LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial
Para algunos analistas, la futura sede del monocorde y amaestrado Parlamento encierra pistas interesantes
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial
Ya el ala norte del Capitolio Nacional se encuentra casi completamente restaurada. Ahora los andamios cuelgan en la parte sur de la colosal edificación.
Parcialmente se han rescatado los hermosos jardines colindantes y sus farolas de hierro cincelado. El ajetreo de operarios y especialistas es constante.
Los tramos del Paseo del Prado aledaños al Capitolio fueron remozados. El nuevo pavimento es de hormigón fundido y se prohibió el estacionamiento de vehículos. También se plantaron decenas de palmas y luminarias.
Hace tres meses, la estatal Agencia Cubana de Noticias informó que a principios de abril de 2016 la Asamblea Nacional del Poder Popular ocuparía el ala norte del edificio, pero esto no se ha confirmado.
Ileana Mulet, jefa del Grupo de Inversiones Prado, de la Oficina del Historiador, citada por la prensa oficial, señalaba que ya estaba lista una parte de la planta baja, y el tercer y cuarto nivel contaban con climatización gracias a un proyecto que no afecta la estética de los salones.
Mulet aclaró que esa ala cuenta con los sistemas de seguridad adecuados para una edificación de su tipo, no solo de detección de incendios e intrusos, sino también con un circuito cerrado de televisión.
En el hemiciclo, espacio donde estarán los diputados de la Asamblea Nacional -que sesiona apenas dos veces al año-, cada uno de los puestos tendrá traducción simultánea, votación electrónica, telefonía e internet, adelantó la especialista a cargo de la inversión.
Los materiales para la restauración en un 90% son importados, principalmente mármoles de Italia, y eso "atenta en muchas ocasiones contra la velocidad de ejecución de las obras", comentó la ingeniera.
El proceso de restauración debe concluir en 2018, aunque Mulet reconoció que las obras "presentan un gran atraso". Será la Oficina del Historiador de la Ciudad la encargada del mantenimiento y conservación de la edificación.
Un carpintero ebanista que labora en la obra considera que en el mejor de los casos, la fecha de terminación del Capitolio “pudiera ser para mediados de 2019 o incluso principio de 2020”.
La historia
El Capitolio Nacional de Cuba se construyó en cuatro años, bajo la dirección del arquitecto Eugenio Raynieri Piedra, por encargo del entonces presidente cubano Gerardo Machado. Fue inaugurado el 20 de mayo de 1929 y estaba destinado a albergar las dos cámaras del Congreso o cuerpo legislativo de la República.
Inspirado en el Capitolio de los Estados Unidos, el inmueble presenta una fachada neoclásica y una cúpula que alcanza los 91,73 m de altura. Situado en el centro de la capital, flanqueado por las calles Prado, Dragones, Industria y San José, el Capitolio marcaba el Kilómetro Cero de la Carretera Central, que con una longitud de 1,139 kilómetros, fue construida entre 1927 y 1931.
Después que Fidel Castro tomara el poder, en enero de 1959, el Congreso fue disuelto y transformado en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente anexo a la Academia de Ciencias.
Para algunos analistas, la futura sede del monocorde y amaestrado Parlamento encierra pistas interesantes.
En 1958 el poder legislativo de la Isla estaba compuesto por dos cámaras, la de Representantes y el Senado, que contaba con 54 senadores, 9 por cada provincia, que entonces eran seis (Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente). La cámara de Representantes tenía uno por cada 35 mil habitantes o fracción superior a 17, 500 habitantes. Entre ambas cámaras sumaban unos 220 miembros (la población era de 6 millones de habitantes).
La actual Asamblea Nacional del Poder Popular tiene 612 diputados, para una población de poco más de once millones de personas. Pero la lista no cuadra con el billete.
El hemiciclo de la Cámara de Representantes solo contaba con 200 asientos. Si, según especialistas de la Oficina del Historiador que dirige Eusebio Leal, las reformas del Capitolio se viene ejecutando sin violentar su diseño original, la pregunta del millón de dólares es cómo trabajarán, porque 412 diputados no tendrían donde sentarse.
Es evidente que el actual Parlamento está sobregirado. Proporcionalmente es mayor que el legislativo de China, una nación con más de mil trescientos millones de habitantes.
Desde hace tres años, en las alcantarillas del poder se viene cocinando una nueva Ley Electoral y que se supone reduciría el número de diputados y ampliaría sus prerrogativas y autonomía.
De momento, todo son especulaciones. Otro punto que llama la atención es la manera en que sesionaría el Parlamento. Cuando el Capitolio era el asiento del legislativo republicano sus sesiones eran abiertas y públicas.
La mudanza
Incluso en la Constitución de 1976, un calco de la Carta Magna soviética, se contemplaba la asistencia de público a las sesiones, algo que jamás ocurrió.
No son las únicas interrogantes. ¿La mudanza al Capitolio tendrá que ver con las reformas a la Constitución de la que tanto se rumora?
Hay varios hechos que coinciden. Raúl Castro se retira en febrero de 2018. Probablemente antes de que el Capitolio comience a funcionar a plenitud.
Por falta de transparencia, las líneas maestras de la política cubana se convierten en un acertijo.
Lo que sí parece evidente es que el modelo autocrático en la Isla puede perdurar más allá de los hermanos Castro.
Con Capitolio o sin Capitolio.
LEA TAMBIÉN: