Un fotógrafo basado en Miami, que hace 40 años cubre deportes, afirmó que “la fanaticada de Boca Juniors dio una clase de cómo se debe alentar a un equipo”.
Ocurrió en el Hard Rock Stadium, el lunes 16 de junio, con motivo del empate 2-2 entre el Boca Juniors argentino y el Benfica portugués, por el Mundial FIFA de Clubes, que se disputa por primera vez con 32 equipos y reparte 1.000 millones de dólares en premio.
En realidad, la pasión que transmiten los hinchas de Boca Juniors no tiene paralelo. Por donde pasan riegan su entusiasmo, cantan sin parar como si fuera su fuente de energía y muestran un sentimiento total e inclaudicable hacia el club de sus amores.
“La fanaticada de Boca creó una atmósfera brillante en el Mundial de Clubes”, escribió el redactor de la agencia de noticias AFP, el británico Simon Evans. “El hogar de los Dolphins de Miami se convirtió en la ‘Bombonera en la Playa’, con el 90% de los 55.574 asistentes vestidos de azul y amarillo, que trajeron un nivel de constante ruido raramente, quizás nunca, escuchado aquí”.
“La Bombonera” es el estadio del Boca en Buenos Aires y debido a que se levanta al lado del río no hubo mucho espacio para sus tribunas, que están muy empanadas, y por lo tanto parece una caja de bombones. Se llena en todos los partidos, la tribuna vibra y debido a su configuración retumba como en ningún otro estadio.
Ese sello lo llevan en el alma los seguidores de Boca y lo vuelcan en todos lados donde va su equipo.
“A donde vayamos nuestra hinchada siempre nos hace sentir como si jugáramos en casa”, expresó el defensa de Boca, Luis Advíncula.
Los grandes clubes multimillonarios de Europa, Estados Unidos y los países árabes tienen el dinero suficiente para adquirir a los mejores jugadores del planeta, pero Boca posee lo que no se puede comprar: el profundo amor, la pasión y la lealtad de su hinchada.
“Boca es único, si juega en Finlandia llena la cancha y arma una fiesta”, explicó el prestigioso periodista argentino Jorge Barraza. “Se juegue donde se juegue, Boca es local y llena el estadio. Es impresionante”.
Pese a todo el pesimismo que se propagó antes del inicio del Mundial FIFA de Clubes; a los augurios de desinterés por el torneo debido a la supuesta poca venta de boletos; y a los anuncios que oficiales de inmigración iban a hacer redadas en torno a los estadios, nada de eso ocurrió y la fiesta se vive en toda su intensidad.
Tampoco afectó el momento de tensión que vive en planeta con las guerras y el Mundial de Clubes en todo caso se convirtió en un momento de alivio ante tantas tragedias.
En el partido inaugural, asistieron 60.927 aficionados al Hard Rock Stadium, el sábado 14 de junio, para ver a Lionel Messi y su Inter Miami empatar 0-0 con el gigante de África, Al Ahly de Egipto. Y el miércoles otro tanto fue a ver al Real Madrid contra el Al Hilal de Arabia Saudita.
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El nuevo director técnico del Real Madrid, el español Xabi Alonso, durante un partido del Mundial de Clubes, el 18 de junio de 2025.
PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP
Que los aficionados se entusiasmen por ver a Real Madrid no sorprende porque se trata de uno de los clubes más laureados del mundo y con una tradición que hipnotiza. En cambio, el Mundial de Clubes ha permitido descubrir otras historias.
Por ejemplo, más de 20.000 fanáticos del Al Ahly acudieron al Hard Rock Stadium para alentar a las Águilas Rojas contra el Inter Miami, y dejaron una magnífica impresión con sus cánticos, sus aplausos y su alegría al apoyar a los suyos.
Este es el principal legado del Mundial de Clubes: brindar a través del fútbol una visión global de diferentes culturas, diversas formas de vivir la vida y compartir alegrías y sentimientos comunes.
En ese sentido, este torneo se convirtió en un anticipo de la Copa del Mundo, que se disputará el próximo año en Canadá, Estados Unidos y México, por primera vez en tres países y también por primera vez con la participación de 48 selecciones.
Nos queda la fortuna de poder disfrutar este torneo algunos partidos más en Miami y hasta el 13 de julio en todo Estados Unidos.
