No nos oponemos al diálogo como camino cristiano; nos oponemos a esta caricatura de diálogo que nos ofrecen: sentarnos con quienes han destruido vidas, instituciones y futuro, mientras continúan encarcelando, torturando, persiguiendo y robando. Eso no es diálogo, Santo Padre, eso se llama cómplice ceremonia de la impunidad.