En medio de un debate sobre la eficacia real de las sanciones, los analistas sostienen que alcanzar la “normalización” de la situación política, objetivo principal de una sanción, puede llevar más tiempo.
“Nicolás Maduro se encuentra debilitado políticamente y extrema la represión contra todo lo que lo pueda amenazar”, afirman. Y mencionan, como ejemplo, la “persecución” contra la estructura del dólar paralelo, cambio no oficial, que operó durante años sin asedio.
Fin de Chevrón en Venezuela
Pero, las medidas en un contexto de creciente inflación y devaluación del bolívar (moneda de Venezuela) agravarán la debilitada economía, en medio del nivel más bajo del uso de divisas (15%) en transacciones en seis años, según el estudio más reciente sobre dolarización de la consultora internacional Ecoanalítica.
Desde el 28 de mayo pasado, el gobierno de EEUU autorizó a la empresa Chevron a prestar “operaciones mínimas” en los campos de petróleo de Venezuela hasta julio, luego de no renovar la Licencia General 41B que le permitía producir y comercializar el petróleo y que expiró el día anterior.
La decisión anunciada por el Departamento de Estado, como parte de su política de sanciones, busca impedir al régimen de Maduro “cualquier tipo de fondos que puedan llevar a la opresión del pueblo venezolano”, según la portavoz adjunta Mignon Houston.
Las divisas escasean principalmente en el sector privado y laboral, en una economía que se dolarizó como una salida a la crisis de 2018 y 2021, pero que hoy no encuentra atajos.
El tipo cambio de la divisa del Banco Central pasó de 36,5 a más de 97 bolívares por dólar en un año, mientras Maduro decidió aumentar la tasa impositiva en 378%, así como el cobro de impuestos y servicios, para financiarse.
Es el efecto de las sanciones que más se resiente.
Economía afectada
“Esto es como el dolor que tiene sus intensidades, hay unos muy sencillos y otros profundos”, afirmó el economista Asdrúbal Oliveros, socio director de la consultora internacional, en una entrevista para ilustrar la situación de las licencias que se ha gestado en los últimos años.
Sin embargo, afirma que lo que se verá sin la licencia de Chevron es “la aceleración de la inflación y devaluación”.
“Ahora hay una merma en el flujo de ingresos, con lo cual la gente que gana en bolívares, que es lo que predomina en la actualidad, va a sentir que su poder adquisitivo es insuficiente”, señala.
Chevron, que controló el 22% de la producción petrolera, suministró la cuarta parte de los dólares utilizados para las importaciones del sector privado. Además, aportó a la banca 200 millones de dólares en marzo para la oferta de divisas en el mercado cambiario.
Oliveros añade que la capacidad de sobreponerse a la devaluación será menor.
“Nuestro estimado para el cierre de 2025 es que la inflación estará por encima de 189% mientras que en 2024 terminamos en 45%”, aseguró al comentar el impacto de las medidas de Trump.
Sanciones con licencias
La no renovación de la licencia general de Chevron significa que la petrolera estadounidense no podrá producir ni comercializar ni pagar regalías a la estatal PDVSA por el crudo, como lo venía haciendo desde 2022.
De acuerdo con informaciones, la producción de la empresa representó hasta abril 240,000 barriles de crudo diarios y su cese junto a otras operadoras europeas como ENI, Repsol y Maurel & Prom, significa una caída de cerca de 50% de la producción petrolera.
Las sanciones en la industria petrolera y sus efectos no son nuevos. Desde 2017, cuando EEUU comenzó la imposición de las primeras sanciones financieras, estas afectaron la producción —no la comercialización entre ese país y Venezuela—.
“El acceso a crédito por parte de PDVSA se hizo más complicado, no solo al crédito financiero sino también con proveedores, clientes y socios, algo que es fundamental para el mantenimiento de los niveles de producción de cualquier empresa”, señala el economista y profesor Luis Oliveros, en un trabajo sobre el efecto de las sanciones financieras y petroleras sobre Venezuela.
Desde 2017 hasta 2020, la producción tuvo una caída promedio mensual de casi cinco veces lo ocurrido en el período pre-sanciones que fue de 1%. “Si no se hubiesen impuesto las sanciones sectoriales, hasta 2020 PDVSA habría recibido ingresos adicionales por 30,949 millones de dólares”, aseguró.
Mercado más restringido
Aunque el régimen de Maduro trata de minimizar el impacto y asegura que aún sin licencias los ocho campos petroleros donde operaban las empresas “están en plena producción”, las sanciones exponen a la casa matriz estatal a nuevas dificultades en su operación.
Según el ejecutivo de Ecoanalítica, PDVSA vende el 30% del petróleo con descuento debido a su naturaleza (baja calidad) y el 70% restante lo tendrá que colocar principalmente en Asia (China, India, e Irán).
“Además del descuento natural, eso implica un descuento más agresivo porque Venezuela está sancionada y tiene que vender el petróleo en condiciones opacas, utilizando intermediarios y pagos en efectivo, y no hay mucho control sobre eso”, advierte Asdrúbal Oliveros.
“Lo que vamos a ver ahora es que el 100% de la producción va a estar en estas condiciones de restricciones, por lo tanto significa una merma. El descuento es mayor en toda la producción y si a eso se suman los aranceles secundarios de 25% que impondría EEUU al país que compre crudo de Venezuela, los incentivos para comprar en forma directa disminuyen significativamente”, precisa.
Además, el economista aclara que la producción petrolera de Venezuela no va a desaparecer.
“Venezuela venderá petróleo principalmente en Asia, pero tendrá que hacerlo con un descuento mayor que puede estar entre el 40% y 50% y eso implica una merma global —sumando las empresas petroleras, el arancel secundario, todos los factores— superior a los 8 mil millones de dólares, que podrían representar alrededor del 42% de los ingresos previstos para este año 2025. Y eso es un efecto importante”, indica.
A este escenario, Oliveros añade un factor importante. Lo que PDVSA produzca lo tiene que vender porque no tiene capacidad de almacenaje y eso puede obligar a ajustar los precios por debajo.
“No se puede parar la producción petrolera que es continua los 365 días del año y resulta más costoso detener y volver a empezar”, comenta.
Según el economista, en el contexto de eliminación de licencias petroleras y restricción de divisas “se exacerban los controles y la penalización de la actividad económica, lo que va a provocar escasez y el regreso a los mercados negros de bienes y servicios”.
Sin embargo, no descartó “licencias más duras” por parte de Trump.
FUENTE: Con información de los economistas Asdrúbal Oliveros en Unión Radio, y Luis Oliveros