CIUDAD DE MÉXICO.- Flores de cempasúchil y papeles de vivos colores adornan la ofrenda de muertos monumental en el Zócalo de la Ciudad de México. Esta vez, en medio de las decenas de calaveras que forman parte de la decoración y que visten atuendos típicos mexicanos, algunas lucen cascos y chalecos de seguridad.
"Después de los eventos del 19 de septiembre, la ofrenda se imprimió de una celebración solemne", explicó el escultor, grabador y diseñador Joel Rendón, uno de los encargados de elaborar el inmenso altar de muertos que cada año se exhibe en el centro de la capital.
El 19 de septiembre un terremoto de magnitud 7.1 sacudió el centro y el sur de México y dejó 280 muertos en la capital y otros 90 en el resto del país. El altar de muertos de este año está dedicado a ellos y a los cientos de rescatistas y voluntarios que con cascos, chalecos, palas y picos, trabajaron día y noche para remover escombros de los edificios que cayeron y salvar vidas.
"Los personajes de su pieza hablarán sobre los sucesos del 19 de septiembre a través de calacas (esqueletos) que representan a esta sociedad emergente y colaborativa", agregó Rendón durante la presentación de la ofrenda del Zócalo.
La ofrenda del día de muertos, también conocida como "altar de muertos", es uno de los elementos fundamentales de la festividad del Día de Muertos en México. Aunque se celebra el 2 de noviembre, los festejos se inician un día antes para recordar a los niños que han muerto.
Estos altares u ofrendas buscan honrar a quienes partieron al "más allá" y se preparan en cada casa, en parques, museos, etc. Aunque cada familia tiene su propia versión y, además, su elaboración varía dependiendo de la región, generalmente se colocan velas, agua, calaveritas de azúcar, sal, el tradicional pan de muerto y fotografías de los difuntos.
También se suele poner chocolate y alguna comida o platillo favorito de la persona a la que se recuerda. Los altares se adornan con flores, comúnmente con cempasúchil, una flor de tono amarillo o naranja intenso, típica de esta festividad.
La tradición de festejar la muerte en México proviene de la época prehispánica. La festividad fue incluida en 2008 por la Unesco en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El altar del Zócalo tiene todos esos elementos y más. Los grandes esqueletos de papel maché vestidos como brigadistas tienen el puño en alto, un gesto que se usó por los rescatistas para indicar el hallazgo de un sobreviviente durante sus labores y que se convirtió en el símbolo de esperanza.
Pero no toda la ofrenda recuerda la tragedia del sismo. Los artistas encargados de su diseño y elaboración querían representar a "un pueblo en fiesta", como indicó el alcalde capitalino, Miguel Ángel Mancera. El mensaje no es solo de duelo por los que se fueron, sino que en medio de la tragedia, México "sigue de pie".
Para esto, la monumental ofrenda combina elementos del México prehispánico y de la modernidad. Calaveras vestidas como charros o mariachis, con trajes típicos y flores en la cabeza, pero también montadas en bicicletas o con disfraces coloridos y llamativos.
"En la Ofrenda tenemos la tradición, pero revisada, actualizada y reinterpretada por quienes participamos", dijo Luis Rodríguez, director artístico de la "megaofrenda", como se le llama en las redes sociales.
En el monumento destacan los tonos morados, negros, blancos y naranjas. Los adornos están dispuestos en toda la plaza, cubierta por un "techo" de celosía cortada en forma de tapetes, otro elemento típico de esta celebración.
Además de las esculturas encartonadas, se prepararon altares que representan tumbas y cruces, así como dos grandes alfombras de aserrín de colores que forman las figuras de cráneos.
Esta ofrenda monumental estará abierta al público de forma gratuita hasta el 4 de noviembre. Desde el sábado, cientos de personas pasean entre las esculturas, tomando fotos o simplemente admirando el trabajo de los artistas involucrados en el trabajo.
FUENTE: dpa/Carmen Peña