miércoles 13  de  marzo 2024
Maradona

Vecina de Maradona: Cuando el ídolo era pobre y no tan feliz

Marina Nogueyra, quien ahora reside en Nueva York, vivía a tres casas de Diego Armando Maradona, en Villa Fiorito, un barrio de gente humilde y trabajadora
Por LUIS F. SÁNCHEZ

MIAMI.- Marina Nogueyra, de 51 años de edad, era vecina de Diego Armando Maradona en Villa Fiorito, “un barrio de gente humilde y trabajadora”, como ella misma describe. En esa época el ídolo máximo del fútbol tenía 15 años y era pobre y no tan feliz.

Todos en su barrio, cuenta Marina, sabían que había un muchacho de 15 años de edad que entrenaba con Argentinos Juniors, y llenaba de orgullo y asombro a sus vecinos, quienes se mataban de sol a sol para llevar el pan a la mesa cada día.

“Mi familia vivía a tres casas de la suya, en la misma acera y compartíamos los mismos padecimientos”, comentó Marina. “Las calles eran de tierra, por ahí no pasaba el transporte público, no existían los servicios más básicos y había que levantarse a las 5 de la mañana para ir con un balde a unas cuadras de distancia, hacer una larga cola y palanquear el grifo para abastecerse de agua potable”.

Alguna vez tuvo la oportunidad de entrar a la casa de Maradona.

“Tenía apenas dos habitaciones: una servía de cocina comedor y otra de dormitorio y ademas un bañito; todos en el barrio vivíamos así o más ajustados”, reveló Marina. “La diferencia era que toda la familia Maradona: papá, mamá y sus ochos hijos compartían el dormitorio, 10 personas hacinadas entre cuatro paredes prefabricadas”.

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Así era la casa donde vivió la familia Maradona en el barrio pobre de Villa Fiorito, en el Gran Buenos Aires, hasta 1975

Así era la casa donde vivió la familia Maradona en el barrio pobre de Villa Fiorito, en el Gran Buenos Aires, hasta 1975

En el intermedio de los partidos de primera división de Argentinos Juniors, un niño llamado Diego entretenía a la multitud congregada en el estadio dominando el balón y manteniéndolo en el aire por largos minutos sin dejarlo que tocara el suelo.

“Hacía lo que le gustaba, jugar al fútbol, pero era imposible ser feliz con tantas necesidades”, aseguró Marina.

Ya se sabía que Diego era un diamante que iba a brillar y pese a que bordeaba apenas los 12 años de edad, los reporteros olían su magia y solían entrevistarlo.

Diego siempre respondía: “Mi sueño es jugar un Mundial y con mi primer contrato comprarle a mis padres una casa con agua potable y que cada uno de mis hermanos tenga su habitación”.

Villa Fiorito se ubica en la zona sur del Gran Buenos Aires. Ahora las calles se encuentran asfaltadas, hay agua potable en las casas y alcantarillado en las calles. Cuatro décadas atrás, según cuenta Marina, vivían en el barrio muchas personas de escasos recursos, algunos sobrevivían con lo que se botaba del mercado del sector en la cancha Estrella Roja, que daba nombre a uno de los primeros equipos en los que jugó Diego.

Antes de cumplir 16 años, Diego firmó con Argentinos Juniors y como parte del contrato el presidente del club le entregó las llaves de la ansiada casa propia en La Paternal, en Buenos Aires, el barrio donde está la sede del club Argentinos Juniors.

Diego cumplió con creces todas sus promesas y las superó porque además le dio títulos mundiales a su país y ratificó la extraordinaria calidad de los futbolistas argentinos.

“Después que le dio el primer título mundial a Argentina, en el campeonato juvenil en Japón 1979, repartió juguetes en Villa Fiorito”, recordó Marina. “Y se hizo una costumbre que el Día del Niño, el tercer domingo de agosto, entregaba obsequios desde su antigua casa. Siempre se supo comportar como uno más del barrio, incluso en los momentos más gloriosos de su carrera. Saludaba a los vecinos, a los almaneros, tenía paciencia con los niños y a todos les firmaba un autógrafo”.

Marina, quien jugó cuatro años en la selección argentina femenina (1994-1998) y en el 2000 emigró a Nueva York, donde reside actualmente, para seguir jugando al fútbol, explora algunas explicaciones por las cuales Maradona siempre fue venerado en Argentina y también en todo el mundo, más allá de la complejidad del personaje.

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Marina Nogueyra, de 51 años de edad, era vecina de Diego Armando Maradona en Villa Fiorito, “un barrio de gente humilde y trabajadora”

Marina Nogueyra, de 51 años de edad, era vecina de Diego Armando Maradona en Villa Fiorito, “un barrio de gente humilde y trabajadora”

“La primera razón es que somos un país futbolero, con una pasión incomparable”, afirmó Marina. “El era de Boca, el club con la ‘mitad más uno’ de hinchas en Argentina y con su fútbol obnubiló a todos. Y como persona enfrentaba a la gente, no tenía pelos en la lengua, eso lo hacia que se identificara con la idiosincrasia de los argentinos. Nunca negó de dónde vino y por eso lo sentimos como uno de nosotros. Nos llega muy al corazón”.

Hay algo más, sin embargo, que selló ese amor eterno, ese respeto, a pesar de todos los altibajos de una vida muchas veces vivida sin freno.

“Después de las Malvinas, la actuación de Diego contra Inglaterra en el Mundial de México 1986 con un triunfo 2-1 y sus dos goles de leyenda, nos liberó de todo lo sufrido en esa guerra y con la dictadura”, expresó Marina. “Con el fútbol, Diego demostró que los argentinos no estábamos derrotados y, por el contrario, estábamos presentes y con ello curó muchas heridas”.

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