miércoles 23  de  julio 2025
TALENTO

Mariana Córdoba redefine el arte como un acto de memoria, libertad y renacimiento

Desde Miami hasta Londres, la colombo-estadounidense ha construido un estilo propio que trasciende fronteras

Diario las Américas | CAMILA MENDOZA
Por CAMILA MENDOZA

Entre dos mundos -Colombia y Estados Unidos- y con el corazón puesto en los muros urbanos que narran historias invisibles, Mariana Córdoba ha aprendido a construir con capas, silencios y colores una carrera artística profundamente intuitiva, honesta y en plena expansión internacional.

Graduada del prestigioso Royal College of Arts de Londres, con exposiciones en Miami, Buenos Aires, Madrid y Santander, y representada por Steven G. Interiors en Miami, Mariana es mucho más que una artista abstracta. Es una migrante que ha convertido la nostalgia, el duelo, el juego y la memoria en un lenguaje visual que trasciende las palabras.

Un alma repartida entre países, colores y texturas

Nacida en una familia colombiana y criada en Miami, Mariana se define como una mujer entre dos mundos. “Pinto con colores vibrantes y brillantes que se relacionan con mi herencia. Mi crianza influye mucho en mi arte y en mi forma de pintar”, declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS.

Su estilo no responde a fórmulas comerciales. Por el contrario, su proceso creativo se asemeja al desgaste natural de un muro urbano: capas que se acumulan, se raspan, se reconstruyen. Así, su obra parece absorber las ciudades donde habita o expone:

“Cuando trabajé en España, usé más tonos tierra porque sentía que conectaban mejor con el entorno. Cada ciudad me da una paleta distinta”, declaró la joven que asegura que el arte se cruzó en su camino de forma inesperada. “Cuando trabajé en España, usé más tonos tierra porque sentía que conectaban mejor con el entorno. Cada ciudad me da una paleta distinta”, declaró la joven que asegura que el arte se cruzó en su camino de forma inesperada.

“Era una estudiante indecisa yendo en Uber cuando el conductor me dijo que tenía 20 segundos imaginarios para decidir qué quería hacer con mi vida. Dije ‘arte’. Al día siguiente cambié mi carrera”, narró la artista que asegura que desde entonces, no ha mirado atrás.

Blue: el dolor transformado en belleza

Su serie actual, Blue, es quizás su obra más personal. Nació tras la pérdida de su perro -llamado justamente Blue- y de ese duelo emergió un universo de tonos y emociones: “Usé todos esos tonos de azul, incluso púrpuras y verdes, para crear nuevas gamas de color. Cuando pintas desde el dolor, pero con estructura, surge algo muy poderoso”, compartió.

En otras obras como Dear Virginia, Mariana recuperó una carta que escribió a su madre cuando tenía ocho años. A partir de los garabatos infantiles al pie del papel, nació una obra íntima que, según confiesa, “fue una reconciliación con mi madre y conmigo misma”.

Y fue también en el Royal College of Arts donde descubrió que lo que hacía tenía nombre: escritura asémica, una forma de expresión que no tiene significado compartido, pero transmite desde la intuición.

“Cuando pinto no siento que pinté, siento que escribo. Es como un ritual, como si el lienzo fuera mi papel”.

La intuición como guía, el trabajo como disciplina

Mariana pinta desde la intuición, pero su proceso está lejos de ser improvisado. “Mezclo los colores antes de pintar y visualizo dónde irán. La pintura cambia constantemente y tú debes adaptarte a ella. Aprendí que hay que confiar”.

Ha expuesto en ferias como JustMad Madrid y Scope Miami, y ha sido parte de colecciones permanentes como la Fundación Canaria para el Desarrollo de la Pintura en España. Sin embargo, reconoce que el camino ha sido desafiante:

“Siento que he puesto un pie en la puerta, pero aún me queda mucho por recorrer. El mayor logro ha sido graduarme en el Royal College of Arts y saber que mis obras viven en diferentes partes del mundo”.

Si pudiera hablar con esa niña que llenaba cartas con dibujos, le diría algo simple y profundo: “Nunca dejes de dibujar. Me encanta cómo dibujan los niños, es tan puro, tan hermoso”.

Y a los artistas migrantes que buscan abrirse camino, les deja un mensaje claro: “No te rindas. El éxito no llega de la noche a la mañana. Sigue creando. Una obra al día, si puedes. El talento crece con la práctica. Si no haces arte, no podrás ser bueno. Crear es el único camino”, finalizó.

Mariana no oculta sus metas. Sueña con exponer en el Art Basel de Miami, Suiza o Hong Kong. Y quizá, algún día, en el Pérez Art Museum. Hasta entonces, sigue escribiendo -con colores, texturas y silencio- un lenguaje que, sin decir palabras, lo dice todo.

Para saber más de Mariana Córdoba visita el sitio web www.marianacordoba.art

Camila Mendoza

IG: @camilamendozaa

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