lunes 18  de  marzo 2024
BRASIL

Muchos políticos odian a Rousseff pero ahora quieren imitarla

En Brasilia muchos políticos odian a Dilma Rousseff , pero por estos días la generalidad de ellos quiere imitarla. De hecho, hasta le tienen envidia

Rui Ferreira/Especial

Río de Janeiro.- En Brasilia muchos políticos la odian, pero por estos días la generalidad de ellos quiere imitarla. De hecho, hasta le tienen envidia. Es que la presidenta Dilma Rousseff ha logrado bajar 10 kilos en menos de un mes. Cómo lo ha logrado dejó de ser prácticamente un secreto de Estado cuando un diario local reveló que la mandataria había adherido a la dieta “Ravenna”, creada por el médico y psicoanalista argentino, Máximo Ravenna, que abrió tres clínicas en Brasil.

Ahora Dilma luce mucho más joven para sus 67 años y los políticos comenzaron a mirarse al espejo y a estudiar la dieta, que se basa en un cambio radical en la alimentación. Es así como en Brasilia varios restaurantes están proponiendo un menú estilo “Ravenna” y han cautivado como clientes a toda esa legión de políticos “imitadores” de Dilma en todos los partidos porque eso de ponerse bonito es una aspiración muy pluralista.

“Los restaurantes están llenos. La semana pasada vi como grandes nombres de la política en Brasilia, muy críticos de la presidenta, la están imitando. Es realmente muy gracioso, porque nadie habla directamente del asunto pero cuando llegan al restaurante piden la ‘Dieta Dilma’. Es como un secreto a voces que ha creado una cofradía casi clandestina porque nadie quiere admitir que está imitando a la presidenta”, cuenta a “Diario Las Américas”, la empresaria Marília Guimarães que viaja frecuentemente a la capital brasileña.

La ya conocida como ‘Dieta Dilma’ consiste básicamente en hacer cuatro comidas al día y no comer cada tres horas como preconizan otros métodos para bajar de peso. La clave es que el almuerzo y la cena sean un equilibrio de proteínas y vegetales. El primer plato debe ser casi siempre un caldo caliente que tiene la virtud de calmar al comensal cuando se sienta a la mesa con la ansiedad de no saber cómo perder el peso.

De seguida debe servirse una ensalada verde. “El plato principal tiene que incluir una proteína y un acompañante que puede ser puré de calabaza, suflé de zanahoria o vegetales al vapor. El postre oscila entre una pieza de fruta o una gelatina y se cierra todo con un café sin o con muy poco azúcar. Uno de los objetivos de la dieta es rescatar el concepto de la comida completa evitando el modelo de comida rápida”, explica Moema Soares, una de las directoras de las clínicas Ravenna en Brasil.

La otra gran componente de la dieta es un seguimiento psicológico de la persona para darle a entender de que la dieta es rigurosa y no hace daño. “Desayuno, almuerzo, merienda y cena. Eso es todo. Nada más”, agrega Soares al tiempo que añade la necesidad de completar todo eso con un ejercicio diario, “nada complicado, un poco de jogging, ejercicios básicos como planchas y abdominales. Pero, sobre todo, no preocuparse con el resultado ni el tiempo en que va a tardar en enmagrecer. Lo importante es tener disposición y compenetración”.

Y ha sido precisamente con 10 kilos menos que Dilma ha tomado este miércoles una de las más importantes decisiones políticas de su presidencia. La mandataria ha transferido la articulación de sus políticas al vicepresidente Michel Temer, que pertenece al PMDB, el otro partido que se unió al Partido de los Trabajadores para formar Gobierno. O sea, el vice ahora es el encargado de implementar lo que ella decida, con todas sus consecuencias.

Es una decisión importante porque la presidencia brasileña es una de las más “fuertes” del mundo, otorga muchas prerrogativas a los mandatarios y, tradicionalmente, estos han sido muy renuentes en abdicar de sus poderes claves. En este caso, a Dilma no le quedó otra alternativa, cuando se percató que estaba perdiendo apoyo entre los diputados y senadores del PMDB, por la serie de denuncias de corrupción que han sacudido su presidencia.

Pero además de esto, el vicepresidente vio reforzados sus poderes después que Dilma acabó con el ministerio de Relaciones Institucionales y colocó esa responsabilidad en las manos de Temer. Todo esto constituye un aumento de la influencia política del PMDB que también controla la presidencia del senado y del parlamento. 

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