Recientemente la funcionaria cubana que atiende los asuntos con Estados Unidos, Josefina Vidal, acusó al Gobierno de Washington de “continuar promoviendo” la subversión en la isla.
El motivo de la acusación es un encuentro internacional organizado en Miami por la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, que se titula Primera conferencia sobre el uso libre de la internet en la isla. El citado evento reunirá por dos días a periodistas cubanos independientes con innovadores digitales y personalidades que luchan por la apertura del país a la red de redes.
¿Por qué puede preocupar a La Habana una simple conferencia en la que se promueve el uso libre de la Internet? ¿Por qué es peligroso el uso de la Internet en un país cuando no se trata de hackers que buscan robar información de las instituciones públicas sino de periodistas que buscan un país más transparente?
Detrás de esta nueva campaña de acusaciones de La Habana hacia Washington se esconde un gran miedo. El miedo a la información y que el pueblo de Cuba conozca la historia de las atrocidades y violaciones cometidas durante más de medio siglo contra las libertades individuales y los derechos humanos.
La Internet no puede ser peligro para ningún gobierno que desee que sus ciudadanos sean libres, tengan acceso a la información y puedan expresarse sin censura. Sólo los regímenes totalitarios pretenden restringir uno de los descubrimientos más útiles de la humanidad.
Para el régimen cubano promover el uso libre de la internet es subversivo, para el resto del mundo significa la mejor puerta para conectar a sus ciudadanos y hacerlos más prósperos e incrementar sus oportunidades.
La Habana continúa negando el derecho de la Internet. ¿Cuántos cables de fibra óptica deben haber en Cuba para que cada cubano pueda conectarse desde su hogar? ¿Por qué no aceptan las propuestas de EEUU para utilizar su infraestructura en materia de comunicaciones?
