Con un arnés y un casco, Kevin Schmidt asciende a lo alto de torres de telecomunicaciones de hasta 457 metros para realizar una tarea que, por cotidiana que suene, requiere nervios de acero: sustituir una bombilla de señalización aérea. Por cada uno de estos ascensos, cobra alrededor de 20.000 dólares, lo que suma unos 44.000 dólares, ya que las luces se cambian cada seis meses, tal y como recoge Business Insider.
Schmidt trabaja como técnico especializado para Vikor, una empresa centrada en la construcción y mantenimiento de infraestructuras de telecomunicaciones. Su puesto le obliga a realizar tareas en todo tipo de estructuras, desde azoteas de edificios hasta torres de transmisión que superan con creces la altura de la Torre Eiffel.
Su historia, aunque no es nueva, ha vuelto a circular por redes sociales tras viralizarse un vídeo en TikTok que muestra su día a día a vista de dron.
UN TÉCNICO CON LOS PIES EN LA TIERRA
Uno de los episodios más llamativos de su carrera, tuvo lugar en Salem, Dakota del Sur, cuando escaló una torre de televisión de 457 metros para sustituir una bombilla de señalización aérea.
Según informó USA Today en 2015, el dispositivo fundido formaba parte del sistema obligatorio de aviso a aeronaves, regulado por la Administración Federal de Aviación (FAA), que establece una zona de exclusión de 152 metros en torno a estas estructuras. Dado que no era posible realizar la operación con aeronaves, el ascenso tuvo que hacerse manualmente.
Acostumbrado a este tipo de intervenciones, Schmidt no imaginaba que aquella hazaña llegaría a viralizarse. El vídeo que documenta el ascenso, grabado con un dron por un compañero de trabajo, superó en su momento el millón de visualizaciones en YouTube y ha vuelto a cobrar protagonismo recientemente en TikTok.
RIESGO, COMPAÑERISMO Y VISTAS INIGUALABLES
Antes de trabajar colgado a cientos de metros de altura, Schmidt fue administrador de red en una base aérea. Entró en Vikor sin experiencia hace más de 17 años y, desde entonces, ha ido ascendiendo en la empresa hasta convertirse en jefe de equipo y responsable técnico.
En un vídeo publicado en Youtube por la propia compañía, relata que lo que más le entusiasma del trabajo es su diversidad: "Un día estás a seis metros sobre una azotea, y otro, a más de 600 metros cambiando una bombilla".
A pesar del vértigo que provocan sus ascensos, Schmidt se muestra tranquilo y orgulloso de su trabajo. En el mismo vídeo, subraya que la clave para desempeñar este oficio no está solo en la resistencia física, sino en la preparación, la dedicación y, sobre todo, la unidad del equipo. "La unidad del grupo es clave. Sin eso, los chicos no encajan. Y esa es una de mis partes favoritas: cómo todos aquí encajamos", afirma.
Añade que el compañerismo en la empresa pesa más que cualquier sueldo: "Todo el mundo hará lo que pueda por ti, y eso para mí significa más que cualquier cantidad de dinero que puedas ganar en cualquier otro lugar".
Aunque admite que no es fácil encontrar personas dispuestas a trabajar a esas alturas, Schmidt anima a quienes no tengan miedo a las torres a considerar esta profesión.
En declaraciones recogidas por USA Today, destaca lo que él considera una de las mayores recompensas del trabajo: "La vista es inmejorable, y no hay mayor sensación de paz que estar a 457 metros de altura, solo".
FUENTE: EUROPA PRESS