LA HABANA.- Veinticuatro horas antes del 1ro. de mayo, un viejo camión de la era soviética dejó una cisterna de refresco a granel en la Plaza Roja de la barriada habanera de La Víbora, en La Habana, en Cuba.
Las autoridades cubanas amenazan con ejercer el peso de la ley que impusieron para inculpar de sedición a los que participen en manifestaciones masivas
LA HABANA.- Veinticuatro horas antes del 1ro. de mayo, un viejo camión de la era soviética dejó una cisterna de refresco a granel en la Plaza Roja de la barriada habanera de La Víbora, en La Habana, en Cuba.
El empleado desplegó una silla portátil, colocó un paraguas para cubrirse del sol y empezó a vocear que las personas debían llevar “un pomo, un cubo o una tanqueta, cualquier cosa, pa’ que lleves tu rico refresco de cola”.
El refresco era un brebaje de color violeta. Los vecinos que lo compraron comenzaron a quejarse: “Esto sabe a rayos, tiene sabor a medicina. ¿No se habrán equivocado y enviaron jarabe para el catarro?”, se mofaba una señora.
La gente comenzó a reclamar que le devolvieran su dinero. Y las críticas subieron de tono. “Vaya gobierno de mierda. No se cansan de estafar al pueblo”, dijo alguien. “Se están burlando de nosotros (el pueblo). Me pregunto si Díaz-Canel y su comparsa se toman este refresco asqueroso. Seguro que ellos si tienen Coca Cola original. Y dietética, por lo gordo que están”, comentó un joven.
El ambiente se calentó y llegó una patrulla policial. “Señores, esto es una oferta por el 1ro. de mayo. Recuerden la situación económica que tiene el país. Es sencillo. Lo toman o lo dejan. Pero si se ponen a provocar incidentes y hacer comentarios contrarrevolucionarios les puede caer el peso de la ley”, conminó un oficial de la policía.
A medio kilómetro de la denominada Plaza Roja, en la avenida Santa Catalina, desde bien temprano, varios ancianos jubilados esperaban que llegaran los camiones con viandas, frutas y hortalizas que iban a vender una feria agropecuaria prevista en la zona.
Al filo del mediodía solo habían llegado un par de camiones con coles a 160 pesos (unos 7 o 10 dólares al cambio), la libra de frijoles negros a 350 pesos (15 dólares) y la ristra de ajos a 2.500 pesos (104 dólares). Un hombre canoso, insultado, expresó: “Soy profesional, he trabajado 40 años y ahora con mi pensión de 1.800 pesos (75 dólares) no puedo comprar ni una ristra de ajos. Mientras pisotean a los de abajo, los de arriba viven a todo trapo, robando y comiendo hasta reventar. Ni con cien años de cárcel pagan tanto daño a los cubanos”.
“Pitchea bajito, que el cátcher es enano”, le dijo en voz baja una persona, al ver que se acercaban dos policías. “Ya me da igual. ¿También me van a meter preso? Nos tienen comiendo tierra y luego quieren que los aplaudamos”, contestó.
El descontento ciudadano es palpable en las calles, en las esquinas, en los taxis colectivos. En cualquier cola la gente se queja en voz alta de la mala gestión del gobierno, la inviabilidad del modelo comunista y reclaman reformas urgentes.
A la mañana siguiente, en todas las plazas del país, miles de trabajadores participaban con desgano en la celebración del 1ro. de mayo. Una puesta escena diseñada por el régimen verde olivo para vender al mundo apoyo popular al castrismo.
De la Plaza Roja de La Víbora se había marchado la cisterna de refresco y a partir de las seis de la mañana fuerzas combinadas de la policía y la Seguridad del Estado merodeaba la zona.
La participación fue escasa. “Cualquier grupo mediocre de reguetón trae más gente a la Plaza Roja que este acto por el 1ro. de mayo”, señalaba un vecino. La mayoría de los convocados eran estudiantes, funcionarios y empleados de empresas cercanas.
Migdalia, arquitecta, considera que el gobierno es muy cínico. "No sé qué podemos celebrar los trabajadores cuando el salario promedio es de ocho dólares y el mínimo ronda los cinco dólares (al cambio en el mercado informal, en estos de momentos de 380 pesos por un dólar), mientras una caja de pollo cuesta el equivalente a 40 dólares y el 80% de los cubanos no desayuna y hace una sola comida al día. No entiendo por qué la gente asiste a esas mascaradas que el gobierno utiliza como un arma propagandística”.
Sergio, licenciado en ciencias políticas, reconoce que disentir en un régimen dictatorial es un proceso muy complejo que puede tener graves consecuencias.
"Las autoridades amenazan con aplicar sanciones que van desde la cadena perpetua a la pena de muerte en los casos de manifestaciones callejeras y otros actos que consideren que atentan contra la seguridad del régimen. Eso no sucede en naciones incluso con democracias defectuosas. Cuba, no se puede olvidar, es el único país del hemisferio occidental donde la oposición política está prohibida y es un delito punible”.
“En la Alemania nazi y en la Unión Soviética los ciudadanos tampoco se manifestaban. En China prácticamente nadie sale a la calle a protestar y en Corea del Norte ni soñarlo. ¿Son pueblos cobardes? No. Es el modelo de sistema donde el control social, la represión y la maquinaria de adoctrinamiento y propaganda somete a la ciudadanía. En los últimos cinco años se ha visto un despertar de la conciencia crítica de los cubanos en contra del estatus quo. El régimen tiene miedo. Por eso intimidan a la población y quieren frenar el descontento con represión y cárcel”, concluye.
El pasado 25 de abril, las autoridades que comparecieron en un programa televisivo recordaron el arsenal de la maquinaria jurídica para acallar el disenso y las manifestaciones en contra de la dictadura. Oficiales del MININT y funcionarios del Ministerio de Justicia dejaron claro que aquellas personas que promuevan o participen en protestas masivas podrían ser acusadas de sedición y ser sancionadas a cadena perpetua o pena de muerte.
Pocos días después, un tribunal de la provincia Camagüey, a 500 kilómetros al este de La Habana, condenó a 14 cubanos que en agosto de 2022 participaron en protestas antigubernamentales en la ciudad de Nuevitas.
Mayelín Rodríguez Prado, 21 años, fue condenada a 15 años de prisión por el delito de sedición y propaganda enemiga solo por grabar y transmitir las manifestaciones en las redes sociales. No le ocuparon armas de fuego, panfletos instigando a realizar actos terroristas ni planificaba un golpe de Estado.
Norge, abogado, aclara que “el propósito de esas sanciones, al igual que los condenados por las protestas del 11 de julio de 2021, son ejemplarizantes y su intención es amedrentar a la población. Son sanciones desproporcionadas que buscan coartar la libertad de expresión y el derecho a manifestarse, un derecho que está recogido en la nueva Constitución. Fidel Castro, por asaltar un cuartel que provocó decenas de muertos y heridos, fue condenado a 15 años de prisión en 1953 y amnistiado a los dos años, en 1955. Ocurrió en la dictadura de Fulgencio Batista. Amenazar con cadena perpetua o pena de muerte e imputar sedición a los ciudadanos que se quejan por la mala gestión del gobierno, los apagones, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, entre otras carencias y que son las causas que provocan esas protestas, simplemente es demencial. Espero que los organismos internaciones se pronuncien”.
Cuba hoy es más dictadura que nunca.