jueves 28  de  marzo 2024
EEUU

La mirilla del Congreso sigue apuntando a la CIA

WikiLeaks logra que demócratas y republicanos pidan al unísono una exhaustiva investigación que aclare el supuesto espionaje de la agencia de inteligencia
Por RUI FERREIRA

MIAMI.– La denuncia de WikiLeaks, sobre la supuesta escucha de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de conversaciones de ciudadanos estadounidenses, incluyendo altos funcionarios del Gobierno, ha conseguido lo que pocos han logrado de alcanzar: que demócratas y republicanos en el Congreso pidan una exhaustiva investigación, aunque desde perspectivas diferentes.

La temida organización mediática internacional, que publica documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, develó un legajo de 50.000 documentos secretos que presuntamente muestran que la agencia de inteligencia estadounidense ha desarrollado programas para intervenir ilegalmente teléfonos celulares, computadoras y servidores de empresas informáticas con el objetivo de espiar a medio país.

Todavía no hay ninguna prueba palpable de que la denuncia sea real, pero en los más altos escalones del Gobierno estadounidense se han disparado las alarmas.

En el Congreso se han abierto dos grandes investigaciones esta semana, ambas solicitadas por el presidente Donald J. Trump. Una trata la aparente interferencia rusa en las elecciones presidenciales y la otra atiende cierta versión periodística de que el expresidente Barack Obama pudo “haber ordenado” a espiar los teléfonos del actual mandatario cuando era candidato presidencial.

No obstante, el Congreso, controlado por los republicanos en las cámaras alta y baja, dan prioridad ahora a la propuesta de ley que sustituiría el llamado Obamacare.

“De momento tenemos una investigación federal sobre todo esto. El FBI está mirando el asunto y creo que debiéramos discutirlo tan pronto nos aporten algo”, señaló el presidente del Comité de Inteligencia, el congresista republicano David Nunes, dando a entender que, por ahora, los congresistas están volcados hacia analizar la interferencia rusa.

Por otra parte, los demócratas exigen una mayor celeridad. “Esto hay que investigarlo ya. Es muy serio, tan serio como el tema de Rusia. Mi colega, (Nunes) debiera tener eso en cuenta”, dijo el congresista demócrata Ted Lieu.

Mientras tanto, el resto de los líderes de las dos bancadas, en ambas cámaras, mantienen cierta discreción al respecto.

El único que también parece querer acelerar las cosas es el presidente Trump, pero está teniendo problemas con el director del FBI, James Comey, quien, de inicio se opuso a que el Congreso investigue el asunto, argumentando que la agencia que dirige debe ocuparse del asunto, después de que se opuso a una investigación sobre la supuesta escuha a los teléfonos de Trump.

WikiLeaks

Los documentos son mayormente conversaciones que ocurrieron entre funcionarios de la CIA y grandes creadores de programas sobre, aparentemente, estrategias, contenidos y detalles de los programas. Por un lado, se lanzan y rebaten ideas sobre cómo concebirlos y por otro se aborda el diseño de los códigos de las herramientas que los hacen funcionar.

Este último aspecto, aún por divulgar, es el que mayor interés tiene para los ‘hackers’, pero el cerebro de WikiLeaks, Julian Assange, parapetado en la embajada de Educador en Inglaterra desde 2013, ha dicho que su equipo todavía estudia, tratando de entender cómo funcionan antes de ponerlos a la disposición del público, algo que, ha prometido, ocurrirá ‘pronto’.

La gran incógnita radica en el origen de la fuente, o fuentes, que entregaron los documentos a WikiLeaks. Assange dijo el que fueron entregados por un contratista independiente de la CIA, la posibilidad más verosímil manejada por analistas y observadores. “Si yo fuera ese contratista estaría muy preocupado porque, eventualmente, lo van a encontrar”, comentó el exdirector de la CIA, León Panetta.

“Esto es un ataque muy peligroso, que pone al descubierto nuestros más íntimos secretos y su divulgación es un golpe muy duro a la credibilidad de la agencia”, dijo el exdirector de la agencia de inteligencia.

El peligro se incrementa, ha puntualizado Panetta porque “si nuestros enemigos toman conocimiento (del contenido del legajo) nuestra seguridad nacional pudiera estar en riesgo como nunca antes”.

En un amplio comunicado explicando su gesto, WikiLeaks ha dicho que los documentos que “circularon durante la semana entre ‘hackers’ del Gobierno estadounidense y contratistas no autorizados a verlos conllevó a la entrega a WikiLeaks”.

“Con los contratistas siempre se corre un riesgo. Hay gente que trabajan fuera (de instalaciones seguras) que no siempre son leales a la organización (que los contrata) y no pasan por el mismo escrutinio que los demás para saber cuán seguros son”, agregó Panetta.

Legalidades

Hay otro problema y es la cuestión de la legalidad porque se supone que la CIA no puede, por ley, investigar a los ciudadanos dentro del país y mucho menos intervenir sus teléfonos celulares, tabletas o televisores con cámaras empotradas. Sólo el FBI puede intervenir en la privacidad de los estadounidenses, pinchar sus teléfonos o revisar los discos de sus computadoras, siempre y cuando tengan una orden judicial, únicamente emitida por un juez, que sea otorgada durante la investigación de un delito criminal o una actividad de espionaje extranjero.

“El problema legal no es menos importante porque si se prueba que la CIA ha estado conspirando para intervenir en la vida privadas de los ciudadanos, está fuera de la ley. Siempre han existido rumores en ese sentido, pero en este caso el asunto adquiere otra dimensión porque, de ser cierto todo esto, no solo la CIA ha violado la ley como ha puesto en peligro la seguridad de todos nosotros porque no supo tomar las medidas de seguridad necesarias”, comentó el analista informático, Louis Gefan, a la cadena MsNBC.

Assange enfatizó que todo esto no es más que el reflejo de una ‘irresponsabilidad’ de la CIA. “No supieron guardarlos”, dijo.

Hay también una cuestión de confidencialidad sobre los datos de los usuarios que conservan las empresas fabricantes de teléfonos portátiles y computadoras. Cuando en el año 2015 el FBI pidió al fabricante Apple que desbloqueara un iPhone, propiedad de uno de los terroristas responsables de la masacre de San Bernardino, la empresa se negó a hacerlo y no hubo un tribunal que la obligara. Ni siquiera cuando el FBI argumentó que no necesitaba una llave para acceder al teléfono, sino que Apple necesita crear una forma de que las agencias de seguridad puedan acceder a los teléfonos para investigar delitos criminales.

Para el especialista en seguridad informática Juan Zarate, quien fuera vicesecretario de Seguridad Nacional durante la administración de George W. Bush, “lo cierto es que hubo una gran quiebra de seguridad, aunque todavía no se saben todos los detalles de la documentación filtrada. Ahora mismo, los servicios extranjeros deben estar mirando todo esto y pensando en cómo aprovechar esto. También cabe la posibilidad de que hayan tenido acceso a todo esto previamente”.

Por eso, “hay una gran hipocresía en lo que dice Assange que está haciendo, en las razones que expone. Esto abre a los ‘chicos malos’ una nueva avenida contra nosotros. Aquí cabe de todo, ‘hackers’, grupos criminales, países como China, Rusia e Irán. Assange no es el guardián de la libertad y la democracia sino todo lo contrario. Nos ha puesto en riesgo”.

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