Pitbull desafía la velocidad y sueña con unir al mundo a través de NASCAR

En efecto, el 15 de enero pasado cuando cumplía 40 años, el multifacético Armando Christian Pérez, más conocido como Pitbull, Mr. Worldwide y Mr. 305, anunció que se convierte en copropietario de Trackhouse Racing Team de la serie de automóviles estándar más importante del mundo junto con Justin Marks y Ty Norris. El piloto que va conducir las ilusiones de este trío de visionarios es el mexicano Daniel Suárez, el único conductor latino en ganar un campeonato en los 74 años de historia de NASCAR.

Con 7.5 millones de álbumes vendidos, 100 millones de sencillos y 15 billones de vistas en YouTube, el interprete, compositor y productor jamás piensa en pequeño y mucho menos lo hace ahora cuando se acerca su debut como copropietario, el próximo 14 febrero (2:30 p.m. TV: FOX, FOX Deportes, MRN Radio; SiriusXM NASCAR Radio) en las 500 Millas de Daytona, que es el Super Bowl del automovilismo, cuando su bólido Chevrolet Camaro salga disparado con Suárez al volante.

“De la misma manera que la música es un lenguaje universal, así veo también a NASCAR”, respondió Pitbull cuando le preguntaron por qué se ha zambullido en esta aventura. “Todo el mundo ama los coches veloces”.

Pitbull confesó que siempre quiso ser propietario de un equipo, no importaba el deporte que fuere y NASCAR lo lleva en el corazón desde que vio la película Days of Thunder, y se enamoró del espíritu de lucha de los pilotos, de su entrega, de su esfuerzo físico y mental y del hecho que siempre parten desde abajo.

“Hace10 años en México mi amigo Carlos Slim Jr. [el hijo del magnate mexicano] me comentó del potencial de un joven llamado Daniel Suárez, a quien conocería años más tarde a través de la familia de Félix Sabates (cubano quien también fue copropietario de un equipo en NASCAR)”, recordó Pitbull. “Él surgió desde abajo igual que yo y lo mismo Justin y Ty y todos nosotros reflejamos esa diversidad en nuestro equipo”.

La presencia de una figura de tanto renombre como Pitbull es muy apreciada por NASCAR, que siempre ha luchado contra el estereotipo que la ubica como una serie de gente blanca del sureste de Estados Unidos.

Ahora de pronto hay dos grandes personajes de las minorías como dueños: Pitbull y Michael Jordan, quien junto con el piloto Denny Hamlin se asociaron en septiembre pasado y Bubba Wallace será el piloto de la escudería bautizada como 23XI.

En reconocimiento a ello, NASCAR nombró a Pitbull como Grand Marshal de la 500 Millas de Daytona, que es un alto honor para encabezar diferentes actividades ceremoniales y bajar la bandera verde de la partida.

Pitbull apoya mucho la educación. Participa activamente en el programa de escuelas autónomas en Estados Unidos y abrió en Miami una muy innovativa que le puso el nombre SLAM: Sports Leadership and Management, cuyo objetivo es preparar a los jóvenes que aspiran a desarrollar su vida en el deporte y el entretenimiento.

Recordó el artista que hace ocho años consiguió que NASCAR llevara uno de sus bólidos a la escuela y le causó enorme impresión el impacto que despertó en los jóvenes el hecho de estar frente a uno de los coches más musculosos del mundo, que puede superar los 300 kilómetros por hora.

“En una reciente visita a Carolina del Norte conocí a Pam Miller, que ha producido documentales para NASCAR, y conversamos sobre los esfuerzos de la serie para diversificarse”, comentó Pitbull. “Ella me vio muy interesado, me conectó con Daniel, Justin y Ty y alineó nuestras visiones”.

Una semana después los cuatro protagonistas se reunieron en Miami. Daniel era amigo de Pitbull, asiste a sus conciertos y sus familias se conocen. Ahí surgió la idea no solo de tener un equipo ganador sino crear una cultura.

“Coincidimos en trazarnos como meta hacer algo poderoso”, afirmó Pitbull. “Romper barreras, superar límites y unir a la gente a través de este proyecto en momentos tan delicados. Y eso es lo que tenemos que hacer con nuestra plataforma. Vamos a encontrar la manera de juntar a las personas. Y la única carrera importante es la de la humanidad. No interesa el color que seas ni el idioma que hables”.