jueves 28  de  marzo 2024
OPINIÓN

Un equipo permanente para el Presidente

Un proceso de confirmación en el Senado a menudo lleva tiempo, frustra los planes de cualquier administración que trata de poner en práctica sus políticas
Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

La semana pasada trajo buenas noticias para el presidente Donald Trump, luego de que tres de sus principales nominados fueron confirmados por el Senado.

Y es que desde enero la vacante más notable en su gabinete fue la secretaría de Defensa. Pero Trump también tenía que llenar la plaza de un subsecretario del mismo ministerio, que era ocupada por un interino, y además enfrentar los escepticismos sobre su elección para el puesto de próximo embajador de Estados Unidos en las Organización de Naciones Unidas.

Es cierto que un proceso de confirmación en el Senado a menudo lleva tiempo, frustra los planes de cualquier administración que trata de poner en práctica sus políticas y en general da curso a las estrategias nacionales o internacionales.

La falta de un secretario de Defensa permanente había sido una de las mayores debilidades de la administración Trump, aunque las demoras más recientes en encontrar a la persona adecuada, no tuvieron nada que ver con la Casa Blanca.

El exejecutivo de Boeing Pat Shanahan estaba listo para acudir al Senado y obtener su confirmación para dirigir el Pentágono cuando renunció a último momento, debido a revelaciones de incidentes sobre violencia doméstica en el pasado.

Al mandatario no le quedó de otra que recurrir rápidamente a Mark Esper, entonces secretario del Ejército, para reemplazar a Shanahan y la semana pasada, al fin, se confirmó su nominación, al igual que la del subsecretario adjunto de defensa David Norquist.

Con el cierre del Congreso para el receso de verano, era vital para la administración cubrir las vacantes con estos dos hombres.

Una incertidumbre semejante se vivió antes con el puesto de embajador en la Organización de Naciones Unidas.

Desde el anuncio en octubre pasado de que Nikki Haley renunciaría como embajadora, el Presidente trató de encontrar su reemplazo.

Su elección inicial recayó en Heather Nauert, la exportavoz del Departamento de Estado, quien declinó el ofrecimiento al alegar demasiadas presiones tanto para ella como para su familia. Esta nominación nunca se envió al Senado pero igual representó un revés para la Oficina Oval.

Al final, Trump se decidió por Kelly Knight Craft, quien ejercía como embajadora en Canadá y que jugó un papel clave en las negociaciones del nuevo acuerdo comercial con Canadá y México.

Knight fue confirmada la semana pasada.

El trabajo en la Organización de Naciones Unidas representa un gran desafío para la diplomacia estadounidense.

Knight, al igual que lo hizo Nikki Haley, enfrentará la férrea oposición de otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad debido al enfoque de Trump sobre cuestiones claves, como la reciente retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán de 2015.

Luego está la guerra comercial con China y la salida de Estados Unidos del tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) con Rusia, citando la violación del acuerdo histórico por parte de Moscú.

El colapso de este tratado, firmado por el presidente Ronald Reagan y el líder soviético Mijail Gorbachov en 1987, avisa de “crecientes dificultades en las relaciones con Rusia, la seguridad europea y los esfuerzos de no proliferación”, según manifestó Lori Esposito, experta del Council on Foreign Relations.

Sin embargo, no todo fue color de rosa para Trump, quien tuvo que capotear señalamientos que lo acusaban de racista por unos comentarios sobre el desempeño de un congresista afroamericano de Maryland.

Las confirmaciones del Senado prometían perderse entre la confusión y controversia causadas por los comentarios del jefe de Estado, sobre “cuán sucio y peligroso” es Baltimore.

Sin embargo, con el Congreso ahora en receso la administración Trump estará satisfecha de la aprobación de estos cruciales nombramientos.

Es una noticia especialmente buena para el Pentágono, que ha enfrentado siete meses de nombramientos interinos, incluido el papel de secretario de Defensa, dando la impresión de haber perdido relevancia en Washington.

Con tantos desafíos internacionales, estos nombramientos brindarán confianza no solo a los tres millones de militares y personal civil que trabajan para Defensa, sino también a los aliados de Estados Unidos en el mundo.

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