domingo 17  de  marzo 2024
LETRAS

Taller literario propone resaltar a "los olvidados de la República" en Cuba

El profesor Emilio J. Sánchez destaca a autores cubanos de la etapa republicana en la isla, que más tarde fueron silenciados o manipulados por el régimen castrista
Diario las Américas | GRETHEL DELGADO
Por GRETHEL DELGADO

MIAMI.- El Museo Americano de la Diáspora Cubana acogerá próximamente un taller literario que incluye joyas de la narrativa cubana de la primera mitad del siglo XX.

El profesor Emilio J. Sánchez, quien anteriormente impartió varios cursos literarios que atrajeron a decenas de participantes, ahora se enfoca en el estudio de “los olvidados” en la narrativa cubana, como él mismo afirma. Se trata de un acercamiento histórico a esa Cuba poco y mal recordada después de 1959, a través del ámbito intelectual, y en particular los grandes exponentes de la etapa republicana en la isla.

A partir del 30 de enero y hasta el 23 de abril, el curso abordará diversas obras que ayudarán a entender las claves del pensamiento cubano en una etapa crucial para el país. Como explicó a DIARIO LAS AMÉRICAS el profesor Sánchez, hacía algún tiempo que valoraba realizar un taller de este tipo, y gracias al apoyo de Marcell Felipe, en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, la idea tomó forma.

Investigación

El proceso fue largo, contó Sánchez, quien comenzó “a leer obras de los primeros años del siglo XX, porque me interesaba saber cómo había repercutido la intervención de los EEUU en los escritores y periodistas”.

Algunas de esas obras le resultaban familiares; otras fueron un grato descubrimiento.

Realizó una intensa búsqueda bibliográfica que le llevó varios meses de lecturas, digitalización y rastreo de obras, elementos que sin dudas le aportan mucho valor al taller. “La bibliografía es escasa en general”, admitió.

“Donde hay un tesoro es en la colección cubana de la Universidad de Miami. También el sitio web HathiTrust tiene una colección impresionante. Otras obras las ha publicado la Editorial Universal, fundada en 1965 por Juan Manuel Salvat. Hay una antología del cuento cubano, publicada por Ambrosio Fornet, pero algunos de estos estudios están muy prejuiciados. Para buscar los cuentos mandé a buscar los libros de otros estados”, dijo Sánchez.

En torno a la metodología del curso, se enfocó en la búsqueda de autores que hubieran cultivado la novela y el cuento, “porque siempre utilizo el mismo método, una presentación de una novela por parte de un participante y la discusión en grupo de dos cuentos”.

Por ejemplo, en el caso de Dulce María Loynaz, Sánchez dijo que aunque ella escribió principalmente poesía, era importante incluirla en el programa. Así ocurrió con otros escritores que aunque no cultivaron en particular la narrativa, fueron determinantes en la etapa, como Lydia Cabrera, quien se enfocó en el tema antropológico. Agregó también en el plan de estudios a José Antonio Ramos con la obra de teatro Tembladera.

Otros de los autores cuyas obras se debatirán son Carlos Loveira, Emilio Bacardí Moreau, Enrique Serpa, Lino Novás Calvo, Miguel de Carrión, Luis Felipe Rodríguez, Jesús Castellanos, Enrique Labrador Ruiz, Alfonso Hernández Catá, Carlos Montenegro y Luis Rodríguez Émbil.

Una obra de amor

“El taller está dirigido no solo a los cubanos, sino a todos los hispanoparlantes. Cuba fue el último país de América Latina en independizarse de España y su literatura -una de las más relevantes del continente- floreció junto con otras manifestaciones de la cultura a tenor con el desarrollo socioeconómico y civilizatorio de la primera mitad del siglo”, escribió el profesor a los participantes en una carta.

En la misiva comentó también que “lamentablemente, la creciente prosperidad de la sociedad cubana se vio truncada al llegar el castrismo al poder el 1 de enero de 1959. La literatura de la República nos permite aquilatar en su justo valor lo que ésta consiguió en apenas medio siglo y, a la vez, la catástrofe que sobrevino después”.

El esfuerzo trae satisfacciones. “Estoy muy entusiasmado”, comentó Sánchez, pues arrojar luz sobre esta etapa representa saldar una deuda con su generación.

“A los cubanos que vivimos con la revolución -yo tenía 8 años en 1959- nos educaron en el rechazo a la República, en la denigración de aquello. Era, por un lado, denigrar a la República; y por otro, silenciar a los autores”.

De ahí que, como acotó, “en cierta medida hay un grado de olvido que ocurre con todos los escritores de otro tiempo. Para mucha gente que vino al exilio de niño o de joven, Cuba es un país totalmente ignorado. Para los norteamericanos fue mucho más ignorado porque lo que había antes de la revolución sobre Cuba era un estereotipo y lo conocían de manera superficial”.

Después de 1959, añadió, “estas cosas no aparecían en los programas de estudios en Cuba, salvo algunas excepciones”. Por ejemplo, al analizar los prólogos a obras de Loveira y otros, “asombra cómo decían que ‘el gran problema de Loveira era que no supo ver las contradicciones entre las relaciones de producción y los medios’”.

Por otra parte, indicó, “tienes criterios como el de Eusebio Leal, que dice que ‘hay que rescatar la República porque es un antecedente de la revolución. Ahí está Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena’. ¿Lo valioso de la República es lo político, comunista, y ni siquiera habla de la Constitución del 40? Eso es una aberración”.

Este taller va, entonces, más allá de “la revolución de Castro, de La Habana de la Plaza de la Revolución, que, por cierto, era la Plaza Cívica, y la levantó Batista”.

A su juicio, es importante deslindar la República del castrismo. “La gente ve los edificios del Vedado y eso no lo ligan con los extraordinarios avances en la arquitectura, la pintura, los avances de tipo civilizatorio de la República, que fueron extraordinarios. Estaba leyendo hace días que Cuba, un país destruido, en bancarrota, después de la guerra, saltó a la modernidad en menos de 10 años”.

En esa línea, su primera clase tendrá un debate sobre “la visión que hubo de Cuba y cuál es la visión que debemos rescatar de esta etapa, que pienso que es la mejor de la historia del país”.

Sin embargo, admitió, “esa República tuvo luces y sombras, o como diría el poeta Manuel Díaz Martínez en un dossier de la revista Encuentro, la República no era el paraíso, pero tampoco el infierno. A propósito de infierno, si hubo una sucursal del infierno, fue la que vino después”.

Por esa y otras razones, para Sánchez este curso “es una obra de amor y de justicia. Es recatar a los ignorados, a los olvidados, a quienes incluso fueron despreciados. Tratándose del tema cubano, en mi caso lo considero un deber ético. Eso hay que darlo a conocer”.

El profesor tiene muchas expectativas con este curso, y espera que pueda tener alguna continuidad en el museo.

El taller contará con unos 14 encuentros, que serán todos los jueves, entre 5 y 7 pm, en el Museo Americano de la Diáspora Cubana (1200 Coral Way, Miami, FL 33145).

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