viernes 29  de  marzo 2024
OPINIÓN

Lecciones perdidas, lecciones aprendidas

Diecisiete vidas se perdieron ese día, catorce estudiantes de secundaria y tres valientes adultos. Esta horrible matanza ha llevado a muchos en nuestra gran nación a reflexionar, a superar las diferencias políticas e ideológicas y a buscar formas para restaurar la santidad y seguridad de nuestras escuelas
Por EDUCACIÓN AL DÍA

Marie Izquierdo
Ejecutiva principal para Asuntos Académicos

Hace algo más de dos semanas, la comunidad educacional y toda la nación se vieron sacudidas por los trágicos acontecimientos del instituto Marjorie Stoneman Douglas, en el condado de Broward, a unas pocas millas al norte de Miami-Dade. Diecisiete vidas se perdieron ese día, catorce estudiantes de secundaria y tres valientes adultos. Esta horrible matanza ha llevado a muchos en nuestra gran nación a reflexionar, a superar las diferencias políticas e ideológicas y a buscar formas para restaurar la santidad y seguridad de nuestras escuelas. Esto demuestra que aún en los momentos más oscuros y tristes de una nación, existe siempre la esperanza, la fuerza humana y la determinación para hallar soluciones duraderas.

Aunque la recuperación tomará tiempo y las memorias son dolorosas, hay señales a nuestro alrededor que nos indican que esas 17 vidas no se han perdido en vano.

Por lo general, durante esta época del año, todas las escuelas del estado de la Florida se preparan para la temporada de exámenes. En todo el estado, los educadores trabajan incansablemente para garantizar que los estudiantes estén completamente preparados para un buen desempeño en las evaluaciones estatales que forman parte del sistema educacional de la Florida.

Sin embargo, como educadores, nuestro objetivo es más que una simple calificación en una evaluación estatal. Como educadores, hacemos todo lo posible para garantizar que nuestros estudiantes estén preparados académicamente para enfrentar los retos de un mundo complejo y cambiante. Ese es el objetivo fundamental de la educación.

Pero, este año, son nuestros estudiantes quienes nos están enseñando algunas lecciones muy importantes a través de su enérgico activismo.

Como ejecutiva principal para Asuntos Académicos del cuarto sistema escolar más grande del país, debería estar consternada por la interrupción que algunos de estos eventos han causado en nuestras escuelas y la continuidad del proceso de instrucción. En cambio, me siento inspirada y motivada a apoyar a los estudiantes en su compromiso cívico.

Mientras que algunas personas pudieran estar preocupadas por las lecciones académicas perdidas debido a los ejercicios de seguridad y protocolos de asesoramiento y consejería, yo prefiero concentrarme en las valiosas lecciones que los jóvenes nos están enseñando en su gestión a favor de la seguridad.

A través de su voz colectiva, su preocupación por la seguridad escolar y sus esfuerzos en contra de la violencia armada, nuestros estudiantes nos recuerdan el poder de la democracia, la diplomacia, la civilidad y el derecho de cada uno a presentar una petición al gobierno cuando los agravios son evidentes. En momentos en que los adultos parecen no estar de acuerdo en casi nada y el discurso político estadounidense parece estar estancado, nuestros estudiantes se han unido con una sola voz y han empleado las herramientas que proporciona la democracia para marcar la diferencia. Al hacerlo, también han restaurado nuestra fe en la humanidad y han despertado nuestro optimismo como ciudadanos. Lo han dicho alto y claro, nunca más.

Nunca más los estudiantes tendrán que correr por sus vidas evadiendo las balas. Nunca más los estudiantes estarán sujetos a los horrores de la violencia armada en la santidad de nuestras escuelas. Nunca más.

La única arma que nuestros estudiantes han usado es la fuerza de sus convicciones y la voluntad para lograr cambios razonables. En cuestión de días, han podido organizar un movimiento popular con un claro y poderoso mensaje que tendrá implicaciones importantes para el país en los días y años venideros. Alentamos y celebramos su resolución y su destreza política. Nos han enseñado una poderosa lección cívica que es más profunda que cualquiera que les hubiéramos enseñado nosotros. Evidentemente, sus maestros los han preparado para que sean ciudadanos comprometidos, lo cual nos prueba una vez más, que los educadores deben estar armados con recursos que mejoren la enseñanza y no con armas de fuego.

No debemos olvidar que estos principios fundamentales han fortalecido nuestras instituciones y han hecho que nuestra democracia sea un faro de esperanza a nivel mundial. Al luchar por un mañana más seguro, nuestros estudiantes nos llenan de orgullo. Quiero hacer un llamado a todos los que puedan a que apoyen este movimiento para garantizar que los jóvenes continúen siendo ciudadanos informados, involucrados y comprometidos. Afortunadamente, nuestro futuro se encuentra en buenas manos.

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