Una visita turística con niños a París puede ser estresante y además cara, pero no tiene que ser así necesariamente. A continuación alguna recomendaciones para que todo salga bien:
Si se trata de escoger la temporada indicada para visitar la ciudad de las luces con los pequeñines, cualquier fecha es ideal. Y para los que puedan llegar en tren, es recomendable, además de reservar una habitación de hotel con antelación, no viajar con las maletas en el metro.
Para entretener a los chicuelos, que hoy son tan dados a la tecnología, no faltará el Wi-Fi, incluso los hoteles de dos estrellas en París ofrecen este servicio gratis. Si no fuera el caso, es preferible optar por otro hotel que sí ofrezca el servicio. Para la mayoría de los niños de seis años en adelante, el acceso a Wi-Fi suele ser indispensable para disfrutar las vacaciones.
La hora de ir al baño también suele ser un dilema cuando se viaja con niños. A diferencia de otros países europeos como Alemania, donde el baño en los cafés o restaurantes está reservado sólo para clientes, en París la toilette está disponible para el uso público.
E n los Jardines de Luxemburgo también se pueden dar paseos en poni. (DPA).
Vale destacar que cenar en París no es barato. Sin embargo, más allá del centro de la ciudad se pueden encontrar joyas culinarias con precios módicos, por lo que se aconseja tomar el metro para ir a comer a un lugar que no sea céntrico. Muchas veces son especialmente económicos los almuerzos que se ofrecen al mediodía. Y también en los restaurantes los niños son bienvenidos.
Cuando los más pequeños se casen, como suele suceder a menudo, tomar un autobús turístico y hacer varias paradas en el trayecto podría ser la solución para poder continuar la jornada. Los viajes en este tipo de autobuses, que permiten al usuario bajar y subir cuantas veces quiera, se pueden reservar previamente en Internet. Cuando el ómnibus pasa cerca de una atracción, el turista puede bajar y después tomar el siguiente autobús para continuar el viaje. Las mejores plazas están arriba en la parte delantera.
La estación de París Norte o estación del Norte, es la principal estación ferroviaria de Francia. (DPA).
Hoy, ya no es ningún problema lograr que la generación joven desee visitar un museo como el Louvre, aunque sea solo por la intención de tomarse un selfie con la Mona Lisa. Para los padres lo importante es que conozcan el sitio que recoge momentos culminantes del arte occidental. Tal vez las otras obras de arte despierten la curiosidad de los chicos. Al final, criar niños cultos puede ser un desafío cuando la tecnología se impone sobre los temas de interés de la sociedad de hoy en día.
La generación selfie posa en los alrededores del Museo del Louvre. (DPA).
Otro reto puede ser mantenerlos entretenidos. Una excelente opción, para los que sean amantes del terror, podría ser bajar a las catacumbas parisinas. Desde ahí se aprecian pasillos de varios kilómetros de longitud con seis millones de muertos parisinos en las paredes, todos decentemente apilados: cabezas, clavículas o entre ellas un par de costillas. El ambiente de película de horror se intensifica porque pocos visitantes pueden entrar al mismo tiempo en las catacumbas. La única desventaja es que hay que esperara varias horas el turno para entrar.
Las Catacumbas de París es uno de los cementerios más famosos de París, en él pueden verse multitud de calaveras. (DPA).
A tomar en cuenta:
Cuándo viajar: Durante todo el año merece la pena hacer una visita a París. En invierno, las temperaturas pueden bajar mucho. En verano, cuando las temperaturas pueden llegar a 30 grados o más, un viaje por París puede resultar un poco agotador.
Gastos: El costo de visitar París depende de los preparativos. Muchas actividades se pueden reservar previamente a precios más módicos en Internet. Eso sí, las entradas a atracciones como la Torre Eiffel se agotan rápidamente.
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