jueves 28  de  marzo 2024
OPINIÓN

Robert Mueller, en rio revuelto

Los comentarios de despedida del fiscal especial fueron tomados, por críticos de la actual administración, como un guiño al Congreso para que inicie un proceso de juicio político al Presidente
Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

Finalmente llegó el tan esperado momento en el que Robert Mueller entregó su posición de fiscal especial en la investigación de la supuesta connivencia entre Rusia y la campaña electoral de 2016, del ahora presidente Donald Trump, pero dejó a su paso más decepción, confusión y controversia que antes en Washington.

Sus comentarios de despedida, durante una rueda de prensa en el Departamento de Justicia, fueron tomados, por críticos de la actual administración, como un guiño al Congreso para que inicie un proceso de juicio político al Presidente, quien anunciará oficialmente su candidatura a la reelección en Florida el 18 de junio, según él mismo anticipó por Twitter.

Tanto el informe de 448 páginas, publicado en abril pasado, como la declaración de cierre de la investigación han disparado una gran cantidad de conjeturas, y es que en lugar de traer claridad sobre si Trump era culpable o no de obstrucción de justicia, el ahora exfiscal especial dejó la puerta abierta para las más diversas interpretaciones.

En realidad Mueller solo quiso dejar en claro que no era parte de sus ocupaciones acusar al Presidente de cometer algún delito, porque nunca estuvo autorizado para ello de acuerdo a las regulaciones del Departamento de Justicia, pero añadió que eso era asunto de otros. En otras palabras, el Congreso.

Sin embargo, luego hizo una declaración extraordinaria durante su conferencia de prensa.

"Si tuviéramos confianza en que el Presidente claramente no cometió un crimen, lo hubiéramos dicho".

Es decir, por un lado, Mueller admitió que no era su papel emitir un juicio sobre si el Presidente había cometido un delito, pero por otro lado sostuvo que si hubiera creído que Trump era inocente lo habría dicho en su informe de 448 páginas.

En realidad, lo que Mueller sí dijo en su informe de abril fue que hubo diez casos en los que el jefe de Estado posiblemente intentó impedir su investigación, pero que en realidad no hubo pruebas suficientes.

Con su declaración la semana pasada, Mueller parecía dar a entender que no creía que Trump fuera inocente del delito de obstrucción de la justicia.

Mueller prácticamente entregó al Congreso, y en particular a la Cámara de Representantes dirigida por los demócratas, un nuevo incentivo para iniciar los procedimientos de impugnación.

Una gran cantidad de expertos legales y constitucionales podrían argumentar que Mueller, como fiscal ad hoc, para esto, tenía mayores poderes, por lo que su apreciación sobre los límites de sus funciones no eran del todo correctas.

En todo caso, la regla de oro que sostiene que alguien es inocente hasta que se demuestre lo contrario parece haber sido revocada por Mueller.

Como resultado, ahora hay un creciente llamado entre los demócratas para que Trump sea llevado a un juicio político, aunque la propia presidente de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, está resistiendo la presión de sus compañeros de partido.

Si los demócratas cimientan sus razones para un proceso de destitución en el informe de Mueller y en la declaración de la semana pasada, no solo fracasarán en sus esfuerzos, sino que también dañarán cualquier posibilidad de ganar la contienda electoral de 2020.

Pelosi parece estar instintivamente segura de que un juicio político podría ocasionar que demócratas pierdan ante Trump y los republicanos.

En realidad en su informe de abril, Mueller desestimó la acusación de colusión entre Rusia y la campaña de Trump después de dos años de investigación y tampoco llegó a ninguna conclusión sobre las acusaciones de obstrucción de la justicia.

Sea lo que sea, lo que afirmó e implicó en su conferencia de prensa la semana pasada no alterará los hallazgos de su informe oficial.

Incluso si los demócratas en la Cámara se impusieran con la impugnación de Trump nunca serían apoyados por el Senado de mayoría republicana.

Al final, Mueller debió de haberse limitado a cumplir su cometido como fiscal especial y luego de su investigación escribir su informe y dejarlo hasta ahí, pero en cambio, antes de cerrar su oficina y volver a la vida privada, sintió la necesidad de hacer una declaración final que enturbió las aguas y dejó a todos más confundidos que nunca.

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