TEHERÁN — Irán insistió el sábado en que cualquier nuevo acuerdo nuclear debe respetar su derecho, conforme al Tratado de No Proliferación, a enriquecer uranio con fines pacíficos, rechazando las exigencias de Estados Unidos de detener dicho proceso.
"Quisiera enfatizar que en cualquier solución negociada, deben respetarse los derechos del pueblo iraní en materia nuclear, incluido el derecho al enriquecimiento", declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, ante diplomáticos en Teherán.
"No aceptaremos ningún acuerdo que no incluya el enriquecimiento", subrayó.
"Una nueva forma"
Irán declaró estar dispuesto a cooperar con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) bajo "una nueva forma", al tiempo que reafirmó su compromiso con una solución diplomática para resolver las disputas relacionadas con su programa nuclear.
Estas declaraciones fueron realizadas por el jefe de la diplomacia iraní, Abás Araqchi, tras los bombardeos israelíes y estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes durante la reciente guerra desencadenada por un ataque sin precedentes de Israel (entre el 13 y 24 de junio).
Israel afirmó haber lanzado ese ataque para impedir que su enemigo jurado se dotara de la bomba atómica, algo que Teherán negó tener.
"Nuestra cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) no se interrumpió, pero adoptará una nueva forma", indicó Araqchi ante diplomáticos extranjeros en Teherán.
Irán, que considera que el OIEA tiene parte de responsabilidad en los ataques de junio contra sus instalaciones nucleares, suspendió oficialmente a principios de julio toda cooperación con el organismo nuclear de la ONU, tras la aprobación de una ley en el parlamento.
"De acuerdo con esta ley, toda nuestra cooperación con el Organismo será gestionada a partir de ahora por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional", de Irán, añadió.
Irán "sigue dispuesto a generar confianza a través de la diplomacia, pero, antes, nuestros interlocutores deben convencernos de que realmente desean la vía diplomática y no que ésta sirva para encubrir otros objetivos", subrayó.
Estados Unidos calificó a principios de julio como "inaceptable" la decisión de Irán de suspender su cooperación con el OIEA.
Tras el estallido del conflicto entre Israel e Irán, las negociaciones iniciadas en abril entre Teherán y Washington sobre el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones económicas fueron suspendidas.
El sábado Irán anunció que estudiará los detalles para una posible reanudación de estas negociaciones.
Línea roja
El 22 de junio, Estados Unidos bombardeó el sitio subterráneo de enriquecimiento de uranio de Fordo, al sur de Teherán, así como instalaciones nucleares en Isfahán y Natanz (centro). Se desconoce el alcance exacto de los daños.
A principios de julio, un equipo de inspectores del OIEA abandonó Irán para regresar a la sede de la organización en Viena, tras la suspensión de la cooperación por parte de Teherán.
El jefe del OIEA, el argentino Rafael Grossi, reiteró "la importancia crucial" de retomar con Irán las conversaciones sobre las condiciones necesarias para reanudar "sus indispensables actividades de supervisión y verificación lo antes posible".
Durante la guerra, Israel llevó a cabo cientos de ataques contra sitios nucleares y militares iraníes.
Irán, que defiende su derecho a enriquecer uranio con fines civiles, respondió lanzando misiles y drones contra Israel. El país está adherido desde 1970 al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
Estados Unidos e Irán siguen profundamente divididos sobre la cuestión del enriquecimiento de uranio. Teherán lo considera un derecho "no negociable" para desarrollar un programa nuclear civil, mientras que Washington lo ve como una "línea roja".
El sábado, el jefe de la diplomacia iraní reiteró la oposición de su país a cualquier prohibición de enriquecer uranio en un eventual acuerdo para regular su programa nuclear.
Según el OIEA, Irán es el único país no poseedor de armas nucleares que enriquece uranio a un nivel elevado (60%), muy por encima del límite del 3,67% establecido por el acuerdo internacional de 2015 con las grandes potencias, del cual Estados Unidos se retiró en 2018, durante el primer mandato de Donald Trump.
Para fabricar una bomba, el enriquecimiento debe alcanzar hasta el 90%.
FUENTE: Con informaciòn de Europa Press y AFP