"¡Pero esto es puro lujo!", exclama una mujer. Se sienta sobre el banco de cuero calefaccionado y mira a través de las paredes de cristal. "Mira el paisaje. Y allí, el glaciar. Impresionante", agrega. El viaje hasta el Klein Matterhorn (Piccolo Cervino, en italiano) con el Glacier Ride, el nuevo teleférico de lujo de Zermatt, la estación de esquí suiza en el cantón de Valais, aspira a ser una experiencia única. Las cabinas fueron diseñadas por la empresa Pininfarina, que habitualmente diseña automóviles deportivos de lujo. Y cuatro de las góndolas están decoradas con cientos de miles de cristales Swarovski.

"Típico de Zermatt, totalmente exagerado. Pero ellos se lo pueden permitir", le comentaron a Mathias Imoberdorf. "Pero justamente los asiáticos apuestan mucho a la calidad", afirma este hombre de 30 años, portavoz de la empresa que construyó el nuevo teleférico.

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El viaje hasta el Klein Matterhorn (Piccolo Cervino, en italiano) con el Glacier Ride, el nuevo teleférico de lujo de Zermatt.

A los tres minutos de ascenso se va aclarando el piso de vidrio de las cabinas de lujo -llamadas Crystal Ride- y la mirada cae sobre las empinadas paredes del glaciar. Pero más impresionantes aún son las vistas a través de las paredes de vidrio alrededor. Y esas se obtienen desde cualquiera de las cabinas, sin pagar el adicional de diez francos. A la izquierda se ve el Macizo del Monte Rosa, a la derecha el Matterhorn (Cervino, en italiano), hacia atrás el Weisshorn. Por delante se amontonan las escarpadas paredes de hielo de los glaciares.

Sesenta millones de francos, es decir, unos 52,9 millones de euros (casi 60 millones de dólares), es lo que costó esta nueva experiencia. "La estación intermedia de Trockener Steg era antes un cuello de botella", explica Imoberdorf. Especialmente por la noche, cuando los visitantes querían regresar a la parte italiana de la zona de esquí, podía haber colas de hasta una hora y media para luego meterse a presión con otros cien turistas en una góndola ya anticuada.

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El suelo de las cabinas es transparente y permite observar el impresionante paisaje.

El nuevo teleférico lleva a unos 2.000 esquiadores por hora hasta el glaciar. Los dos cables mantienen las cabinas estables y tranquilas. Pueden circular incluso con vientos de 80 kilómetros por hora. Un detalle no menor cuando los cables de acero quedan suspendidos libremente a partir del segundo pilar durante 2.732 metros. Además, la estación está a 3.821 metros de altura, o sea, es la más alta de Europa.

Afuera el viento sopla en la cara, sobre todo cuando se sube por la escalera de acero a la plataforma de observación. Desde allí, en un día de sol, se pueden ver 38 cuatromiles. El Matterhorn, con sus nubecitas junto a la cumbre, parece la chimenea de un buque de vapor transoceánico.

Los estrategas de este teleférico ya planifican nuevas conexiones en las montañas para los próximos años. El teleférico de Testa Grigia hacia el Klein Matterhorn comenzará a operar en la primavera europea de 2021. Y en algún momento también habrá góndolas entre las comunidades de Ayas y Valtournenche. Así quedaría establecida una zona de esquí con una pista de 550 kilómetros, una de las más grandes del mundo.

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FUENTE: dpa

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